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La empresa de mecanizado de precisión y calderería Mecánica Brañosera, ubicada en Requejo, ha pasado de pagar 2.500 euros al mes por el suministro energético a los 5.000, es decir, el doble. A José María Serna, responsable de la Ganadería La Mesquería, en ... Nestares, la subida de la luz le supone unos 600 euros mensuales más. Eso porque reaccionó a tiempo y cerró en mayo una tarifa fija; de no haberlo hecho, el incremento sería mayor. Y Ángel Suárez, propietario del pub Coppola de Santander, está pagando un 50% más de electricidad por el almacén donde tiene varias cámaras frigoríficas.
Son algunos ejemplos de cómo está afectando en Cantabria el incremento del precio de la luz desde hace unos meses a empresas y autónomos. Desde las grandes industrias a los negocios más pequeños, el incremento del coste del suministro está provocando que algunos tengan para frenar su producción y que otros repercutan ese coste en el producto final, y por tanto, en el consumidor, que, por otra parte, ya asume en sus hogares ese incremento del coste energético.
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«Un viacrucis». Así definía hace unos días el sector electrointensivo el panorama que viene de cara a las próximas semanas ante la falta de suministro eléctrico con precios estables. Las grandes comercializadoras se están negando no sólo a negociar acuerdos con tarifas fijas de cara al medio y largo plazo, sino que han retirado las ofertas realizadas previamente ante la escalada del coste del megavatio por hora. Entre las empresas cántabra afectadas por esta situación se encuentran Reinosa Forging & Casting y Ferroatlántica.
La primera -especializada en la forja y las grandes piezas- asegura que la factura eléctrica media de 2020 se situó en torno a los 600.000 euros mensuales mientras que el pasado septiembre, con menos días de actividad por fiestas, se han superado los 2,1 millones de euros. «De febrero a noviembre la subida ha sido del 300%. De 56 euros a 174 euros el kilovatio». Este «insostenible» aumento les obligó a parar la producción la última semana de octubre y a reajustar horarios a la plantilla (entran una hora más tarde). Por su parte, Ferroatlántica, que produce ferroaleaciones, ha pasado de pagar 120 euros de luz para producir una tonelada de producto a 700 euros. «Estamos pagando cinco millones de euros más para hacer la misma producción que en nuestra fábrica de Noruega». Ante esto, la empresa cerró uno de los cuatro hornos que posee en la planta de Boo de Guarnizo y recortó las horas de actividad de sus otros tres hornos para ahorrar energía. Sale más rentable parar la actividad para cubrir la demanda y esperar a que bajen las tarifas de la luz.
En el sector de la automoción el panorama no es mucho mejor. Maflow Spain Automotive, proveedor de repuestos de carrocería de automóviles, cifra en 80.000 euros el gasto extra de electricidad del último año, es decir, un 40% más. Eso conlleva que aquellos que quieran adquirir un vehículo, que ya de por sí escasean por la carencia de microchips, «ya no se encuentran con esos descuentos del 20% o 25% que había antes», según señala Marcos Díaz, director general de la compañía.
En Mecánica Brasoñera -que produce piezas para empresas grandes de la región y diferentes sectores como el de la automoción, siderometalurgia o la alimentación- están pagando un 100% más de luz por el consumo de la veintena de fresadoras y tornos con que cuenta. «No puedo repercutir ese coste en el cliente, tengo que soportarlo yo, pero no sé durante cuánto tiempo», apunta Jesús Mediavilla, gerente de la empresa.
millones de euros anuales desembolsa mediante un acuerdo marco con EDP firmado en marzo de 2021. La subida no le afecta.
millones de euros anuales es su coste por el consumo eléctrico. Tiene una tarifa fija mensual y no le afecta la subida.
millones de euros anuales desembolsa a través de un contrato de tres años con una tarifa fija mensual, con lo que no le afecta la subida.
euros es lo que ha consumido en lo que va de año gracias a la instalación de alumbrado led. En 2018 gastó un millón de euros y en 2020, 805.567 euros.
En una situación similar se encuentra Saint-Gobain PAM, empresa dedicada a la fabricación y venta de tuberías de fundición, a la que el impacto del creciente coste energético hace subir un 10% sus costes totales de producción. «En tres meses, la electricidad ha subido un 50% respecto a 2020», apuntan desde la factoría.
