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Tener en Ajo una obra de arte de un artista internacionalmente conocido va a revalorizar el pueblo y le va a dar categoría. Atraerá a otro tipo de visitantes, a un turismo cultural, y no sólo al de playas. Ojalá haya muchos más proyectos parecidos aquí». «Lo que se va a hacer en el faro me parece una aberración paisajística, ya es lo suficientemente bonito como para tener que pintarlo. Puede que traiga a algún turista más, pero es demasiado desembolso de dinero que se puede destinar a otras cosas más importantes. Y en lo que no estoy de acuerdo es que se haga por imposición. Se debería preguntar al pueblo». El argumento a favor de que Okuda aporte color al faro pertenece a Nerea Hierro, y el posicionamiento en contra sale de la boca de Manuel Peredo.
Ambos son ñeros -así se conoce a los oriundos de este pueblo- y reflejan el sentir dispar entre los vecinos de Ajo ante la polémica actuación. No hay unanimidad. «Aquí la mayoría de gente creo que está a favor». Y cinco minutos después otro dice. «Casi todo el mundo está en contra». Ni lo uno, ni lo otro.
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En Ajo, estos días se respira tranquilidad y silencio en sus calles. Los segundos residentes aún no pueden desplazarse hasta sus apartamentos o residencias y la mayoría de restaurantes, conocidos por sus sabrosas paellas, tienen el cerrojo echado. Están activos los comercios del día a día, como la carnicería de Gerardo Álvarez. El joven ve con buenos ojos el traje con que van a vestir la torre. «No creo que sea algo malo para el pueblo, ni que vaya a quedar feo. Es un tema de avanzar un poco. Al pintarlo va a venir más gente y será positivo, sobre todo para la hostelería. Ahora mismo estamos todos en una situación delicada y este pueblo vive del turismo», alega tras el mostrador.
Nerea Hierro Ferretería Hierro
Yolanda Fuentes - Mariscos Cabo de Ajo
Gerardo Álvarez - Carnicería Gerardo Álvarez
En la misma avenida principal, Yolanda Fuentes despacha en Mariscos Cabo de Ajo. «No estoy en contra de ello, pero no lo acabo de ver. Para mí los faros deben de ser blancos. Este y todos». La mujer cuestiona sobre todo el momento elegido para realizar el proyecto. «Con lo que estamos pasando, habrá gente en este pueblo que no tenga ni para comer y ese dinero se puede destinar a obras sociales». Tampoco cree que vaya a dar vida a Ajo porque «la gente viene, lo visita y se va».
Al establecimiento entra Roberto Madrazo, y se suma a la conversación. «No veo mal que lo pinten si va a atraer más turismo. Además faros como el de Ajo hay pocos, está en la punta más saliente de todo el Cantábrico». Y lanza la posibilidad de que «si no tiene aceptación siempre se podrá pintar de blanco otra vez». De nuevo, juicios antagónicos. Eso sí, ninguno en contra de Okuda. «Es un artista reconocido mundialmente, pero se ha confundido de sitio. ¿Lo próximo qué va a ser, pintar La Ojerada?», se pregunta Carlos Illarregui, mientras se toma el blanco en la barra de un bar. «Eso de que va a atraer el turismo es sólo un punto de vista; además, la navegación necesita los faros blancos para la orientación»; este vecino considera que el enclave se merece más un museo de la historia del faro e instalar «baños móviles, que no hay en la finca».
Manuel PeredoVecino
Roberto Madrazo Vecino
Carlos Illarregui Vecino
Todo el revuelo que se está generando con la intervención artística planteada por el Gobierno de Cantabria, Autoridad Portuaria y Ayuntamiento de Bareyo -con una inversión total de 75.000 euros- para la torre, no ha restado ni un ápice la ilusión que tiene depositada en la misma el alcalde regionalista de Bareyo, José de la Hoz. «Al contrario, si hace falta me pongo yo a pintar con Okuda. Le apoyo a muerte porque creo en él y creo que va a ser una obra que, sin haber pasado dos años, va a ser visitada por media España», aventura. El regidor deja claro que no se va a dar marcha atrás y pone fecha para ver el faro con su nueva piel. «Va a estar listo antes del 30 de julio». De la Hoz reconoce que podía intuir cierta polémica con este trabajo, pero «no me esperaba este exceso de opiniones no del todo suficientemente informadas e interesadas, y la mayoría de gente de fuera de Bareyo y Cantabria».
El regionalista explica que la obra en el punto de mira parte de la Autoridad Portuaria, propietaria de la finca, y que «el Ayuntamiento, con su alcalde a la cabeza, la apoya». De hecho, De la Hoz ya barajaba desde 2009 una actuación artística «más ambiciosa» para este enclave, aunque «la idea ha evolucionando hasta que ahora el presidente de la Autoridad ha creído en este proyecto». En cuanto a la protección del faro de Ajo, detalla que es un edificio de hormigón que data de 1981. «El faro no está catalogado como bien a conservar ni a proteger en ningún sitio. Ni es BIC, ni es BIL. No tiene ningún valor artístico salvo el estético». La finca, donde se erige, sí está protegida por el POL que «impide edificar o alterar el volumen de las cosas, pero se pueden realizar labores de mantenimiento y conservación».
La polémica
Rosa Ruiz
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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