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Mada Martínez
Santander
Viernes, 16 de septiembre 2022, 07:00
El exceso de mortalidad en Cantabria se ha frenado en la primera quincena de septiembre después de un verano con picos bastante acusados: 103 fallecimientos ... por encima de lo esperado en agosto y 216 en julio, según los datos que registra el sistema de monitorización 'MoMo' del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
En el conteo semanal de septiembre se aprecia una moderación en ese exceso de mortalidad en términos generales (hombres, mujeres y todos los grupos de edad). En los siete primeros días del mes se sitúa en nueve fallecimientos extra, y en los siete siguientes son ocho. De hecho, si se baja a los registros diarios, encontramos jornadas con saldos negativos, por lo que, a priori, parece que el freno se ha consolidado en el arranque del mes.
Las autoridades sanitarias han interpretado esta sobremortalidad en Cantabria con arreglo a varios factores. A finales de agosto, desde Consejería de Sanidad se indicaba a este periódico que el envejecimiento de la población, el coronavirus, así como las consecuencias de la ola de calor experimentada durante el verano explicaban el incremento de muertes en territorio autonómico. Y que, de hecho, lo explicaban por ese orden.
¿Pero de qué crecimiento estamos hablando? La foto fija más inmediata es la siguiente: en lo que va de año, se han observado casi 5.000 defunciones (4.986, concretamente) y el exceso de mortalidad «por todas las causas» se sitúa en 795 casos, según los datos del Carlos III, que también apunta a que 74 fallecimientos en estos meses son atribuibles a las temperaturas.
El verano
Más allá de los primeros meses del año, el verano ha sido, quizá, la época más anómala. Los datos comenzaron a chirriar, tiñendo Cantabria de un color más intenso en el mapa nacional de la mortalidad. En los meses de julio y agosto se han contabilizado 1.276 muertes, cuando las esperadas eran 957, detallan las estadísticas del ISCIII. Esos 319 fallecimientos extra suponen un exceso de mortalidad del 25%, un porcentaje que ha distanciado a Cantabria del resto de autonomías.
Reinhard Wallmann, director general de Salud Pública del Gobierno de Cantabria, indicaba hace unas semanas en El Diario Montañés que, si bien lo habitual es que se contabilicen más muertes en el primer trimestre del año, a causa de la gripe o la severidad del invierno, este año ha sido algo diferente, ya que esas muertes se han mantenido a un nivel elevado en los meses sucesivos, con un pico en julio «que coincide con la ola de calor», explicó.
Salud Pública también ha identificado un incremento de los fallecimientos provocados por enfermedades respiratorias, pero no ha detectado cambios notables en los relacionados con enfermedades cardiovasculares o con el cáncer. Entonces, ¿en qué medida el covid tiene que ver en el aumento del exceso de mortalidad? Sin estar señalado directa y únicamente en las reflexiones de las autoridades locales, lo cierto es que la moderación de los datos que revela el ISCIII ahora en septiembre coincide con una situación covid más templada, más contenida, en la comunidad, después de un verano marcado por el alto número de contagios de las variantes vinculadas con Ómicron.
El covid
El último informe de la Consejería de Sanidad, con datos únicamente referidos a la población de 60 años en adelante, recoge 14 nuevos contagios de coronavirus –seis menos que la víspera– y un descenso de la incidencia acumulada. A 14 días, este indicador vuelve a bajar y está en 119 casos por cada 100.000 habitantes, tres puntos menos; y a una semana vista no varía y sigue en 62 casos. Lo que sí ha crecido es el número de personas hospitalizadas:ahora son 15, tres más que el martes.
«Mi impresión es que la mayor parte del exceso de mortalidad se debe a covid-19 no diagnosticado. En todos los países occidentales ha habido un exceso de muertes no diagnosticadas a lo largo de la pandemia, y España ha destacado entre los que han sufrido más mortalidad no declarada como covid», señalaba a modo de reflexión Javier Llorca, catedrático de Salud Pública de la Universidad de Cantabria, hace apenas dos semanas. Wallmann, por su parte, hizo una lectura que apela a un contexto más amplio: «No hay un incremento en números absolutos: en lo que vamos de año, estamos dentro de la media histórica».
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