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Francisco González Gutiérrez cumple en octubre 88 años y es el estudiante más longevo de la Universidad de Cantabria (UC). Su estado de WhatasApp (sí, utiliza esta red social y con mucha agilidad, no es de esos que pasa una hora escribiendo) da pistas del tipo de hombre que es. Debajo de su foto pone 'En la Escuela' junto a dos emojis de maletas donde caben muchos libros y mucho conocimiento, todo el adquirido a lo largo de una vida de casi nueve décadas con pleno interés en el mundo que le rodea.
Banquero jubilado, con esposa, dos hijos y un nieto, este universitario cursa desde 2009 el programa Senior, de título propio. Primero comenzó por la rama de Humanidades, después por la de Ciencias Sociales, Jurídicas y Económicas y actualmente estudia asignaturas de Ciencias de la Salud y Medio Ambiente, además de cursos monográficos. «La asistencia a la universidad me resulta muy grata. Me encuentro mejor en clase y con compañeros -importante este tema a mi edad-, que entreteniéndome por obligación para hacer algo que justifique mi tiempo», señala el protagonista de esta historia.
Para comprender el afán de conocimiento de Francisco hay que remontarse al Brunete de 1939. Recién terminada la Guerra Civil, en su ciudad natal no había colegios -«ni local ni casa para poder habilitarlos», señala-, así que la poca educación que podía adquirir fue a través de sus padres y de la «buena voluntad» de una señora mayor que entretenía a un grupo de chavales enseñándoles a leer. En el 46, cuando contaba con 12 primaveras, se inauguró un colegio y allí fueron a parar todos los niños de la zona. Había dos profesores titulares, los dos primeros mentores que González nunca olvidará: «Don Francisco con los chicos y Doña Aurora con las chicas».
Cuatro años más tarde, sus padres lo trasladaron a Madrid para iniciar sus estudios con los Salesianos, pero en el 58 su aprendizaje se vio de nuevo truncado, «me tuve que incorporar a filas». Tal era su tesón que durante la mili siguió estudiando y preparó oposiciones para banca. Así logró incorporarse a un banco, donde estuvo hasta su jubilación en 1991, momento en el que se trasladó a Santander para fijar definitivamente su residencia.
El programa Senior de la Universidad de Cantabria, dirigido a mayores de 50 años, consta de cuatro cursos académicos cuyas actividades formativas son asignaturas obligatorias, optativas, invitadas, cursos monográficos y viajes académicos.
2019/2020 440 matriculaciones
2020/2021 295 matriculaciones
2021/2022 366 matriculaciones
La dirección de correo electrónico de Francisco, otro de los canales que emplea para comunicarse -anda un poco tocado del oído, «mejor por escrito»- lleva impresa su fecha de nacimiento: 1934. Lo que le convierte en el mayor de los 366 estudiantes que se matricularon el año pasado en el programa Senior y probablemente el más veterano del grupo del próximo curso. Pero no le importa. No hay presiones de ningún tipo. «Ahora estudio con más tranquilidad, no necesito aprobar para conseguir un título para mi incorporación al mercado laboral, lo hago por satisfacción personal y para que la cabeza no se quede estancada y siga adquiriendo nuevos y modernos conocimientos», explica.
El octogenario se considera un alumno más. Asiste a clase, intercambia impresiones con compañeros, se maneja bien con los apuntes y los comparte si fuera necesario. Pero no son sus resúmenes de clase lo más valioso que un estudiante puede sacar de él. Es su conocimiento: «A los jóvenes les recomendaría que no se dejen engañar por lo rápido y lo fácil. Es importante participar en el mercado laboral, pero será mucho mejor si el conocimiento del mismo es más amplio y profundo, y para eso no hay otra solución que formarse. Con ello, además de prepararse para el trabajo, también conseguirán una formación a nivel intelectual que les completará como personas y les ayudará a desenvolverse mejor ante cualquier contingencia en su vida diaria».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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