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La terraza del restaurante Maremondo, en El Sardinero. Celedonio
La fase 2 no convence a casi nadie

La fase 2 no convence a casi nadie

Las grandes superficies esperan el cambio para abrir, mientras hoteles, restaurantes, gimnasios y cines aguardarán a que la situación se normalice más

José Ahumada

Santander

Domingo, 17 de mayo 2020, 07:19

Son tantas las ganas por recuperar una vida normal que, apenas consumida una semana de la denominada fase uno, todas las miradas están ya fijas en la siguiente etapa, que supondrá un margen de movimiento un poco mayor en una existencia aún encorsetada.

La prolongación del estado de alarma ha ido incluyendo nuevas dificultades para la solución de la pandemia: lo que en principio era un problema sanitario se contagió enseguida a la economía con el cese de la actividad, mientras el encierro añadía la complicación de una presión social creciente. Solo faltaba por añadir la cuestión política –y esa impresión instalada en buena parte de la ciudadanía de que los partidos siguen a lo suyo incluso en los peores momentos–, para terminar de enrevesar la situación. Y todo ello empuja para forzar un acortamiento de los plazos hacia la meta de la 'nueva normalidad' anunciada por el Gobierno.

Cantabria se prepara también para dar el próximo paso que, a la espera de otras novedades de última hora incluidas por el Ministerio correspondiente, ya anuncia aumentos generalizados de aforo (en terrazas, comercios y servicios religiosos se amplía de un tercio a la mitad). Aunque las barras tengan que esperar, los locales de restauración de más de setenta metros cuadrados podrán abrir sus interiores, con un tercio de su capacidad y sólo con servicio en mesas.

La fase dos supondrá también la apertura de los centros comerciales (para un 40% de su público y prohibiendo la estancia de clientes en las zonas comunes), y de los teatros, cines y auditorios (con butacas numeradas y un tercio de aforo).

Caza y pesca deportiva reanudarán su actividad, y aumentará el número de instalaciones que abran sus puertas para hacer ejercicio. En educación, se permitirán las clases de refuerzo o para celebrar la EBAU; las guarderías atenderán a los niños que no puedan ser cuidados por sus padres. Lo que no varía es la restricción de la movilidad, limitada al interior de la provincia.

«Puede que no ocurra, pero si hay desconfinamiento algún contagio nuevo se va a producir: lo relevante es tener capacidad de respuesta», opina Celia Gómez, directora gerente de Servicio Cántabro de Salud. Cree que aún es pronto para saber cómo marcha la fase uno –aunque los indicadores digan que razonablemente bien–, y que hay que dar un margen para saber cómo funcionan los contagios. «Todos tenemos muchas ganas de recuperar la normalidad, pero no soportaríamos dar un paso atrás. Por eso hay que hacerlo con seguridad».

Consolidar los avances

Los ayuntamientos también arriman el hombro para consolidar los avances. «Santander ya ha adaptado tanto el espacio urbano como el transporte municipal y las instalaciones municipales a las nuevas necesidades para garantizar la seguridad de los ciudadanos. Y, por supuesto, ya tenemos preparadas una batería de medidas para avanzar en la regeneración económica, que tanta falta hace», señala la alcaldesa de la capital, Gema Igual. «Nos encontramos expectantes ante la normativa del Gobierno central para conocer el nuevo escenario de cara a la segunda fase. Nos faltan información y medios, y eso es lo que exigimos como Administración más cercana al ciudadano».

«El desconocimiento y la confusión» sobre la enfermedad son los mayores obstáculos para que las empresas adecúen sus entornos laborales a la contención del virus, según Justino Sánchez, secretario de Comunicación y Relaciones Institucionales de USO. «Esto lleva a los centros de trabajo a someter sus proyectos a la premisa de ensayo-error. Demasiadas dudas e incertidumbres que no dan garantías de éxito ante un enemigo invisible. Tanto los empresarios como los trabajadores son conscientes de la necesidad de recobrar la actividad cuanto antes, pero los riesgos aún no son controlables y toca evaluar cada semana la efectividad de las medidas realizadas».

Un aumento de contagios entra dentro de lo posible tras el desconfinamiento: lo importante ahora es la capacidad de respuesta

Aun cuando la situación sanitaria continúe mejorando, las condiciones de apertura siguen siendo demasiado pobres para la hostelería. Según explica el presidente del gremio, Ángel Cuevas, los hoteles seguirán esperando a una mayor «movilidad geográfica». «¿Vas a abrir un hotel de cien habitaciones para tener dos clientes de aquí? Si se pudiera dar un paso intermedio, permitiendo el paso de visitantes de comunidades limítrofes con un mapa sanitario similar, eso podría animar a abrir». Ni siquiera los alojamientos rurales se deciden a dar el paso en bloque, y eso que, como explica Jesús Blanco, presidente de la Asociación de Turismo Rural, todo parece indicar que su oferta de naturaleza, espacios abiertos, pocas aglomeraciones y poca incidencia de la enfermedad les dará un empujón. «El cambio se dará con la movilidad interprovincial y, si no pasa nada, abriremos a finales de junio».

Hay otros negocios para los que, salvo excepciones, la fase dos tampoco significa nada, bares y restaurantes, por ejemplo. «El grueso no va a abrir hasta que se pueda estar en la barra, el negocio sigue estando muy cojo con el 50% de mesas de bar y terraza», asegura Cuevas. En muchos gimnasios pasa igual. «No estamos dispuestos a abrir sin vestuarios y con un aforo del 30%. Con estas restricciones no son viables», dice Isabel Vega, directora de Marisma Wellness Center y presidenta de la Asociación Cántabra de Empresarios de la Salud y el Ejercicio Físico (Acesef).

¿Y los cines? Según Carlos Restegui, responsable de Los Ángeles, la idea general es abrir a finales de junio o comienzos de julio. «El problema es que en la fase dos los distribuidores no dan contenidos. Hasta que no se ponga en marcha todo el engranaje del mundo del cine no va a ser posible la reapertura: si no se produce, nos comemos todo lo que tenemos en la despensa. Y tampoco conocemos la respuesta del público, porque vamos a abrir en la temporada más floja del año y cuando la gente, que ha estado en confinamiento, lo que quiere es salir a la calle».

Los que sí aprovecharán la ocasión que se les presenta son los centros comerciales. «Cuando abramos el día 25, el cliente que esté haciendo compra de alimentación, y que ya está dentro, podrá adquirir también unas medias o una sartén, que ahora no puede», explica Juan Ferrando, director de Carrefour en Cantabria y portavoz regional de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged). «Para nosotros supondrá más trabajo en cuanto a protocolos de limpieza y desinfección, más medidas de seguridad y el mismo control de aforos. Para el cliente significa más comodidad porque tiene más posibilidades de compra bajo un mismo techo».

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