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Cada frase, previsión o advertencia que sale desde hace dos años de la Organización Mundial de la Salud acaba convertida en debate. El último ... tiene que ver con unas declaraciones de Hans Kluge. «Es plausible que la región se esté acercando al fin de la pandemia». Lo de la región lo dijo por Europa, porque Kluge es el director regional de la OMS en el continente. Ese fin llegaría con el de la sexta ola, la de Ómicron. Luego, Tedros Adhanom Ghebreyesus, el director general del organismo, amplió la reflexión. Que «aprender a convivir con esta enfermedad no significa darle total libertad» y «que no puede suponer que aceptemos las 50.000 muertes semanales actuales para una enfermedad que es predecible y tratable». ¿Es plausible el final de la pandemia? Cuatro expertos cántabros desmenuzan el mensaje. El riesgo de nuevas variantes, la desigual vacunación mundial y, en cualquier caso, la necesidad de contar con herramientas para combatir los «arreones» que pueda dar el virus incluso en un escenario optimista, entre las conclusiones. «Cautela» y, aún, incertidumbre.
«Nadie más que nosotros tiene ganas de que esto acabe. Veo cada día a los que les ha tocado la peor parte». Lo dice José Manuel Cifrián, jefe de Neumología en Valdecilla. Como una aclaración a sus tres reflexiones. La primera. Que, más allá de declaraciones, «hay que esperar a que la OMS emita un documento que cuente cómo gestionar ese plausible final». La segunda, que debemos ser «muy prudentes». «Estamos en plena sexta ola, con muchos enfermos ingresados y algunos, de gravedad. Como responsable de un servicio como el mío me cuesta entender que esto se acabe, aunque tenga ganas. Ahora mismo no lo veo y la realidad se impone». Y, en tercer lugar, habla de «la enseñanza» que nos ha dejado el hecho de haber acumulado seis olas. «No es seguro que no tengamos una séptima y ha quedado claro que las estructuras sanitarias, sobre todo lo que tiene que ver con problemas respiratorios, debe ser reforzada de manera importante».
Una línea similar es la que sigue Javier Llorca. De entrada, el catedrático de Salud Pública de la Universidad de Cantabria, entiende que la Organización Mundial de la Salud considera «que podríamos estar ante el fin de la fase aguda de la pandemia, pero no de la pandemia». Hecho el matiz, cree que «nos falta información». «Estamos en una ola tremenda, con datos dudosos de descenso. Es todo prematuro. Y, como otras veces, nos queremos hacer trampas en el solitario. Hay que acordarse que ya hemos anunciado que habíamos derrotado al virus varias veces, pero el virus no se lo ha creído».
Ángel Luis Martín de Francisco
Catedrático de Medicina
Fernando Calderón - Ingeniero y divulgador científico
Pone sobre la mesa los datos de estos días. Los de personas fallecidas. «Pensemos en Cantabria y en el número de muertos de esta semana. Si nos parece una situación de tranquilidad. La ola actual no provoca tal cantidad de muertos como la primera, pero sí muchos. Son 150 al día en España. Como si se cayera un avión cada día. Y si se cayera un avión cada día, se cerraría el tráfico aéreo». Por eso, en esa misma idea de prudencia, advierte: «No estamos para echar las campanas al vuelo». «Hay que ser muy cautos. Podríamos tener una mutación que hiciera el virus más grave. Eso no lo sabemos y de este virus aprendemos todos los días». Incógnitas. «¿Cuántas pandemias como esta hemos vivido con tal cantidad de información?», se pregunta. «Una. No sabemos mucho porque no lo hemos visto. Pensamos que acabará por ocurrir que la pandemia sea una endemia, pero no lo sabemos».
En la línea de lo que dice la OMS, habla, en todo caso, de convivencia, porque «no podemos cerrar la sociedad continuamente». Convivencia, sí, pero con medios. «A lo mejor sí que ocurre y no tenemos olas tan brutales. Pero -advierte el experto- necesitaremos herramientas para lidiar, en todo caso, con el virus y sus brotes ocasionales. Lo que intenta la OMS consiste en decir que, cuando esto pase, no habrá acabado el partido. Que habrá que hacer cosas para detectar los apretones que nos genere el virus y saber enfrentarlos».
