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El exjugador de baloncesto Fernando Romay es alto por fuera y grande por dentro. Romay es una persona de altura, con un fondo de valores que uno capta en cuanto le hace dos preguntas. Su forma de estar en el mundo, de vivir y, lo ... más importante, de convivir, puede ser un buen ejemplo para la sociedad. Se le podrá ver de cerca este sábado en Novales, Alfoz de Lloredo.
-¿Conoce el festival de Limones Solidarios?
-Lo conocí el año pasado a través del anterior embajador, Luis Moya. Estábamos los dos en A Coruña -ambos somos de allí- y me dijo: oye, tienes que ir el año que viene a los Limones Solidarios. A partir de ahí empezamos a hablar con la organización. Otros cántabros como Poty (Javier Castillo), también me han hablado de ello. Para mí es una gozada.
-¿Qué opina del carácter solidario del festival?
-Pues que festivales hay muchos, pero que se dediquen a esto, pocos. Es importante ayudar a la gente y no pensar solo en uno mismo.
-Y más en la sociedad individualista en la que vivimos.
-Soy de los que piensan que la sociedad es tan buena, que lo malo se nota mucho. Creo que hay mucha gente que merece la pena y lleva en su ADN ayudar a los demás.
-Se hizo conocido por el baloncesto, pero tiene fama de ser ocurrente y divertido, ¿Encaja bien en la televisión?
-Son ellos los que me llaman. Soy tan mal actor que sería imposible fingir. Intento romper paradigmas, porque se presupone que el hombre alto es apocado y tal, pero hay de todo y se está demostrando. Los hay dicharacheros e incluso como yo, más 'payasetes'.
-¿El sentido del humor es más necesario que nunca?
-Las cosas serias penetran más si las dices con humor. La sonrisa abre el espíritu y hace que llegues mucho más adelante.
-¿Ahora el humor ha de ser políticamente correcto?
-El humor es humor y depende de cómo te lo tomes. Antes, tenías un círculo al que iba dirigido tu humor, pero ahora ese campo es mucho más amplio gracias a las redes sociales y ahí siempre va a haber alguien que critica, pero que te afecte depende de cómo te lo tomes. Es un concepto que nos hace volver a la Edad Media e ir con armadura ante las opiniones de los demás. Decía uno que las opiniones eran como el culo, que cada uno tiene el suyo. Uno debe hacer las cosas para ser feliz, estar contento, pasárselo bien y que el resultado sea agradable.
-¿Vive y deja vivir?
-Yo añadiría: y no te preocupes más, porque si intentas agradar a todo el mundo te vuelves loco o dejas de ser tú, te conviertes en una falacia.
-¿Ha metido muchas canastas en la vida?
-Las tres más importantes son mis hijos: Ignacio, Cristina y Macarena.Tres tipos sensacionales de los que me siento muy orgulloso.
-¿Se aprende más fallando?
-No, se aprende mucho más acertando, pero hay que sacarle provecho a las derrotas para no caer en los mismos errores. Los campeones son los que aprovecharon las derrotas.
-¿Cree en la meritocracia?
-Creo en el camino; en lo que vas haciendo día a día. Si te quedas solo, tus triunfos valen para estar en una vitrina, pero siempre está el partido siguiente, que es el que tienes que ganar, y no te vale de nada lo que hayas hecho anteriormente. Por eso, me siento muy agradecido y orgulloso de que hayan pensado en mí en este evento de los limones, pero el mérito es de Luis, que les ha tenido que convencer (se ríe). Intentaré no dejarle mal.
-¿Se ha preparado un discurso?
-No, me mola mucho más hablar con el corazón que dar un discurso grandilocuente. Lo que vaya sintiendo a lo largo de la jornada va a ser lo que diga al final. Prefiero transmitir las emociones.
-Mide más de dos metros, ¿ha llegado alto en la vida?
-No, no, no, no. Altos puede haber muchos pero grandes hay pocos. Hay gente a la que admiro por su grandeza. No es cuestión de lo que midas ni deseas, sino de lo que demuestras y haces sentir a los demás.
-¿Cómo ve a los jóvenes de hoy en día?
-Hay muchísimos jóvenes muy aprovechables. Es la generación mejor preparada y estamos en buenas manos de cara al futuro. Me preocupa la sociedad que les estamos dejando. Los equipos se forman de gente muy diversa, porque con un grupo de personas iguales no vas a conseguir nada. Tenemos que aprender a comprendernos y a asimilarnos.
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