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Unos las han confundido siempre entre los puñados de conchas de animales muertos que llegan a la orilla;otros creían que eran los restos de piezas de basura marina que se habían ido degradando por la fuerza del océano;pero quien más, quien menos, todo ... el mundo ha visto alguna vez estas pequeñas bolas de plástico en las playas. «Los pélets son un residuo de lo más habitual en los arenales, muy comunes. Lo que pasa es que hasta este último vertido no habíamos hablado de ello», explica María Grijuela, experta del grupo de voluntarios Centinelas, conocidos por ser pioneros en recorrer toda la costa cántabra con decenas de voluntarios en busca de contaminación.
«No voy a decir que sea un residuo que está siempre presente, pero desde luego que está casi siempre;aunque en volumen no sea el más destacado, sí es el más frecuente», puntualiza la responsable del colectivo comprometido con la preservación del medio ambiente en la costa.
El problema, coinciden los expertos, es que es una materia prima que se utiliza para fabricar otros derivados del plástico que no se considera contaminante peligroso y, por tanto, no se transporta con las medidas de seguridad a las que obligaría dicha etiqueta. «Se estima que han caído al mar 160.000 toneladas de plástico en forma de pélets y buena parte de eso ha ido llegando a las costas en los últimos años», informa Felipe González, delegado en Cantabria de SEO/BirdLife. «Nosotros lo conocemos desde hace mucho tiempo porque, desgraciadamente, no es un residuo que se gestione como debería», lamenta.
Fue precisamente este colectivo ecologista el que había programado para este próximo lunes en Noja una batida de voluntarios para peinar la playa de Ris y recoger restos de estas esferas diminutas;pero ayer fue el propio González quien anunció la anulación de la cita:«Nos han informado desde el Gobierno de Cantabria que las únicas partidas para las recogidas son las oficiales de los operarios de la empresa pública Tragsa», encargados desde el miércoles de limpiar los arenales.
El consejero de Medio Ambiente, Roberto Media, aseguró ayer que mantendrá el dispositivo en las playas en previsión de que puedan llegar más residuos. Ayer el operativo de 25 operarios de Tragsa limpió las playas de Prellezo, en Val de San Vicente; Comillas; Fonfría y Luaña, en Ruiloba; San Juan de la Canal y la Arnía, en Santa Cruz de Bezana; Cuberris, en Santoña; Portio, en Pielagos; y Tregandín, en Noja.
Media recordó que ayer mismo remitió la petición formal al secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, con las necesidades para hacer frente a los trabajos necesarios ante la llegada de estos microplásticos a sus costas.Una petición que incluye el requerimiento para que el Ministerio trabaje en el mar, y que apoye en la medida de lo posible al dispositivo en tierra. Pide en concreto el consejero tres cuadrillas que apoyen a los equipos autonómicos de vigilancia, recogida y retirada de residuos, y cinco grupos de vigilancia y seguimiento a través de drones para la detección de los restos del vertido. También se ha solicitado que incluya las partidas económicas necesarias para compensar los gastos extraordinarios derivados de esta situación.
Un mensaje que se unió al llamamiento a la calma que también se lanzó desde el Ejecutivo regional. Fue en este caso Pablo Palencia, responsable de Ganadería y Pesca, quien aseguró que no hay «ningún motivo de alarma». «El Servicio de Control Pesquero del Gobierno de Cantabria y el Servicio de Seguridad Alimentaria funcionan perfectamente, y hay que llamarnos un poco a la calma porque está habiendo una muy escasa presencia de estas bolas que, además, es una mercancía declarada no peligrosa», destacó.
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