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Carlota Corredera (Vigo, 1974) se enamoró de Cantabria antes que de su marido, «que nació en San Miguel de Aras (Voto), aunque se siente de Ampuero». Fue durante la Semana Santa del 2000. «Cada dos o tres meses vamos a visitar a las abuelas. O ... a Vigo o a Santander, pero tengo una deuda pendiente con Cabárceno». Comprometida y empática tiene claro cuál es su prioridad: tiempo para disfrutarlo con su hija.
–Sus deseos para este año nuevo son salud y tiempo.
–La salud, siempre. En mi caso, reforzado por el susto que me llevé el año pasado. Me encontraron un quiste muy grande, que me extirparon en verano. Es curioso que tengamos que pasar por un susto así para acordarnos de su importancia. Muchas veces pedimos salud pero luego no nos cuidamos lo suficiente. En cuanto al tiempo, para poder pasar todo lo posible con mi hija, de tres años y medio. Aunque soy muy afortunada por poder conciliar.
–Perdió 60 kilos por su hija y para sentirse mejor física y psíquicamente. Pero antes, en la televisión, primó su profesionalidad frente a su físico, algo a lo que no estamos acostumbrados. Debe de sentirse orgullosa.
–Desde niña he estado pendiente de mi peso. El pico más alto lo tuve justo antes de dar a luz. Pensé que después perdería muchos kilos, pero no fue así. Adelgacé por un tema de salud, más que de talla. Y es cierto que es para sentirse orgullosa, ya que yo no cumplía los cánones de belleza para una presentadora de televisión. Fue realmente un paso importante, porque cuando más insegura me sentía, cuando más complejos tenía, fue cuando empecé a presentar, en septiembre de 2015. Hasta ese momento yo había sido realizadora. Le doy las gracias a mi jefe, porque sin su apoyo yo nunca hubiera dado el paso, debido a mi baja autoestima del momento. Hay gente que piensa que fui valiente. Yo creo que tuve un punto de inconsciencia.
–Ha comentado que cree en la gente. Sin embargo, después de tantos años detrás y delante de las cámaras, se ha tenido que llevar más de un disgusto.
–He tenido que aguantar muchos insultos. Pero, hasta el momento, me ha compensado, porque me permite trabajar en lo que de verdad me gusta y, a la vez, disfrutar de mi hija. Estar al otro lado de la cámara es un trabajo más duro.
–Hay que tener un fuerte equilibrio emocional para soportar tanta crítica. Habrá días que al despertarse se le hará cuesta arriba…
–Hay que pagar un peaje por pasar a ser un personaje público. Todo lo que haces, dices y te pones es evaluado y criticado. Sin embargo, cuando estoy en contacto con la gente de mi barrio, cuando voy a Galicia o a Cantabria, me trasladan muchísimo cariño. Aunque critiquen mi trabajo, si es desde el respeto, lo recibo muy bien. Otra cosa son las redes sociales. Estas, al igual que el poder, tienen sus cloacas. Lo que hay que hacer es saltar sobre esos charcos, tener bien amueblada la cabeza y que solo te importe lo que te digan los que de verdad te quieren.
–Su libro es un ejemplo de que, si de verdad se quiere, se puede. Usted pasó por mil dietas. ¿Cómo hacérselo ver a otras personas, cuya salud peligra?
–Mi cambio físico fue transmitido por televisión y sirvió a otras personas para ver que era factible. Yo nunca pensé en plasmarlo en un libro. Fue idea de la editorial. Pero la respuesta fue muy buena porque había un gran interés en este tema. El problema de la obesidad en España es muy grave. Siempre he tendido un problema en mi relación con la comida. Con subidas y bajadas de peso constantes. Por ello creí que mucha gente se podía ver identificada y darse cuenta de que se puede. He recibido tanto cariño de la gente que ha leído el libro, que solo puedo estar agradecida. Yo siempre digo que somos como los drogadictos. Tenemos una enfermedad para siempre. Es muy fácil recaer. Nuestro problema es que el acceso a la comida es sumamente fácil. Mi droga se puede encontrar en cualquier sitio. Escribir el libro fue una manera de cerrar una etapa de mi vida muy complicada. Le gente con sobrepeso es muy incomprendida. España es un país en el que nos pasamos la vida comiendo, pero en el que se ve mal a los gordos. No es fácil ser gordo en este país.
–¿Qué momento ha sido más emotivo para usted en estos años de presentadora?
–¡Uf! No puedo elegir uno. Así que me quedo con el que anuncié que estaba embarazada. Tuve un embarazo complicado durante los primeros meses. Tuve mucho miedo a perder al bebé. Pocas cosas pueden compararse a ese momento en el que lo dije en alto. Fue muy emocionante, como también lo fue cuando volví a 'Sálvame Deluxe' y compartí los momentos más complicados de la maternidad. Por alguna razón que se me escapa, las mujeres nos ocultamos el lado difícil de ser madre y cuando llega, te pilla desprevenida.
–¿Qué proyectos tiene ahora entre manos?
–En este momento soy copresentadora fija de 'Sálvame'. Me reparto los días con Jorge Javier Vázquez y Paz Padilla. No tengo ningún otro programa televisivo entre manos, pero estoy abierta a cualquier proyecto, que seguro que surge. Y si no es así, si un día el público no quiere que yo continúe, tengo un plan 'b'. Por encima de todo soy periodista. Por otro lado, si todo va bien, sacaré otro libro este año, que no tiene nada que ver con el anterior. Estoy en la preproducción. Para mí escribir lo es todo.
Se licenció en Periodismo en la Universidad de Santiago de Compostela. Con 23 años llegó a Madrid para trabajar en Diario 16. Pero reconoce que la televisión es su «verdadera pasión». Pasó por Antena 3 y Telecinco, donde trabajó en los departamentos de comunicación. A los 29 años, Ana Rosa Quintana la nombró subdirectora de 'Sabor a ti'. En 2004 volvió a Telecinco, con el programa 'TNT', como directora con tan solo 30 años. Después llegó 'Aquí hay tomate' (guionista), 'Hormigas blancas' (guionista, subdirectora y coordinadora), 'El laberinto de la memoria' (directora), 'La Noria' (guionista) y 'La caja' (subdirectora). En 2009 empezó a codirigir junto a Raúl Prieto 'Sálvame Diario' y 'Sálvame Deluxe', programas que dirigió en diferentes etapas. Continúa como presentadora de 'Sálvame Limón' y 'Sálvame Naranja'. En 2017 publicó su primer libro: 'Tú también puedes. Cómo perdí 60 kilos y gané salud'.
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