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El primer presidente de la democracia que sigue vivo, Felipe González, ha sido también el primero en abrir este martes en la UIMP el ciclo de conferencias de exmandatarios españoles -están en Santander hoy y mañana José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano ... Rajoy- con un mensaje de optimismo sobre las posibilidades de futuro del país si se apuesta por el camino acertado pese a las actuales dificultades. Sin obviar las graves consecuencias en forma de inflación de la guerra de Ucrania, el socialista considera que España puede salir de esta crisis «a condición de salir todos empujando y trabajando».
González ha urgido la necesidad de que «las fuerzas centrales del país» (esto es, PSOE y PP) firmen un pacto de rentas, porque «si no, tendremos dificultades para salir adelante». En su opinión, se trata del asunto «más urgente e importante» en la agenda nacional. Urgente, además, porque «cada día que perdamos, más se acerca la llegada del ajustador que nos ajustará. Mientras más tardemos en hacerlo, más tardaremos en adaptarnos a los nuevos desafíos. Y si tardamos mucho en ajustarnos, nos ajustarán», en referencia a una posible intervención de las instituciones europeas.
Este pacto de rentas, en opinión del expresidente, no puede limitarse únicamente a un pacto de salarios sino que debe existir un mayor esfuerzo por la distribución. En un momento en el que la redistribución por medio del aumento de salarios puede ser contraproducente, apuesta por la redistribución indirecta, la que se produce «a través de los servicios públicos universales». En este sentido, ha puesto como paradigma el Sistema Nacional de Salud que puso en marcha su Ejecutivo con el ministro -y también exrector de la UIMP- Ernest Lluch en contraposición a medidas como la ampliación de las becas para el estudio a las familias de mayor poder adquisitivo. «Estoy hablando en serio de becas, no de las bromas que se oyen por ahí», ha ironizado en referencia a la propuesta de la presidenta madrileña Díaz Ayuso de días atrás.
«Hay que salir con el esfuerzo de todos, repartiendo equitativamente el golpetazo doble que llevamos con el covid y con la guerra. Si no, no salimos. Tendremos muchas más dificultades», ha insistido González, que entiende que en la última década España ha hecho justo lo contrario, ya que la renta per cápita de hoy es la misma que la de 2008, pero el reparto de la riqueza no es el mismo: «Es peor, hay más desigualdad en la repartición de la renta. Hay mucha gente que ha entrado en una situación de desigualdad que no resulta soportable».
«Que no experimenten con los acuerdos», ha pedido sobre ese pacto de rentas a PSOE y PP. A los populares les ha abroncado por «no respetar la renovación de los órganos constitucionales». Quizá ha querido compensar así el aldabonazo que unos minutos antes de entrar en el Paraninfo de Las Caballerizas, (donde están teniendo lugar toda esta serie de encuentros con expresidentes) ha dado contra Pedro Sánchez por aprobar junto a los grupos nacionalistas -como el vasco Bildu- un proyecto de Ley de Memoria Democrático que, aunque no ha visto en profundidad todavía, «sonarme no me suena bien».
Sí está conforme Felipe González con la decisión del Ejecutivo de aumentar el gasto en Defensa. Por eso no es capaz de comprender la posición de los que (como Unidas Podemos), defienden que Europa debe tener autonomía estratégica y militar respecto a Estados Unidos y, al mismo tiempo, reclaman que no se invierta en Defensa. «Si me explican esa regla de tres, a lo mejor empiezo a entenderles», ha dicho socarrón.
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González ha teorizado sobre liderazgo, sobre la situación internacional tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, sobre la necesidad de que los líderes sean capaces de tomar el pulso a la calle o del futuro de la democracia. «La democracia no garantiza el buen gobierno, pero debe garantizar que echamos al gobierno que no le gusta. Uno tiene que poder elegir democráticamente, aunque no le guste a mi amigo Vargas Llosa, un gobierno que fracase».
En este sentido, ha lamentado la deriva totalitaria que vive Latinoamérica.Y ha analizado cuál debe ser el papel de España en el nuevo panorama internacional teniendo en cuenta de que «no somos tan pequeños como para que no se nos tenga en cuenta, ni tan grandes como para causar temor a nadie. Tenemos que tener la conciencia de que formamos parte de la Unión Europea y de la OTAN. Tenemos algo más, que es la dimensión latinoamericana, una identidad que no tiene Holanda», por lo que América Latina y el Mediterráneo deben ser las otras prioridades de la política exterior de España. Y un aviso antes de acabar. La cumbre de Madrid ha protegido el flanco Este del continente, pero no lo suficiente la frontera sur, y «Marruecos no tiene capacidad para controlar su frontera».
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