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Conchi López | Rectora de la Universidad de Cantabria
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Conchi López | Rectora de la Universidad de Cantabria
«Espero ver construida la parcela de Los Castros, es un compromiso casi personal»La primera semana de Conchi López (Santander, 1964) al frente de la Universidad de Cantabria (UC) ha concluido con muchos trámites, comparecencias, ruedas de prensa, ... firmas y formalidades ya superados. «Con todo funcionando perfectamente y empezando ya con los nombramientos de los segundos niveles, que están ya muy avanzados», confirma la rectora, la primera en la historia de la institución. Desde su toma de posesión, el pasado 14 de febrero, es probable que no haya habido apenas respiro para ella y para su equipo. López ha protagonizado estos días numerosos actos dentro y fuera del campus, que ha compartido en sus redes sociales, una nueva y amplia ventana a sus rutinas como máxima responsable del campus público.
A buen seguro, esta nueva ventana forma parte del cambio –que no revolución– que López y su equipo quieren imprimir a la UC. Un «cambio de paso»; un cambio «sin prisa pero sin pausa», que incidirá en plantillas, alumnado y sociedad; un cambio que supone, necesariamente, «abrirse más a nuevas iniciativas, abrirse a repensar cómo estamos funcionando internamente», reflexiona López en su despacho del pabellón de gobierno. Es temprano y la nueva rectora vuelve a tener hoy una agenda bastante intensa. «Y luego hay una cosa importante: cuando cambiamos las personas cambian las formas de hacer», añade.
Ante sí, la nueva rectora tiene seis años de mandato. Hay asuntos que ta está definiendo junto con su equipo, como la convocatoria de la oferta pública de empleo del año pasado -«nuestra prioridad es sacar lo que ha quedado parado; son plazas que llevan prácticamente un año esperando y necesitamos sacarlas urgentemente»- y otros que, «soy consciente», le tomará más tiempo concretar. Lo esencial, incide, es saber «en qué dirección queremos ir». Es la clave de su gobernanza. ¿E imaginaría la bachiller Conchi López, pisando por primera vez el campus de la UC para hacer la Selectividad, qué dirección iba a tomar su carrera profesional con el paso de los años? Ni de lejos. Ni siquiera la Facultad donde se licenció estaba aún totalmente rematada. «Pero al final, la universidad te acaba construyendo como persona, y, luego, cuando te quedas a trabajar, también», revela.
Entre aquel día en que López pisó el campus y esta mañana de febrero, media tiempo, y media la formación especializada, median los cargos de gestión, las estancias, los proyectos de investigación, los premios, los amigos, «algunas cosas muy exigentes, y otras muy buenas». López se propone que todo ese bagaje tenga reflejo en su gestión. Por lo pronto, quiere poner toda su experiencia y relaciones en el campo de la empresa al servicio del campus. «El foco de trabajo está claro».
–Un mes después de las elecciones, ¿qué relectura hace de los resultados de las votaciones, sobre todo, del apoyo mayoritario que le dio el profesorado a todo los niveles?
–Que realmente había ese sentimiento que nosotros percibíamos de que era necesario un cambio de paso. Estamos preparándolo todo para empezar a tomar esas decisiones sin volvernos locos, sin prisa pero sin pausa. Pero era un sentimiento muy compartido, y para eso valen las elecciones y los procesos democráticos: cada uno podemos tener nuestra visión, pero hay que pulsar realmente cuál es el sentido de toda la comunidad.
–Por empezar con un asunto de importancia, ¿cómo quieren combatir la burocracia y aterrizar el gran objetivo de la simplificación administrativa?
–Vamos a trabajar a varios niveles. Por un lado está la parte de gestión de personal, de contratación y demás, que es un ámbito en el cual sí que hay mucha normativa interna. Hay que diferenciar dos niveles: la normativa externa y las restricciones que tenemos por administración pública, las normas que nos rigen; y la normativa interna. En la parte de profesorado, vamos a empezar a trabajar y a revisar algunos de los procedimientos. Ahí tenemos la sensación de que existe bastante potencial para simplificar desde el principio, al menos para repensar cómo se hacían las cosas. Y luego desde la Secretaría General, ya lo anunciaremos, se va a preparar un espacio donde el propio personal de la UC pueda hacer sugerencias de cosas que se pueden modificar. Muchas veces es el propio personal o los usuarios quienes tienen las alternativas. Y esto coincide o está alineado con nuestra idea de dar más participación a las personas. Vamos a tener que trabajar largo y tendido, hay restricciones legales y también muchas inercias.
