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La falta de conductores profesionales sigue creciendo a un ritmo imparable. Hay escasez de transportistas de mercancías, de conductores de autobuses, de taxistas, de gruistas... Lejos de solucionarse, el problema sigue agravándose con el paso del tiempo, entre otras razones, por la falta de ... relevo generacional. Los jóvenes no ven ningún atractivo en esta profesión.
En el caso del transporte de mercancías, se estima que faltan entre 300.000 y 400.000 profesionales en Europa; entre 15.000 y 20.000 en España; y más de 200 en Cantabria, según apunta Gerardo Pontón, presidente de Aetrac (Agrupación Empresarial de Transporte en Cantabria). «Hay mucha demanda de conductores para trabajar a nivel internacional». La explicación es sencilla. Ese trabajo supone estar fuera de casa entre diez y quince días «y nadie quiere estar tanto tiempo sin ver a su familia».
Pontón asegura que cada vez se mira más todo lo relacionado con la conciliación familiar. «Ya no es como hace años, cuando la carretera era vocacional, una manera de salir, de conocer otros sitios. Ahora ya la gente viaja y ya no necesita montarse en un camión para conocer otros países. Y eso que han mejorado mucho las condiciones de las carreteras y los vehículos. Nada que ver con lo que era el transporte hace 25 años».
Otro de los problemas de este sector es que las empresas de transporte «quieren conductores con experiencia, aunque se adquiere a base de trabajar». «Ahí son las administraciones las que tienen que facilitar la incorporación de gente joven, ayudantes que estén una temporada en una empresa con contrato formativo», apunta Pontón, que cree que «hay que hacer más atractiva la profesión». Y eso pasa, en su opinión, por facilitar el acceso para sacar los carnés de conducir y los certificados del CAP «que tiene un coste importante, de entorno a los 4.000 y 6.000 euros, una barrera de entrada importante para la gente joven».
Gerardo Pontón
Presidente de Aetrac
Otra de las medidas que habría que adoptar, según el presidente de Aetrac, tiene que ver con la seguridad en las áreas de descanso. «Hay que facilitar que haya áreas de descanso y sitios seguros donde los vehículos puedan aparcar por las noches tranquilamente y los conductores puedan descansar de forma segura y vigiladas, que es un tema que está echando bastante atrás a la gente», explica.
Finalmente, Pontón cree que hay que mejorar las condiciones económicas (hay 52 convenios colectivos en toda España), al tiempo que afirma que un conductor internacional puede cobrar unos 3.000 euros al mes.
En el sector del transporte de viajeros por carretera la situación es muy similar, según describe Daniel Álvarez, gerente de la empresa ALSA en Cantabria, que cuenta con 350 conductores. «El problema que tenemos es que la media de edad de nuestros conductores es de más de 55 años, con lo cual cada año se jubila y prejubila más gente. Salen más conductores que los que se incorporan al mercado laboral», ilustra.
Daniel Álvarez
Gerente de ALSA en Cantabria
¿Por qué no hay nuevos conductores de autobús? «Por el prejuicio sobre esta profesión y el desconocimiento de las condiciones laborales». Según apunta Álvarez, el salario medio de un trabajador de ALSA anda cerca de los 1.800 o 2.000 euros, con una jornada de 7 horas y 35 minutos. No son condiciones malas. Todos tienen sus horas de descanso, su tarjeta de tacógrafo digital donde se registra toda su jornada...».
En su opinión, la gente tiene una imagen del conductor profesional «muy antigua, de cuando la gente vivía prácticamente fuera, no veían a su familia y con unas condiciones mucho peores de las que realmente son. Pero así todo no hay una demanda real por esta profesión y por eso creemos que habría que hacer una formación en los colegios, en el sector educativo, y mostrar este tipo de salida laboral».
Donde más problemas está teniendo esta empresa para encontrar profesionales es en las zonas oriental y occidental de Cantabria, «en municipios donde hay menos población y por tanto menos candidatos a acceder a este mercado laboral».
En el sector del taxi también hay «déficit de conductores», según señala el presidente de la Federación Cántabra, Manuel Andoni Ruiz, que calcula que en la actualidad serán «unos 400» en activo, por lo que hacen falta más. «Trabajo sí que hay para ellos», garantiza.
El problema, dice, es que tienen que superar un examen para obtener el permiso municipal. Ese permiso se obtiene a través de un examen que los taxistas consideran demasiado riguroso. «Hemos solicitado al Ayuntamiento de Santander a ver si puede ser algo más ligero», explican. Los aspirantes tienen que saberse al dedillo el callejero municipal, el reglamento, las tarifas, direcciones de interés... Conceptos que es lógico que dominen, pero que desde el sector entienden que debería adaptarse a las actuales circunstancias. Eso permitiría que circularan más vehículos a la vez precisamente en esos «picos altos» que se registran durante el verano.
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