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La Asociación de Ucranianos e Inmigrantes del Este en Cantabria (Obering) se ha ocupado estas dos últimas semanas de registrar las solicitudes de particulares para acoger refugiados en la región. Hasta este martes contaba ya con 230 peticiones. «Tenemos todas esas fichas que ha rellenado ... esta gente con buena disposición y hemos ido llamándolos, sobre todo a los que conocemos, para salir al paso de las urgencias de los que han llegado ya», cuenta Mariya Kurnytska, portavoz del colectivo.
Algunos de estos voluntarios llevan días hospedando a familias que llegaron justo tras el estallido del conflicto; aunque la mayoría de estos huidos que ya están en la región han tenido más facilidades porque contaban con lazos familiares cántabros. En muchos de esos casos no ha habido un registro ni una comunicación a las autoridades. De hecho, este pasado lunes Cruz Roja sólo contaba ocho personas a las que les ha concedido el régimen de primera acogida. Cada cual, en cierto modo, ha hecho las cosas a su manera; algo que censuró este martes el Gobierno, que llama a la población a coordinar todas las acciones «para que resulten realmente eficaces», enfatizó el presidente Miguel Ángel Revilla.
«Lo que no puede es haber una anarquía. Tenemos que coordinarnos, organizarnos y unificar criterios y centralizarlo todo», advirtió el regionalista, que se reunió por la mañana en Peña Herbosa con los representantes de Obering.
Lo idóneo, dijo Revilla, es que todas esas personas «pasen por el registro de Cruz Roja. Porque la gente ha de saber que por su estatus de refugiado, todos los gastos de manutención y demás estarán cubiertos por Cruz Roja», informó.
Lo que ocurre es que aún no existe una directriz clara por parte del Gobierno cántabro, y desde el Ejecutivo central nadie ha dicho tampoco cómo se va a atajar esta crisis humanitaria. Nadie sabe, de hecho, cuántos refugiados llegarán al país, ni cómo será la cuota de reparto por comunidades autónomas. Eso sí, pese a la incertidumbre, Revilla lanzó un mensaje claro y tranquilizador: «Serán acogidos todos los que vengan».
El vicepresidente regional, Pablo Zuloaga, presidirá este miércoles la reunión con la que el Gobierno sentará en la misma mesa a Sanidad, Asuntos Sociales, Educación y Cruz Roja, entre otros, para establecer las líneas maestras de acción ante la crisis humanitaria. La idea es canalizar acciones como la llegada la madrugada del pasado martes a San Vicente de un autobús con decenas de mujeres y niños. Una iniciativa promovida por un grupo de empresarios que ha terminado con todos los desplazados durmiendo bajo techo, en albergues de San Vicente y Valdáliga y en casas particulares por otros puntos de la geografía cántabra.
En paralelo, el Gobierno informó este martes de que ya ha dispuesto 200 plazas para acoger nuevas llegadas de personas que huyen de la invasión en la red de albergues juveniles de la región, a lo que se suman seis pisos y la posibilidad de integrar también las habitaciones del seminario mayor de Corbán: «Estoy en conversaciones con el Obispado y me ha garantizado que lo va a estudiar», anunció Revilla. Pero aún no hay nada concreto al respecto. El mismo presidente se ofreció como voluntario: «Yo mismo he puesto a disposición de esta causa mi casa. Yo acogeré a una familia», señaló.
El Ayuntamiento de Santander dio este martes un paso al frente para tratar de coordinar todas las acciones de ayuda a los refugiados ucranianos y acabar con la multitud de iniciativas que se están produciendo. Gema Igual anunció que va a solicitar una Junta Local de Seguridad (en la que están presentes Ayuntamiento, Delegación de Gobierno, Policía y Guardia Civil)con la presencia de la Consejería del ramo «para trasladar un mensaje unitario y certero que responda a las dudas de los ciudadanos sobre la llegada de estas personas».
La alcaldesa, que se reunió con responsables de Cruz Roja en Cantabria, junto a la concejala Lorena Gutiérrez, informó también de que pone el Centro de Acogida Princesa Letizia a disposición de las familias que lleguen de aquel país. En un comunicado, Igual agradeció «enormemente» a los santanderinos «su colaboración y solidaridad» en la entrega de material humanitario y recordó que, actualmente, la recogida está paralizada hasta que concluya el envío a Ucrania del que ya se ha acumulado.
Hace más de una semana que el Consistorio cedió los antiguos talleres de la ciudad, junto al solar que antaño ocuparon los bomberos en Cajo, para almacenar todo el material recogido en la ciudad por los centros cívicos y en otros ayuntamientos de la región. El primer camión llegó este pasado lunes a la frontera con Hungría y ya se está procediendo a su distribución a través de una empresa de logística que está realizando el reparto en distintas zonas del país.
Igual incidió también en que «ahora es necesario atender otras necesidades, como es garantizar el bienestar de las personas que lleguen a Santander».
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