El incremento del coste energético no sólo afecta al sector industrial, también al primario y al terciario o de servicios, el más cercano al consumidor. La Ganadería La Mesquería, de Nestares, se encuadra dentro del primer grupo. José María Serna, responsable de esta explotación -integrada por 260 vacas, de las cuáles 130 son de ordeño-, comenta que su factura ha pasado de los 1.200 euros mensuales a los 1.800. «No cubrimos los costes de producción. El litro de leche nos cuesta 0,40 euros y nos los pagan a 0,35. Nos están asfixiando los distribuidores», expone.
euros es el desembolso que ha realizado hasta septiembre de este año. En cambio, durante todo el pasado año gastó 39.870 euros.
euros fue el coste de la factura del pasado agosto, un 75% más que el mismo mes del año pasado. La de septiembre fue de 8.400 euros.
millones de euros es lo que pagó el pasado mes de septiembre frente a los 600.000 de media mensuales del año 2020.
euros es el coste de electricidad por la producción de una tonelada de metal, frente a los 120 euros que le costaba antes.
En la Peluquería Eduardo y Pilar Pescador, de Santander, están pagando hasta un 30% más de luz, situándose la factura mensual en unos mil euros. «De momento asumimos el gasto porque no podemos compensarlo en el precio. No se puede encarecer el servicio, así que estamos expectantes. Desde luego, si esto sigue así, al final se encarecerá el servicio», apunta Pilar Pescador.
José Ángel Sainz, responsable de Sobaos El Andral, también asume un elevado coste por la electricidad, ya que en su obrador, menos el horno, todo lo demás es eléctrico (máquina para empaquetar, abatidor de frío, cascadora de huevo...). Además, tiene vacas que ordeñar y un tanque de 6.000 litros para enfriar la leche: «Pagamos un 40% más».
Isabel Vega, directora de Marisma Wellness Center, también asegura que la subida de la luz les está afectando «mucho». «Hace peligrar la viabilidad de las instalaciones porque, además, llega tras una pandemia que también ha traído dificultades económicas. Seguimos intentando optimizar costes, pero abrimos muchas horas y eso no hay forma de minimizarlo», señala.
euros es el gasto mensual de la factura eléctrica a través de un contrato con tarifa fija suscrito en mayo. Antes pagaba entre 1.200 y 1.300 euros.
euros es la cantidad de más que está pagando esta empresa de automoción. Es decir, un 40% más de lo que pagaba hasta ahora.
euros es lo que paga mensualmente en electricidad esta empresa de mecanizado frente a los 2.500 de meses anteriores.
euros es el gasto aproximado en electricidad que pagan mensualmente, lo que supone que su factura de la luz se ha incrementado en torno a un 30%.
Las que no están sufriendo esa generalizada subida del precio de la electricidad son las instituciones públicas de la región. El Gobierno de Cantabria, que paga 11 millones de euros al año en luz, tiene un acuerdo marco ventajoso desde marzo de este año, al que están adheridas varias instituciones como la Universidad de Cantabria o el Parlamento, entre otras. Del mismo modo, los ayuntamientos de Santander, Torrelavega, Castro Urdiales y Camargo cuentan con contratos que recogen unas tarifas fijas mensuales. Tampoco el Hospital Valdecilla, cuya gestión corre a cargo de Smart Hospital (Ferrovial Servicios y SIEC), paga más por la luz.
Por JESÚS LASTRA
La escalada, por el momento irrefrenable, de la electricidad está teniendo un 'efecto dominó' en los precios, con una inflación igualmente al alza que en octubre confirmó aumentos que no se veían en el Índice de Precios al Consumo (IPC) desde 1992. En concreto, el dato divulgado el viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE) apunta a un incremento de la electricidad en un año del 62,8%, por un 57,1% en el ámbito de los combustibles. Con estas palancas empujando de los precios, la inflación marcó un 5,4% interanual, que en el caso de Cantabria todavía fue una décima superior, hasta el 5,5 por ciento.
La influencia de la energía en esta ola inflacionista queda clara cuando se analiza la inflación subyacente, que prescinde del precio de los dos elementos más volátiles: los alimentos y los productos energéticos. En este caso se elevó cuatro décimas, hasta el 1,4%, la tasa más alta desde julio de 2017.
La diferencia de cuatro puntos que existe entre este indicador y el IPC es la más amplia desde agosto de 1986, lo que acredita que la subida de precios no es generalizada para la totalidad de la economía.
Sin embargo, el fenómeno tiene diversas derivadas. Por un lado, la escalada de precios está dejando sin efecto las subidas salariales pactadas por convenio que, según los últimos datos del Ministerio de Trabajo, se incrementaron en un 1,55% hasta el décimo mes del año. En otras palabras, los trabajadores están perdiendo poder adquisitivo.
En paralelo, y estrechamente ligado con lo anterior, esta inflación disparada dificulta sobremanera la negociación colectiva y la firma de nuevos convenios. UGT señaló esta semana que 35.000 trabajadores cántabros están a la espera de renovar el acuerdo de su sector.
Más efectos. El Gobierno central utilizará la evolución del IPC hasta noviembre para actualizar las pensiones, por lo que el gasto crecerá de forma sensible.
Un último detalle no menor. Los bancos empiezan a acariciar la idea de un Euribor en positivo en 2022 que calme esta tendencia...
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