Secciones
Servicios
Destacamos
Cuando hace una semana comenté en este espacio el ‘hecho EPA’ de que Cantabria destruyó 3.400 empleos netos entre el verano de 2016 y el de 2017, siendo la región española líder en esta desgraciada estadística, no quise aumentar el shock detallándoles ... la composición de este fenómeno por el criterio de nacionalidad. Pero hoy mi obligación periodística es completar la tarea.
Esos -3.400 empleos cántabros son el resultado de sumar 2.500 ocupados extranjeros y restar 5.900 españoles. Es decir, no solamente la ocupación general cayó en Cantabria un -1,4% interanual, sino que la ocupación de españoles cayó un -2,6% mientras la de extranjeros subía un +17,3%.
Este mejor desempeño del extranjero en el mercado laboral se concentra en los sectores que principalmente emplean a esta población: hostelería y servicio doméstico mayormente, junto a construcción y transporte en menor medida. Los nichos de empleo de la recuperación de Cantabria son los bares y los abuelos, en variantes laborales muy afectadas por la precariedad de los contratos y la magra proporción entre remuneración y horas trabajadas.
Si lo dibujáramos con trazo grueso, diríamos que la recuperación de Cantabria se basa crecientemente en el trabajo precario de una población inmigrante que no tiene defensa, ya que carece de patrimonio de soporte o de redes familiares de apoyo. Hace un año eran menos del 6% de las personas ocupadas. Este verano ya eran más del 7%.
Si volvemos la mirada sobre los casi 6.000 ocupados españoles evaporados en solo doce meses, hemos de preocuparnos inmediatamente. Desde el fondo de la crisis en verano de 2014, hemos ganado 9.400 ocupados, de los cuales solo 5.900 son españoles (cántabros en su mayoría, se entiende), y extranjeros 3.400. Más de un tercio del empleo de la recuperación ha ido a extranjeros, por la propia estructura sectorial de nuestra región y sus draconianas limitaciones.
Es muy positivo recibir extranjeros en nuestro sistema productivo, porque aportan ganas, saberes, y una energía necesaria para impulsar el desarrollo de la región. Pero que se concentren en sectores precarios y que esto sea lo único que ofrece oportunidades en Cantabria ya no resulta tan positivo, ni para los extranjeros ni para los locales.
A la vista de estos datos, todas las recurrentes declaraciones sobre cambio de modelo productivo, justicia social, excelencia educativa y sostenibilidad se revelan como pertenecientes más a la literatura de ficción que a la crónica de actualidad. Alguna vez he sostenido que la curva de aprendizaje político de las fuerzas emergentes nos iba a salir bastante cara a los cántabros en términos de pérdida de oportunidades. Pero nunca creí que el coste de esos ensayos y errores resultaría tan elevado. Los expertos económicos de Ceprede acaban de decir que Cantabria será la peor en crecimiento este año después de Murcia. Y es que a veces los extranjeros no son los que han venido de otro país, sino los que gobiernan como si vivieran en otro país.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.