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Estado de malestar

Las llamas tienen la desafortunada costumbre de apestar el ambiente con cierto olor a chamusquina que suele diluirse –como las nevadas frágiles– con un chaparrón

Olga Agüero

Santander

Viernes, 1 de diciembre 2017, 07:20

Tras evocar recientemente el aniversario del incendio de Santander las llamas han hecho cenizas 28.000 libros y algunas obras de arte. Desafortunado epílogo de ... fuego que evidencia la débil custodia de los fondos. El proceso de combustión no ha podido todavía ser explicado, tampoco el de custodia de las obras que no requiere investigación. Las llamas tienen la desafortunada costumbre de apestar el ambiente con cierto olor a chamusquina que suele diluirse –como las nevadas frágiles– con un chaparrón. Cantabria tiene un arsenal de 30.000 armas de fuego pero las únicas que merecen dispararse son los cañones de Alto Campoo, que siembran nieve donde el invierno no se proclama con suficiente rotundidad. Otras circunstancias andan más huérfanas de templanza.

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