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Reconocen que existe una «dilación» en el proceso y hablan abiertamente de una «macrocausa». Mucho trabajo, mucho volumen. Es lo que aseguran fuentes cercanas a la investigación en el caso de la presunta estafa de Novo Banco. Todo, después de que este periódico reflejara ... días atrás la «evidente preocupación» de los afectados al ver que aún no hay soluciones a la vista dos años y ocho meses después de que se conocieran los hechos. Es, según revelan estas mismas fuentes, precisamente una cuestión de volumen y hasta de espacio físico. Con tantas partes (y tantos abogados que deben asistir a la vez), para cada declaración se necesita la sala más grande de los juzgados (el salón de actos de Las Salesas), un espacio que es necesario reservar y que, por tanto, no siempre está disponible. Todo suma para que el tiempo siga pasando.
Para hacerse una idea de la dimensión del caso -la presunta estafa millonaria a un nutrido grupo de clientes de la antigua oficina que Novo Banco tuvo en Santander y que puso en conocimiento de la Justicia el principal investigado por los hechos- ofrecen una serie de datos. En total, hasta ahora, 49 tomos con unos trescientos folios cada uno, a lo que hay que añadir una cantidad ingente de documentación en discos, pendrives o en otros soportes. Hablan además, de hecho, de en torno a un centenar de perjudicados. Y todo eso supone un contingente enorme en un juzgado en el que, además, en los últimos tiempos ha recaído la instrucción de otras causas complejas como la de Ascán con la gestión de las basuras de Santander, la de Parques y Jardines o varios de los asesinatos más mediáticos de los últimos tiempos. «Y la tramitación de una causa no puede servir para retrasar otras», apuntan esas fuentes. Así que se avanza -«la causa está al día» en cuanto a la recepción de «la enorme cantidad de escritos» que se han presentado-, pero a su ritmo. Y el fin de la instrucción parece lejano en el horizonte. Y a esto se añade el problema de espacio. La necesidad de esa sala grande que hay que solicitar previamente. «Tratándose, además, de declaraciones prolijas» que se extienden durante horas.
Como ya contó El Diario Montañés, no hay reproche a la labor de la jueza que lleva el caso (y tampoco a los funcionarios de su juzgado). Es una cuestión de cantidad y de medios. La duda está en saber si existe la posibilidad de contar con un juez de apoyo o de alguna otra medida que alivie la labor del tribunal. Las fuentes con las que ha contactado este periódico lo consideran «improbable», pero habrá que seguir el desarrollo del proceso en los próximos meses.
Mientras prosigue la fase de instrucción y antes de que exista un escrito de calificación provisional, han sido llamados a declarar como investigados en este tiempo Jacobo Vidal (el exempleado y principal protagonista), varios de sus familiares y algunos excompañeros de la oficina que la entidad tenía en Santander. Pero en esa lista figura también el propio Novo Banco. Que siga o no con esa calificación resulta determinante, más que nada porque si de su actuación se deduce un posible delito penal, la cuantía del dinero que debería abonar, llegado el caso, se multiplicaría. A lo largo de los próximos meses están llamados a declarar como testigos el antiguo director comercial de la entidad y el director jurídico.
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