De herramientas habla, precisamente, Fernando Calderón, ingeniero, divulgador científico y uno de los articulistas que ha tratado de aclarar cuestiones sobre el virus en estos dos años en las páginas de este periódico. De una herramienta en concreto. «Pienso desde hace tiempo -comenta- que para librarnos de la enfermedad lo importante es que avance la vacunación a nivel mundial. En parte del planeta el virus puede circular y eso puede suponer nuevas mutaciones y variantes más o menos problemáticas. El problema es el desigual reparto de las vacunas en el mundo». Habla de África, donde «prácticamente no se ha vacunado», y recuerda que, justo, Ómicron vino de allí. «El principal problema es ese. Hay que pensar en un importante nivel de vacunación a nivel mundial».
¿Y en Europa? «Con un grado de vacunación alto, los efectos parece que serán mucho menos graves. Pero es casi una cuestión de azar que surja una mutación genética. Es cuestión de suerte que venga o no una mutación con efectos más problemáticos. Eso no se puede predecir».
Esas dudas, el escenario imprevisible, marcan la encrucijada de la reflexión de Ángel Luis Martín de Francisco. Catedrático de Medicina y estudioso de lo sucedido en estos dos años, expone con un tono didáctico un doble escenario.
-¿Considera plausible, como dice la OMS, el fin de la pandemia cuando disminuya esta ola?
-Es la pregunta del millón. Y se puede ver desde una posición optimista o no tanto.
Ese es el arranque. «Es evidente que pueden aparecer nuevas variantes. El virus muta cuando se replica y se replica cuando está en las células de la gente. Ahora está en las de mucha gente y, en ese corta y pega, se producen fallos que generan una mutación. Esas variantes pueden ser más o menos fuertes o infectar más o menos. Con esta altísima capacidad de infección actual, la posibilidad de una nueva mutación es alta. No podemos saber si surgirá una variante que dé más problemas o sea más o menos resistente a las vacunas». Ahí se dibuja el escenario de la incertidumbre, de la dificultad para hacer pronósticos.
Javier Llorca - Catedrático de Salud Pública
José Manuel Cifrián - Jefe de Neumología en Valdecilla
«Otra cosa -prosigue Martín de Francisco- es que, en general, la inmunización (por haber pasado la enfermedad o por las vacunas) ha creado una respuesta inmunológica celular que es muy buena para controlar las infecciones, con lo que podríamos resistir». A partir de ahí, el experto entiende «que esta inmunización global va a cambiar la dinámica de la pandemia».
Y, en base a esto, apunta previsiones. «Cuando baje la curva (este proceso supondrá aún millones de infectados), que calculo que terminará de hacerlo en abril, tendremos una primavera y un verano bueno y en torno a octubre es posible que volvamos a tener alguna incidencia, veremos de qué tipo. Pero las cosas serán diferentes. La gente está más protegida (se han puesto millones de vacunas y la producción es muy alta, aunque falta mucha gente en el planeta), hay nuevos avances (como el antiviral de Pfizer) y hemos aprendido cosas en estos dos años (a testar, a controlar...). Lo que supongo es que tendremos que vacunar a los inmunosuprimidos cada seis meses y al resto, una vez al año. En las épocas en las que empieza el frío o cuando las circunstancias son más desfavorables, como con otras enfermedades».
«Son dos respuestas», admite. Dos escenarios, porque «nadie se moja del todo». Pero, puestos a elegir, confía en la segunda «por la tendencia y la experiencia de situaciones anteriores». «Que vaya atenuándose». El tiempo dirá.
El mensaje de la OMS
Hans Kluge fue el que habló de ese «plausible» final en Europa. Pero el mensaje tiene varios matices. El alto cargo de la Organización Mundial de la Salud dibujó un escenario en el que, «una vez que baje la ola de Ómicron, habrá por unas semanas y unos meses inmunidad general, ya sea por la vacuna o porque la gente será inmune por la infección y también una bajada por la estacionalidad». Pero, a continuación, advirtió que no se entrará en «una era endémica». «Endemia significa que podemos predecir lo que sucederá y este virus ha sorprendido más de una vez. Por lo tanto, debemos tener mucho cuidado». Otra vez, la cautela. De hecho, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, incidió a continuación en que sí «podemos poner fin a la fase aguda de la pandemia este año», pero, a la vez, insistió en que es «peligroso suponer que Ómicron será la última variante».
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