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Sea porque cada vez hay más mujeres que pierden el miedo, porque el apoyo de las instituciones es mayor o porque cada vez hay más apoyos públicos para las víctimas, lo cierto es que las denuncias por violaciones continúan creciendo sin freno en Cantabria. Hasta ... un 33% aumentaron entre enero y septiembre de este año respecto al mismo periodo del pasado 2023. En total, 33 casos se conocieron de este tipo de delitos sexuales donde se consumó la penetración. Una lacra que se está extendiendo cada vez más entre jóvenes, lo que lleva a pensar en qué se está haciendo mal. «Educación, educación y educación. Falta educación y nada de esto va a cambiar hasta que mejore la educación», insiste Ana Bolado, portavoz de la Comisión 8 de Marzo.
La suya es una percepción compartida también desde las instituciones, porque pese a que el crecimiento de los casos puede responder a un incremento de las denuncias y no a una oleada de abusos, todo el mundo coincide en que hay que ponerle freno. «Estamos siendo cada vez más conscientes de que los niños tienen acceso a la pornografía cada vez a edades más tempranas», justifica Diana Mirones, responsable de la Unidad de Coordinación de Violencia contra la Mujer de la Delegación del Gobierno. «Lo que estamos haciendo es potenciar los programas de charlas en colegios e institutos para que los jóvenes sepan distinguir entre una relación sana y una abusiva», detalla.
Diana Mirones
Unidad de Violencia contra la mujer
Almudena González
Emume de la Guardia Civil
La Policía Nacional cuenta con un programa especial dedicado a esto. Lo llaman Plan Director y lleva a los agentes por centros de toda la región para hablar sobre el asunto. «Es importante que sepan lo que es un delito, que no se trata sólo de abusar físicamente de alguien, que hay muchas otras conductas que pueden ser penadas», insiste Mirones.
Esta formación va dirigida a los posibles abusadores, que quizá en las edades más tempranas no llegan a identificar aquellas conductas que penden de un hilo difuso entre lo que supuestamente es amor y lo que en realidad es control y abuso;pero también a las víctimas potenciales. Sobre todo a aquellas que tampoco han llegado a identificar que están siendo víctimas de estos comportamientos delictivos. «Esto está pasando cada vez más porque esa imagen del violador que te asalta por la calle está cada vez más alejada de la realidad. Lo que nos estamos encontrando con más frecuencia son casos de personas que entran en el círculo de confianza de la víctima y aprovechan esa circunstancia para perpetrar su abuso», cuenta Almudena González, cabo primera del Equipo de Mujer-Menor (Emume) de la Guardia Civil.
Desde Delegación de Gobierno también se están adoptando medidas encaminadas a engrosar el número de puntos violeta que existen en la región, donde las mujeres pueden acudir en caso de ser víctimas de un delito de esta naturaleza. Lo mismo que pueden acudir al centro de crisis 24 horas, en la calle Las Marzas, número 20 de Santander.
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