–¿Es una forma de de proceder muy cultural, no?
–Sí, somos herederos del derecho romano y eso nos condiciona mucho. Hay muchos estudios al respecto, sobre cómo funcionan en los países que vienen del derecho anglosajón, que está basado más en la jurisprudencia, y el derecho romano, el nuestro, que está basado en la normativa. Tendemos a legislar demasiado y a normativizar demasiado. Y ahora yo creo que tendríamos que poner menos el peso en ese aspecto y legislar solamente lo que sea imprescindible. Y lo que haya que legislar o normativizar, hacerlo lo más sencillo posible y repensando también. Me parece que es importante repensar por qué pedimos determinados trámites, si realmente eso es imprescindible y qué valor aporta.
–«Actualización de la oferta docente». ¿Se puede afinar más la idea? ¿Se trata de nuevos títulos?
–A corto plazo lo primero que tenemos que hacer es poner en marcha el plan docente del año que viene, que vamos con retraso. Vamos a convocar una reunión con los decanos para empezar a hablar sobre cómo vamos a organizar todo este proceso. Hay centros que ya tienen propuestas, que llevan meses trabajando en ellas, y habrá que analizarlas internamente y también con la Consejería, porque al final en el contrato-programa hay previstas opciones de financiación para esos nuevos grados, pero tiene que ser algo pactado con ellos. Probablemente la primera semana de marzo vamos a tener un primer contacto con los decanos para empezar a transmitirles nuestra idea sobre cómo organizarlo. Tenemos que hacer a corto plazo el plan docente del año que viene, pero al mismo tiempo queremos que se empiecen a plantear propuestas del medio plazo.
– ¿En qué consiste el plan docente?
– Hacemos una planificación detallada de las asignaturas, los horarios, qué profesores las van a impartir... En función de eso luego hay que asignar las aulas, hacer los horarios, contratar personas donde sea necesario. Es la planificación de la docencia del año siguiente. Es un trabajo, pues, importante y que además tiene consecuencias en cascada, que acaban al final en la contratación de las personas que sean necesarias.
Hay que preparar ahora el curso 2025-26 y ahí va haber algún pequeño cambio, pero todos los procesos de cambio que implican modificar un plan de estudios o poner en marcha uno nuevo no lo decide solo la Universidad ni la Consejería, sino que tienen que pasar por la agencia de calidad, la Aneca. Es un proceso que lleva tiempo
– Mencionó en su toma de posesión que la UC tiene que repensarse, buscar otras opciones de desarrollo y soluciones audaces. ¿Hasta dónde?
–Tiene que ver obviamente con la oferta docente, con las plantillas y también con la investigación y la transferencia. Hay que reestructurar cómo se hace internamente el trabajo en el ámbito de la investigación, y ahí el Vicerrectorado ha avanzado muy deprisa y creo que vamos a tener muy pronto todo cerrado. Y hay que avanzar también en generar incentivos para que se consigan más proyectos. Se consiguen muchos proyectos en la UC, pero creemos que tenemos potencial, sobre todo en algunos ámbitos, para captar más a nivel internacional. También están trabajando ya [en el área de] Internacional, con la de Investigación para, con los recursos que tenemos, cambiar ahí el apoyo que se da a los investigadores para captar una mayor cantidad de proyectos en otros niveles. Es potenciar una capacidad que tenemos muy desarrollada y crecer más.
Y lo mismo en el ámbito de la transferencia: todo lo que es la acción hacia el entorno empresarial regional también queremos darle un impulso importante. La relación con las grandes empresas multinacionales siguen su propio dinámica, pero, a parte de la internacional, queremos también poner el foco y hacer un trabajo con la transferencia a nivel del tejido productivo local, regional.
– Es el ámbito académico del que usted viene y eso puede ser un plus.
