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Un grupo de niños del camping jugando a tiro con arco en el área de multideporte. Eneko Valle
Familia y libertad entre parcelas
Crónicas de estío

Familia y libertad entre parcelas

La vida en un camping, como «un pueblo»

Lunes, 5 de agosto 2024, 07:42

Unos prefieren un hotel de ciudad. Por el centro, para patear mapa en mano. Otros se buscan un apartamento cerca de la playa. Chanclas y sombrilla desde por la mañana. Los hay que prefieren una casa rural con todo el encanto del pueblo. O una cabaña perdida en las montañas. Rutas y paz total. Y hay más opciones. Una es de toda la vida, con un toque de libertad y trato con la naturaleza. El camping forma parte de la historia de las vacaciones de generaciones de españoles. El Diario Montañes se acerca a uno, el Somoparque, que vive los días más intensos del año.

«Cantabria nos encanta, pero elegimos este camping por el estilo de tiendas. Nos apetecía probar», cuentan Pablo García y Teresa Martínez. Vienen desde Madrid y es el primer año que acuden junto a sus dos niños pequeños. Han elegido las tiendas 'Kampaoh', que llaman la atención por su color blanco y por su imagen. Teresa confiesa que lo que más les gusta es «la libertad que da el camping». «La tranquilidad que sientes en cuanto a dejar a nuestro hijo corriendo y jugando con otros niños». Diego, el mayor, dice que se quedaría aquí «ochenta días más». Largas vacaciones. Y aunque los padres intenten seguir una rutina, a él nadie le quita lo más importante: «a media mañana siempre voy a jugar al fútbol con mis amigos». Hay muchos recuerdos infantiles asociados a un verano aquí.

Inma Gutiérrez y Juan Antonio Elejalde son un matrimonio de Vizcaya. Llevan de camping en camping toda la vida. «Al principio elegimos tienda, luego pasamos al 'carro' y, cuando nuestros hijos se hicieron mayores, pasamos a casitas de madera». Una evolución. En el día a día intentan seguir un mismo hábito, «después de desayunar, siempre vamos a ver algo por Cantabria». «La tarde –siguen– nos la tomamos más relajada: cartas y bañito en la playa». El matrimonio elige esta opción de alojamientoporque entienden que «es más libre, tranquila y familiar». Sobre todo, esto último. Inma asegura que, «si te pasa cualquier cosa, falta tiempo para que vengan todos a tu puerta para intentar ayudarte». Confiesa emocionada que «esa sensación no la encuentras en ningún lado». «Yo, por lo menos, no he visto algo así en mi vida». Y, aunque ellos esta vez solo vienen un par de días y no les da mucho tiempo a entablar grandes relaciones con los otros campistas, antiguamente –a lo largo de su experiencia viajera– sí que formaban «una gran familia con todos los otros clientes».

Beatriz Labandeira e Iñaki García, ante su caravana. Eneko Valle

Por el recinto hay otros muchos enamorados de la 'tierruca'. Iñaki García y Beatriz Labandeira llevan viniendo siete años. «Es la zona que más nos gusta de todo Cantabria». Vienen a disfrutar de un ambiente «natural y al aire libre». Tienen dos niñas, Naroa y Alazne, de 15 y 17 años, y confiesan que la localización del camping les da, ante todo, tranquilidad. «Ellas pueden ir a El Puntal de Somo, que está aquí al lado, a tomar algo». Ellos dos, sus hijas y un quinto miembro. Muy importante. Iñaki y Beatriz tienen un perro y, aprovechando que el Camping Somoparque permite su entrada, él también se va de vacaciones. 'El caracol', así llaman a su caravana. «Aquí vivimos, hacemos barbacoas, quedamos con los demás campistas. Somos una gran familia». Y, aunque sí que tienen en mente cambiar 'El Caracol' por una casita de madera (otra de las opciones que se ofrecen), no cambiarían el camping «por nada».

Porque hay distintas opciones. El Somoparque se encuentra en la carretera de Somo-Suesa y, entre otros servicios, cuenta con alrededor de 150 parcelas, 25 tiendas 'Kampaoh' y varias casitas de madera que ofrecen tanto libertad para niños como tranquilidad para padres. Con una historia de más de cuarenta años, su propietario actual es Eneko Valle que, a su vez, es presidente de la Asociación de Campings de Cantabria.

Con historia

Aunque la historia del recinto se remonta años atrás, fue fundado en 1983 por un turista inglés. Por eso era conocido, precisamente, como 'El Camping del Inglés'. Eneko y su familia solían venir a veranear. El destino quiso que, en 1997, acabaran siendo ellos los dueños del camping. Desde entonces, intenta poner todo a punto para que los clientes puedan disfrutar de ese ambiente «tranquilo y familiar» del que hablan los campistas. El mismo que a él le encantaba años atrás. La fórmula sigue funcionando. «Muchas veces tenemos que decirle a los clientes que estamos completos», apunta.

Juan Antonio Elejalde e Inma Aguirrez, asiduos al camping Eneko Valle

Como presidente de la Asociación de Camping de Cantabria, también le toca ser la cara visible del sector o acudir a ferias y eventos. Se encarga –dice– de «brindar a los campings de Cantabria un buen posicionamiento nacional e internacional».

Y siempre manteniendo esa esencia. La del recuerdo de muchas generaciones. De muchos veranos de vacaciones. «El camping –resume Eneko Valle– es igual que un pueblo tranquilo. Los niños solo vuelven a casa para comer y cenar, y los padres disfrutan y están tranquilos».

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