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En el Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo y en el vigésimo aniversario de los atentados del 11M en Madrid, en los que murieron 192 personas y cerca de dos mil resultaron heridas, se sucedieron los actos de recuerdo y homenaje a los muertos ... en todo el país, algunos evidenciando un abismo político. En Cantabria, además del acto celebrado por la mañana en la campa de La Magdalena al pie del monumento a las víctimas creado por Agustín Ibarrola, el Gobierno celebró una ceremonia en el Palacio de Festivales a la que asistieron representantes de todos los grupos parlamentarios, así como otros portavoces institucionales. El Ejecutivo asistió al completo, así como la delegada de Gobierno, Eugenia Gómez de Diego, el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC), José Luis López del Moral, y dos mujeres que, con sus testimonios, trajeron al frente el relato de las víctimas del terrorismo de ETA: Eran Silvia Gómez Ríos y Susana Ortueta.
Esta última contó su experiencia en el barrio de Santutxu, donde su familia tenía un negocio y donde los seguidores de la banda terrorista le hicieron la vida imposible, según contó en la sala María Blanchard. «Si estabas con ellos todo iba bien; si no, tenías que irte o te mataban». De hecho, Ortueta tuvo que irse del barrio. En 1997, y en señal de duelo por el secuestro de Miguel Ángel Blanco, cerró su tienda y protestó ante la herriko taberna del barrio. Al poco, un tipo le puso una pistola en el mostrador del negocio y con ello le dio a entender lo que le auguraba. Ortueta, su madre y su abuela se fueron. «En la calle sufrimos lo que no está escrito», aseguró.
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Silvia Gómez Ríos, hija de un matrimonio asesinado por ETA en Santander, en 1992, también compartió su historia. «Mis padres eran una personas muy jóvenes, con mucha ilusión, amantes de sus hijos y de su tierra», los describió la presidenta de la Asociación Cántabra de Víctimas de Terrorismo (Ascanvite). También evocó el día en que sucedió el atentado para el que no encuentra explicación. «No existe un porqué, no hay una razón, es una sinrazón y esto no se puede olvidar», continuó en el estrado de la sala, que compartió con Ortueta –que también reclamó que memoria para las víctimas– y con el conductor del acto, Santiago Ruiz de Azúa, periodista de la Cadena COPE. Además de la interpretación de Diego Quintana, miembro de la Orquesta Sinfónica de Cantabria, en el acto también intervino el director Iñaki Arteta, autor del documental 'Trece entre mil', que recoge testimonios de víctimas de ETA y que se proyectó parcialmente este lunes.
De hecho, María José Sáenz de Buruaga anunció en su turno de palabra la creación de un archivo audiovisual con los testimonios de las víctimas cántabras del terrorismo. La presidenta del Gobierno, que comenzó hablando del «sangriento» atentado ocurrido en Madrid el 11 de marzo de 2004 a manos de un grupo yihadista, se detuvo luego en la Ley cántabra de Víctimas del Terrorismo de Cantabria, o la huella de ETA en España. Buruaga anunció, además, que concederá el 15 de junio la Medalla a las Víctimas del Terrorismo y otra a la Defensa y Atención a las Víctimas del Terrorismo.
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