–Es mi ámbito la gestión empresarial. Junto con el Vicerrectorado de Transferencia, tenemos un foco muy claro del trabajo que hay que hacer con Sodercan, con las empresas..., vamos a procurar hacer iniciativas. Y todo coordinado, porque la relación con las empresas está en Transferencia, pero también el COIE (Centro de Orientación e Información de Empleo de la UC), que gestiona las prácticas. Darle un un impulso a todo esto va a ser muy importante y eso es una de las cosas que me que me gustará mucho hacer.
–¿Había que relanzar esta área?
–Pensamos que hay que darle un 'twist', darle una vuelta de tuerca y ver cómo se potencia y cómo tratamos de hacer una aproximación a las empresas, quizá más 360º, más global. Eso al final repercute en la calidad de la formación de los estudiantes y en poder tener mejores iniciativas empresariales en la región...
–Al final es fijar nuevas sinergias...
–... que pueden ir a través de micro credenciales; de buscar proyectos más de transferencia de conocimiento que permitan ayudar a las empresas con determinados desafíos; de colaborar con las asociaciones... Hay un ámbito de colaboración muy importante, hay conocimiento en la universidad, y lo que tenemos es que ponernos a trabajar con ese entorno productivo, para ver de qué manera, juntos, ayudamos a solucionar problemas. Algunos tendrán que ver, por ejemplo, con el número de profesionales que pueden contratar las empresas del sector tecnológico, que tienen un problema con la captación de personas. Habrá que sentarse con Ascentic y ver qué necesidades tienen, como les podemos ayudar, cómo se financia...
–Salvando distancias, esto recuerda un poco al proceso de la FP.
–La FP ha hecho un trabajo excelente en los últimos años y hay cosas ahí que deberíamos imitar. Por ejemplo, la formación dual. Hay proyectos en alguna titulación, y va a haber alguno más; en algunos másteres lo veo casi obligado. Igual que la conexión con la propia FP: ahora, con una visión de formación a lo largo de la vida, se está yendo mucha gente a la FP y la conexión universidad-FP es algo que que tenemos que trabajar aún más.
–En cuanto a la financiación, hay un contrato-programa a tres años vista que compromete algo más de 300 millones para el campus. En la toma de posesión comentó que esto era un comienzo.
–El programa ya lo contempla en algunos aspectos. Por un lado, que aparte de este fijo, hay una parte de financiación por objetivos. Los hubo cuando se empezaron a hacer los primeros contrato-programas, yo estaba entonces en Ordenación Académica, precisamente en la época del rector Federico Gutiérrez Solana. Eran plurianuales y se han retomado ahora. Tenemos ya los indicadores pactados y hay que montar el sistema de seguimiento para ver cómo se cumple. Hay una parte variable, pero el propio contrato-programa ya prevé una serie de financiación adicional para determinados aspectos. Hay financiación adicional para cofinanciar obras en infraestructuras, mantenimiento, etcétera, del campus; y hay una financiación también, por ejemplo, por si se decide que se va a poner una nueva titulación o un proyecto estratégico. De momento es trabajar con con el Gobierno en cuáles son esos aspectos estratégicos y pactar con ellos.; y eso podría ser quizá lo primero. Se trata de trabajar conjuntamente en el desarrollo de las puertas abiertas que ha dejado el el contrato-programa.
–¿El contrato-programa, en sí, es una buena herramienta de financiación?
–Sí, y es un sobre todo bueno que tenga ese mínimo de tres años. Esto te da una cierta estabilidad. Hay que negociar, pero casi son ya los desarrollos puntuales que quieras hacer.
–¿Hasta dónde le condiciona a la UC su tamaño?
–Me preocupa más la rentabilidad que el volumen. Estamos muy bien en los ranking relativos –en los absolutos es más complicado–, y aunque el tamaño condiciona, universidades como Harvard no son mucho más grandes que nosotros. Hay que pensar qué hacemos con los recursos que tenemos, qué financiación captamos... Tenemos una estructura de financiación en la que el porcentaje de recursos captados es elevado, está en lo más alto de España, y cuanto más lo aumentemos, más autonomía real y capacidad tendremos. Y luego hay aspectos que nos limitan. El espacio es claramente una limitación. Es algo que habrá que trabajar, pero está prácticamente colmatada la capacidad de construir, de ampliar. Por ejemplo, el IFCA tiene financiación para construir dos plantas más, hay que negociar que se pueda hacer. La proyección a largo plazo es crecer del colegio hacia allá. Vamos a trabajar en ello, pero eso lo verá mi sucesor, o el sucesor de mi sucesor... Yo lo que espero es ver algo construido en Los Castros.
