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Mada Martínez
Santander
Lunes, 22 de noviembre 2021, 07:09
El nuevo Real Decreto de Evaluación, Titulación y Promoción de la Lomloe, aprobado la pasada semana, trae varios cambios. Quizá los más notorios tienen que ... ver con la supresión de las evaluaciones extraordinarias en la ESO –que Cantabria tendrá que aplicar este mismo curso– y el hecho de que ya no hay un límite fijo de suspensos para promocionar o titular en Educación Secundaria Obligatoria. En esto último ganan peso los equipos docentes: su decisión, coral y colegiada, será clave para pasar de curso o para obtener el título de la ESO.
Hay otros cambios. La repetición será algo excepcional –si bien, al menos, en Primaria esto ya ocurre en la práctica–;hay un año extra en Bachillerato para cursar materias suspensas y está, además, la posibilidad de titular en esa etapa posobligatoria con un suspenso –siempre, eso sí, que se haya asistido a clase o se logre una nota media por encima del 5–. Norberto García, reelegido hace apenas unos días portavoz de la Comisión Permanente del Comité de Directores de Secundaria, ha tratado ya el real decreto con sus compañeros. Lo deseable, incide, es que se hubiera aprobado en agosto, como tarde a principios de septiembre, «para haber comenzado el curso con esta nueva legalidad». Más allá de eso, las polémicas que entraña el decreto, entiende García, tienen sobre todo tinte político. «Nosotros entendemos que la mayoría de las medidas que ahora se toman en la evaluación y promoción son adecuadas», valora. Esa supresión de la evaluación extraordinaria es, de hecho, «una demanda que veníamos haciendo los directores de los centros públicos desde hace años».
Leticia Cardenal
Presidenta de la FAPA
¿Por qué? Septiembre, mes en el que hasta el curso 2016-17 se hicieron las recuperaciones, derivaba en «una falta de oportunidades para los alumnos». Y junio, fecha actual, también trae «problemas a los centros»: el curso dura un par de semanas menos y, además, se «vulnera la evaluación continua», indica García. Con la supresión de los exámenes extraordinarios, «la evaluación continua, la formativa, la del trabajo de todos los días cobra sentido. Y, además, se van a ganar dos semanas reales de clase».
Comparten esta visión en la Federación de Asociaciones de Madres y Padres del Alumnado (FAPA). «En general, estamos de acuerdo. Nos parece bien la evaluación y valoración de los docentes. Es un claustro el que se pone de acuerdo y no un solo profesor. Ellos conocen bien a nuestros hijos», apunta Leticia Cardenal, su presidenta. Con esta forma de evaluar, no se daña la mentada 'cultura del esfuerzo', asegura Cardenal. La cuestión es que ahora ese esfuerzo se medirá de forma sostenida en el tiempo, y, por tanto, añade, no será fruto de un esprint –por lo general, memorístico– ante un examen, refiere Cardenal. «Vamos a favorecer ahora al que se esfuerza y trabaja de forma continuada. El esfuerzo ha de ser durante todo el curso», incide la presidenta de la FAPA.
mónica haro
Presidenta de Concapa
La llamada cultura del esfuerzo o del sacrificio –tiene otros apellidos– ha emergido estos días en el debate público al calor del real decreto. Para gran parte de la comunidad educativa, esta evaluación en ESO o Bachillerato no tiene por qué mermar la dedicación del alumnado, la calidad educativa. En Concapa piensan lo contrario. «Siempre nos hemos opuesto a la supresión de la evaluación extraordinaria,», refiere Mónica Haro, presidenta de la Confederación Católica de Padres de Familia y Padres de Alumnos. ¿Razones? Si los equipos docentes ganan peso en la evaluación, Haro teme que haya «diferentes criterios» en cada centro y que así se perjudique al alumnado. «Y si se priman las competencias y habilidades, ¿qué pasa con los conocimientos?Algo está fallando. Creemos que esto no juega a favor de la mejora de la calidad de la enseñanza. Y que no motiva a los buenos alumnos», indica.
En lo que coinciden FAPA y Concapa es la necesidad de aplicar herramientas de refuerzo durante el curso.
En Primaria
El real decreto «no conlleva cambios significativos respecto al proceso de evaluación que actualmente se aplica en Primaria», revela María José Rioseco, homóloga de García en Infantil y Primaria. Lo positivo, valora, es «la recuperación del concepto de ciclo, y no de curso, como estructura organizativa y evaluable a efectos de una posible repetición, que siempre se ha considerado una medida excepcional, tras una decisión colegiada de equipos docentes». Y considera «más adecuada la aplicación de la evaluación externa en 4º de Primaria [...] y no en 3º de Primaria, tal y como la Lomce establecía».
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Ana del Castillo
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