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Cientos de vehículos permanecen inmovilizados en el Puerto de Santander ante la imposibilidad de comercializarlos y enviarlos a sus destinos por la falta de algunos ... componentes. Esta escasez de piezas es consecuencia de los problemas logísticos mundiales que se vienen arrastrando desde la pandemia.
La planta de Volkswagen en Navarra ha encontrado en la infraestructura portuaria santanderina una solución de emergencia a sus problemas de producción y almacenamiento: para tratar de mantener su actividad ha seguido fabricando vehículos incompletos, un stock que ya supera los 10.000 automóviles, una cifra nunca antes alcanzada, y que ha repartido entre sus propias instalaciones de Landaben; en una campa situada en la localidad también navarra de Irañeta, y en Santander. La fábrica cuenta con espacio para unos 6.000 coches, una capacidad que puede aumentar en unos cientos más utilizando algunas de las calles menos transitadas en el interior del recinto. Los demás vehículos han tenido que ser transportados y distribuidos entre Irañeta y el Puerto de la capital cántabra.
La falta de piezas ha forzado el cese de la producción durante diez días desde comienzos de año, unas jornadas sin actividad que se han distribuido entre enero, mayo, junio y septiembre: en este mes, la fábrica ha parado el pasado viernes y lo ha vuelto a hacer ayer. Si no hay novedad, este mismo viernes, día 9, se volverá a repetir ese paro forzoso.
Como explican desde la planta navarra, la mayor parte de los automóviles inmovilizados en el Puerto están a falta de piezas del MIB, el sistema multimedia con que vienen equipados sus coches, que puede ser instalado posteriormente con una operación sencilla.
Volkswagen califica como 'incompletos' a estos vehículos, y por política de calidad de la marca alemana, no pueden ser distribuidos antes de que cuenten con esas piezas y se realice una serie de revisiones adicionales.
En cualquier caso, tampoco puede decirse que el Puerto santanderino esté invadido por vehículos a la espera de piezas, ya que dispone de superficie de aparcamiento suficiente para albergarlos sin que condicionen el tráfico normal de coches y su carga y descarga.
La falta de suministros de chips y semiconductores es el origen de todo el problema, que se remonta a los primeros meses de la pandemia y afecta a todas las industrias del sector. Aunque se confiaba que la llegada de componentes se fuera normalizando a lo largo de este 2022, la realidad es que la fabricación de piezas no alcanza para mantener el ritmo de producción.
Según indican fuentes de la planta de Volkswagen en Navarra, allí se fabrican cada día 1.348 coches, una parte de los cuales puede quedar incompleta en función de que estén o no disponibles todas las piezas que precisa cada uno de ellos.
«Normalmente, la fábrica trabaja con una planificación de unas cinco semanas, pero, desde hace bastante tiempo, se hace de una semana para otra por la inestabilidad en el suministro de semiconductores», señalan fuentes de Volkswagen. Eso obliga también a mantener reuniones con periodicidad semanal con los sindicatos para organizar el trabajo o la detención de la cadena de montaje cuando resulta inevitable.
1.348 coches fabrica cada día Volkswagen en Navarra, y una parte se canaliza por el Puerto
A diferencia de los coches estacionados en la propia fábrica o en campas vecinas, la estancia de vehículos en el recinto portuario santanderino tiene un coste para Volkswagen, de ahí que la marca trate de reducir al máximo el número de unidades que envía y, a la vez, dotarlos de los componentes que precisan en el periodo de tiempo más breve posible para darlos salida.
Si la irrupción del covid y los confinamientos forzosos de la población en todo el mundo afectaron al ritmo de fabricación de chips y semiconductores y a su comercialización, la industria tecnológica internacional confiaba en que, superado ese trance, la oferta pudiera volver a responder el gran pico de demanda. Pero, tras la pandemia, la crisis energética ha hecho imposible alcanzar ese objetivo. Ahora, las previsiones más optimistas apuntan al próximo año 2023 como horizonte para la recuperación.
Corea del Sur, Taiwán y China, países de origen de buena parte de estos elementos, siguen sin alcanzar el volumen de producción necesario para eliminar el atasco, y esa falta de suministros golpea a los fabricantes de automóviles en Europa, que a su vez están haciendo frente a un alza imparable de los precios de la energía, agravada por la invasión rusa de Ucrania, lo que se ha traducido en recortes en la cifra de vehículos y matriculaciones.
10.000coches permanecen inmovilizados a la espera de que lleguen las piezas necesarias
Las remesas de coches bloqueados a la espera de piezas para su salida al mercado no es un problema exclusivo de Volkswagen, sino que afecta a la práctica totalidad de las marcas, con una serie de consecuencias en cascada: en Cantabria, los concesionarios de coches ven limitadas sus ventas por las pocas unidades que les llegan, algo que también supone que se alarguen los plazos de entrega.
El cambio de hábitos que se produjo durante la pandemia, que impulsó una mayor demanda de aparatos electrónicos por el mayor tiempo que la población debió de permanecer en sus casas, es una de las razones que explican esta escasez mundial de chips o semiconductores. La crisis del covid disparó las ventas de ordenadores, consolas y móviles, desajustando la demanda respecto a una oferta de chips ya condicionada por las tensiones comerciales con Asia: como las fábricas de coches cerraron durante la pandemia, a la vez que se producía un gran aumento de la demanda de productos tecnológicos, los suministradores de chips derivaron su producción a los que les siguieron comprando. En el momento en que se recuperaron las cadenas de producción de coches, se produjo este desequilibrio en el mercado.
El Puerto de Santander tendrá en funcionamiento, antes de que termine el mes de septiembre, su nuevo silo para el estacionamiento de vehículos, que facilitará el tráfico de coches y permitirá su crecimiento. El silo, parte del cual ya está operativo, supondrá para el puerto disponer de unos 70.000 metros cuadrados para vehículos, una superficie que aumentará otros 210.000 metros cuadrados cuando, en 2023, se construyan otras tres plantas sobre ella. La ejecución de este proyecto viene a dar respuesta a la necesidad derivada del incremento del tráfico de automóviles, maquinaria, plataformas y semirremolques que se viene experimentando de manera sostenida en el Puerto de Santander durante los últimos veinte años, y ante la imposibilidad de ganar superficie realizando nuevos rellenos en la bahía.
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Ana del Castillo
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