Secciones
Servicios
Destacamos
Habrá que desalojar el día 10 de julio el complejo deportivo Óscar Freire y la Casita del Padre Coll porque Sniace ha conseguido una sentencia ... a su favor, pero ¿qué hay detrás de esta acción desusadamente violenta contra la ciudad? Torrelavega viene sufriendo desde hace 37 años chantaje emocional, y ya se sabe que es muy difícil tener contentos a los chantajistas porque siempre quieren más, apretando para imponer su voluntad. Y se ha aceptado porque es duro ver desmoronarse la vida de miles de personas que han dejado millones de horas de esfuerzo y talento.
Sin embargo, y sin una pizca de reconocimiento al esfuerzo colectivo iniciado en 1941, se ha venido utilizado a estos trabajadores como ariete para abatir la voluntad política de Torrelavega. Recalificaciones urbanísticas, compras forzadas, disimulo ante la contaminación, largos plazos para el pago de deudas… Contemplaciones, en definitiva, que han servido para poco.
Desde la gran crisis de 1992, con el encierro de mil trabajadores para evitar que Banesto dejara unas migajas de empleo, el urbanismo ha estado detrás de muchas acciones –algunas torticeras– iniciadas con el desembarco de Enrique Quiralte, consejero de la malhadada Corporación Industrial Banesto, a quien Mario Conde mandó a Torrelavega a cerrar Sniace.
Y desde entonces nunca ha cejado en el empeño. Ahora quiere salvar los trastos convirtiendo la vieja fábrica en un polígono industrial y un centro de ocio. Si el Ayuntamiento accede, tendrá como 'regalo' los 236.000 metros cuadrados del complejo deportivo, de lo contrario, sus mil usuarios serán 'castigados' con el desalojo.
En 1982 las primeras presiones acabaron en un convenio urbanístico, con recalificación, que hizo del solar 'Chalet de Mira' (residencia de los directores de la fábrica) dos enormes bloques de pisos. A cambio, el Ayuntamiento obtuvo la 'Casa de los Niños', en el poblado de Sniace, y el terreno Sierrallana. En el mismo lote, Torrelavega le compró el vetusto complejo industrial La Lechera. Y más. Los terrenos donde se levanta una vasta superficie comercial en Ganzo fueron el parque de madera que se entregó a Banesto como pago de la deuda de la empresa con aquella entidad bancaria.
Quien tuvo desenvoltura para pedir, la tendrá mejor para no dar y casi todo el mundo paga gustoso los favores pequeños –muchos agradecen los medianos–, pero es fácil que se corresponda a los grandes favores con la ingratitud (De La Rochefoucauld, París 1613-1680).
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias seleccionadas
Ana del Castillo
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.