–Es una de las grandes preguntas.
–Vamos a trabajar en dos ámbitos. Por un lado, en analizar bien cuáles son las principales necesidades de la UC. Por otro, lo que nos permita urbanísticamente la parcela, y habrá que trabajar también con el Ayuntamiento. Pero que ahí vamos a tener algo construido es un compromiso casi personal: tenemos necesidades de espacio y una parcela vacía.
–El descenso demográfico afecta ya a la ESO. ¿Cómo mira la UC esta pérdida de alumnado?
–Es una ola que en dos o tres años puede estar aquí. Cuando tengamos el análisis de titulaciones, es obvio que va a afectarnos, probablemente también a las titulaciones que tienen ahora más problemas de captación de estudiantes. Hay una opción que hay que trabajar: captar más estudiantes por otras vías, quizá externamente, incluso fuera de nuestro país. Y puede haber otros ámbitos de crecimiento, como la formación a lo largo de la vida: másteres, títulos propios... Es otro tipo de formación que implica abrir el abanico. La prueba de que sigue habiendo necesidades de formación es que están surgiendo universidades privadas. Quizá hay que adaptar el modelo a las nuevas necesidades.
–¿Qué hay que pedirle a la universidad privada?
–Calidad. Y también unos niveles de investigación razonables. En este país hay algunas universidades privadas excelentes, pero pasan por tener una investigación excelente. Y rigor en todo lo que se hace, también en los procesos formativos. Yo creo que si eso realmente es así, la competencia es inevitable, es sana y también, a veces, ayuda a repensar lo que haces.
–¿La relación con la UIMP puede y debe crecer?
–Yo creo que sí. Tenemos que prepararlo, pero compartimos algunos másteres, su residencia prácticamente es la nuestra y tenemos potencial. Hemos colaborado previamente en iniciativas, como la del Campus de Excelencia Internacional, donde la UIMP fue nuestro socio y eso ya rompió muchas dinámicas del pasado. Su rector, Carlos Andradas, vino a mi toma de posesión y vamos a aliarnos y trabajar conjuntamente. Ellos son muy diferentes a nosotros, pero precisamente por eso, cuanto más diferentes los socios, más complementaria es la relación. Es bueno para las dos, es bueno para la ciudad y para la región que sus dos grandes universidades públicas vayan de la mano en la medida de lo posible.
–Las aulas extensión universitaria conectan la UC con la sociedad y con el propio campus. ¿Hay que relanzarlas, repensarlas?
–Hay que revisar todo lo que hacemos de relación con la sociedad. Vamos a darle una vuelta importante a lo que hacemos en transferencia y divulgación científica, que es algo en lo que se ha avanzado mucho en los últimos años, porque cada vez es más importante, pero hay que coordinarlo. En extensión universitaria, seguramente hay que repensar también lo que se está haciendo, cómo se está haciendo y ver como como se solapa con la parte de divulgación, ahí hay que dar una vuelta. Es un modelo que ha funcionado estupendamente durante mucho tiempo, pero ahora las dinámicas cambian y seguramente hay que repensar como se hace.
–Santander se llena de museos e itinerarios culturales. Sin perder de vista el perfil tecnológico del campus, ¿cómo relacionar la UC y la ciudad en este contexto?
–Nos tenemos que vincular. Lo hablamos en la reunión que tuvimos con la alcaldesa; y tenemos una relación muy estrecha con el Banco Santaner, que también está siendo un actor muy importante en todo este nuevo entorno cultural. Tenemos que sumarnos. Es verdad que nosotros tenemos un perfil mucho más tecnológico, pero también titulaciones como Historia, másteres de patrimonio y ahí hay potencial. Hay potencial para hacer cosas. Hay que sumarnos a lo que la ciudad está haciendo, a lo que se está haciendo en el entorno de la región y aportar. La vicerrectora Rebeca Saavedra, además de historiadora, tiene formación en gestión cultural, conoce bien el mundo del arte, la cultura y puede ayudar a esa vinculación desde el conocimiento.
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