¿Está a favor de la 'Ley Celaá'?
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La aprobación de la Lomloe divide a los componentes de la comunidad educativa de la región, que discrepan sobre los puntos más polémicosSecciones
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La aprobación de la Lomloe divide a los componentes de la comunidad educativa de la región, que discrepan sobre los puntos más polémicosSi
El director del CEIP Cisneros, en líneas generales, no está descontento con la nueva ley, aunque considera que «en algunos aspectos se ha quedado corta». «Por ejemplo –apunta–, con la religión, que tendría que salir de las escuelas». En su opinión, «es algo que debería ser tratado en las iglesias, mezquitas o catequesis... El adoctrinamiento no es propio de las escuela pública, y si se tiene que dar que sea el de la defensa de los Derechos Humanos». También aplaude «que los centros no segreguen por razón de género».
«No es la ley que a nuestra organización le hubiera gustado, pero supone una mejora importante respecto a la que teníamos hasta ahora», afirma el secretario de la Federación de Padres y Madres de Alumnos de Cantabria. «Lo que más me gusta –como padre– es que avanza en algunos aspectos importantes para la educación pública y rompe con la concertada», explica Chema Torre. «Esta ley no quita a nadie de escolarizar a sus hijos donde quiera, pero lo que no puede ser es que lo paguemos entre todos», concluye.
«La Ley Celaá deroga la ultraconservadora y segregadora Lomce y defiende un sistema educativo moderno, equitativo, integrador e inclusivo, sin dejar a nadie atrás. Una ley fruto del diálogo y el consenso con los diferentes grupos parlamentarios, que garantiza el castellano en todos los territorios, protege las lenguas cooficiales, enriquece el derecho a una educación de calidad en los entornos rurales y que, por supuesto, mantiene abiertos los centros especiales», recalca la secretaria de Organización del PSOE cántabro.
«Ninguna autonomía se pegará un tiro en el pie con lo de la lengua. Si lo hicieran, sería educar a sus generaciones en un idioma que no les ofrece oportunidades más allá de su territorio», afirma el escritor y editor Jesús Herrán. «Nunca ha pasado nada, pero vende mucho en las redes sociales decir que se quieren cargar la lengua vehicular, que es un concepto que introdujo el ministro Wert en 2013. Antes no existía», añade. «Nadie se enfrenta al inglés o el francés, por ejemplo, porque no son rivales políticos», concluye.
No
«Lo que menos me gusta es que elimina la libertad de enseñanza. Uno puede escoger la tienda para comprar unos pantalones, pero con esta nueva ley no podrá escoger el centro donde quiere llevar a sus hijos», explica el director del Colegio La Salle de Los Corrales de Buelna. «Lo de la religión es una agresión a la libertad de conciencia, porque esta asignatura, que es la mayoritariamente elegida por las familias españolas, no tendrá ninguna alternativa, sólo el recreo», añade el también presidente de Escuelas Católicas.
«Es una ley que ha nacido sin consenso, no se ha contado con la opinión de la comunidad educativa. Además es completamente ideológica, sólo pretende polarizar y dividir a la sociedad. No respeta el sistema de complementación que existía entre la escuela pública y la privada», explica la presidenta de la Confederación Católica Nacional de Padres y Madres de Familia. «Coarta la libertad de las familias, porque al final es el Estado el que te va decir dónde tienes que escolarizar a tus hijos», subraya.
El portavoz del PP en el Parlamento asegura que la ley se ha tramitado de forma «casi clandestina, sin consenso de ningún tipo ni diálogo». También cree que «no garantiza la libertad de las familias para elegir la educación de sus hijos y es una agresión a la educación concertada». Fernández considera que la reforma «es el último paso de Pedro Sánchez en su estrategia de cederle todo a los nacionalistas y permitirle todo a los independentistas con tal de conseguir el apoyo de quienes que le sostienen en el Gobierno».
«Me parece una ley nefasta, la enésima confirmación de que este socialismo español nos lleva al totalitarismo ideológico. Es una norma que pretende imponer un único modelo educativo, una única ideología y está en consonancia y coherencia con el proyecto de descristianización del país», afirma el escritor, articulista y crítico literario Enrique Álvarez. «Es una desfachatez que el español pierda el carácter vehicular y un escándalo que en muchas partes de España se haya convertido en una lengua secundaria», concluye.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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