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Consejería y sindicatos -STEC, ANPE, CC OO, UGT y Tú- debaten hoy por la tarde el calendario escolar del próximo curso en la Mesa Sectorial de Educación. Es una cita importante: de ella saldrá el documento que marcará los periodos de actividad lectiva y ... descanso durante el curso que viene, tanto para la educación pública como para la concertada. La Consejería ha hecho su propuesta: inicio del curso en septiembre y luego 175 días divididos por cuatro bloques de descanso: en noviembre, en Navidad, en Carnaval (febrero) y en Semana Santa, ya en abril.
A las organizaciones que representan a las familias de los alumnos cántabros les gustaría participar en esa negociación, hacer aportaciones. «No entendemos que se siga negociando solo en el ámbito de lo laboral», señala Chema Torre, secretario de FAPA-Cantabria. Mónica Haro, al frente de la delegación autonómica de Concapa, coincide: «Las familias, como parte de la comunidad educativa, están directamente afectadas por el calendario escolar. No creemos que sea sólo un asunto laboral».
Más allá de eso, a FAPA y Concapa, cada cual con sus matices, les gustaría que la hoja de ruta del próximo año contemplase el impacto que la crisis sanitaria ha tenido este curso, cuyo último trimestre se ha impartido a distancia y cuyos contenidos han tenido que readaptarse. Chema Torre se mostró ayer crítico en este sentido: «Es un calendario que continúa como si no hubiera pasado nada este curso», indicó el secretario de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Cantabria.
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«De cara al curso que viene no sabemos prácticamente nada de las medidas de seguridad, ni de planes de refuerzo para ese tercio de curso en el que la educación ha estado detenida, ni de adaptaciones curriculares... Pero sabemos que el calendario va a seguir igual que siempre, como si el problema que hemos tenido este curso no hubiera existido», añadió.
¿Qué propone FAPA? Su idea es que el calendario y la planificación del próximo curso observen las dificultades y retrasos que se arrastren en este, incluyendo planes de refuerzo educativo centrados en el alumnado que no hayan podido seguir bien las clases a distancia -«Ahora no hay un plan para atender al alumnado que lo necesite»-, o aligerando los currículos académicos. Torre insiste en que es esencial que las consecuencias de la crisis sanitaria tengan reflejo en el calendario. En cuanto a los descansos propuestos por Educación, su federación, recuerda, siempre ha defendido un reparto del tiempo «desvinculado de las fiestas religiosas», si bien tiene quejas puntuales por lo largo de los tramos o por el cambio de criterio.
En Concapa sí apoyan el periodo no lectivo previsto en Semana Santa. «Es una petición que hemos hecho», indica Mónica Haro, por razones de «tradición» y conciliación familiar. No están tan de acuerdo, en cambio, con el primer tramo de descanso propuesto por la Consejería para los primeros días de noviembre. «Son vacaciones en medio de la nada, cuando los alumnos acaban de tomar contacto con el curso», incide Haro. En la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos creen que el primer trimestre del próximo curso podría haberse aprovechado para intensificar el refuerzo del alumnado con dificultades y trabajar sobre las consecuencias de la crisis sanitaria. «Ahí se podría haber hecho una adaptación del calendario, se pierde una oportunidad de recuperar», entiende Haro.
La Consejería señaló en la propuesta de orden de calendario escolar presentada en marzo que durante los periodos de descanso los alumnos no tendrían deberes, ni tampoco evaluaciones inmediatas tras su vuelta a clase. Fue toda una novedad pensada para que los periodos de descanso sirvieran precisamente para eso: descansar. En la orden que la Consejería reveló el lunes, esa directriz no queda reflejada. Según fuentes de Educación, en declaraciones a Europa Press, esta cuestión, «de regularse», se hará dentro de las instrucciones a los centros de principio de curso.
Sí que se fijaron en marzo, y se mantienen ahora, jornadas reducidas en junio y septiembre para Infantil, Primaria y Educación especial, aunque con la garantía de atención hasta las 14.00 horas, servicios de comedor y transporte incluidos. En FAPA y Concapa tienen dudas sobre la organización y sentido de estas jornadas. Para Mónica Haro se trata de una «pérdida de horas» lectivas
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