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ANA ROSA GARCÍA
santander.
Domingo, 22 de enero 2023, 01:00
¿Haber tenido una cesárea con el primer hijo implica inevitablemente pasar por otra en el segundo? En la respuesta está la clave del fenómeno que ha llamado la atención del servicio de Ginecología y Obstetricia de Valdecilla: el aumento de mujeres que, ante ... esa situación, rechazan expresamente el parto vaginal, dando por hecho que la mejor decisión es volver a entrar a quirófano (y extraer al bebé a través de una incisión en abdomen y útero), aunque sus médicos les informen de los riesgos de una segunda cesárea y aporten los datos que demuestran que «se equivocan» con la elección y que esa intervención es «evitable».
«Para nosotras es desagradable hacer cesáreas cuando vemos que los riesgos claramente superan a los beneficios, simplemente porque la mujer toma una decisión sobre una materia en la que no está bien informada o no quiere asimilar la información que ha recibido», subraya la ginecóloga Ana Merino. Y contesta a la pregunta inicial con una cifra, que comparten con las embarazadas cuando entran en el tercer trimestre de gestación y empiezan a pensar en el nacimiento de sus hijos: «Casi el 70% de las mujeres intentan el parto vaginal después de una cesárea anterior y casi el 80% de ellas lo consigue». Conclusión: una cesárea no siempre lleva a otra. Y al dato, le sigue la recomendación: «Es más seguro un parto vaginal que una segunda cesárea tanto para la madre como para el bebé».
535cesáreas se realizaron el año pasado en Valdecilla, de ellas 165 fueron programadas
Entonces, ¿qué motivos llevan a inclinarse por la cesárea sí o sí? «A veces es porque han tenido una experiencia previa de muchas horas de trabajo de parto para acabar con una cesárea y no quieren volver a pasar por esa situación», explica Bárbara Arozamena, también ginecóloga de Valdecilla. Pero en otras ocasiones la elección responde al deseo de querer «tenerlo todo muy calculado, con una fecha programada», de forma que pueden dejar organizado al resto de la familia, a sabiendas de que dos días después -la estancia hospitalaria suele ser la misma en ambos casos- ya estarán en casa con el recién nacido.
Ana Merino
Ginecóloga
Fátima Vacas
Supervisora de Enfermería
Isabel Melgosa
Anestesista
Bárbara Arozamena
Ginecóloga
«Socialmente se ha banalizado la intervención de la cesárea, que no deja de ser una cirugía mayor, así como las complicaciones inherentes a ella, que también ocurren y pueden ser graves», añade Merino. Sin embargo, como apostilla la matrona Fátima Vacas, supervisora del área de partos, «las mujeres que, tras haber pasado por una cesárea, optan por un parto vaginal y lo consiguen están muy contentas y, a posteriori, la recuperación es mucho más fácil. Es más, quienes han tenido las dos experiencias reconocen que, sin duda alguna, repetirían el parto vaginal de haber un tercer embarazo, sobre todo por la diferencia en cuanto a la recuperación, porque te vas a casa en mejores condiciones, lo que se agradece a la hora de atender al bebé, en la lactancia...».
Esta posibilidad de elegir cómo dar a luz sólo se contempla, siguiendo las indicaciones de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, para las mujeres que ya han sido sometidas a una primera cesárea. «En ese caso, ellas tienen que dar su consentimiento para intentar un parto vaginal», explican las doctoras. Y es ahí cuando se encuentran con la negativa en un volumen de casos «sorprendente», como destaca la jefa de Ginecología de Valdecilla, Yolanda Jubete, que empezó a notarse a partir de 2020. De los 2.679 nacimientos registrados en el hospital en 2022, un total de 535 fueron cesáreas, y de ellas hasta 165 se habían programado con antelación, la mitad de las veces por indicación médica y la otra mitad por expreso deseo de las parturientas. Es decir, por la negativa de las madres a enfrentarse a un parto natural. En definitiva, alrededor de 80 mujeres decidieron someterse a una cesárea, «en contra de nuestro criterio clínico, que indicaba que la mejor opción y la más segura era el parto vaginal», destacan las ginecólogas del hospital.
En el tramo final del embarazo se analiza cada caso de forma individualizada, «se les informa de su situación clínica concreta y de las circunstancias que llevaron a la cesárea anterior para ver cuál es la opción más adecuada para ellas. Y son una minoría las que van a necesitar repetir una segunda cesárea». Pero la confusión puede venir porque «antiguamente la incisión uterina se realizaba en la parte central del útero, con una mayor probabilidad de rotura en posteriores embarazos», como detalla la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, lo que hacía inclinarse por otra cesárea. Pero «en la actualidad, la mejora en la asistencia y los controles obstétricos, junto con la realización de incisiones en la parte baja del útero de manera prácticamente sistemática, permitan que muchas mujeres tengan otros partos por vía vaginal», explica.
¿En qué medida influye el miedo al dolor en la decisión? La anestesista Isabel Melgosa aclara que, «desde el punto de vista anestésico están igual de controladas en los dos casos. La anestesia es muy similar, epidural en parto vaginal y raquídea (también de cintura para abajo) en la cesárea». A diferencia de otros hospitales, que programan la epidural cuando la mujer llega a los 3-4 centímetros de dilatación, «aquí se pone cuando la mujer tiene dolor», matiza. «Existe una creencia equivocada de que en el parto vaginal o en las inducciones van a tener que esperar hasta recibir analgesia, y eso no es cierto. Pueden optar a ella desde el momento en que sientan dolor», añade Merino.
Pese a este fenómeno «inusual» de auge de las cesáreas a la carta, en el último año Valdecilla ha logrado reducir la tasa de estas intervenciones al 20%, que «es una cifra buenísima para un hospital como el nuestro (la media nacional gira en torno al 25%)», valora la jefa de servicio. El progresivo retraso de la maternidad -la media de edad para tener el primer hijo está en torno a los 33 años- no sólo dificulta la concepción y lastra la tasa de natalidad, sino que también es un factor que añade más riesgo al parto.
En el extremo contrario están las mujeres que eligen dar a luz sin intervencionismo ni anestesia epidural, «de la forma más fisiológica posible, respetando los tiempos y los ritmos del parto natural, pero en unas condiciones seguras dentro del hospital». Esta opción, contemplada en los planes de partos del Ministerio de Sanidad, es «muy minoritaria», como destacan desde el servicio de Ginecología.
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