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A las once de la mañana, el hall del Palacio de Festivales huele distinto. Huele a hospital, a líquidos para desinfectar quirófanos, máquinas para esterilizar o limpiar muestras que los laboratorios exhiben a los profesionales que reúne el Congreso de la Sociedad Española de Medicina ... Preventiva, Salud Pública e Higiene. Los casi 400 participantes accedían este miércoles a la Sala Argenta entre ese olor a prevención y los cuadros de bailarines rusos de José Ramón Sánchez que hay en las paredes: algunos los miraban, otros imprimían sus acreditaciones y cogían la clásica mochila de congresista, otros buscaban conocidos. Pero muchos miraban hacia la puerta del edificio, como esperando algo.
Este miércoles no ha sonado la tradicional melodía de trompetas que avisa al público en el Palacio para que entre en la sala porque el evento va a comenzar; fue otro instrumento, el saxo de la mascarilla de Fernando Simón, el que marcó el inicio, esa mascarilla hacia la que todos en el hall se giraron como si fuera ya costumbre desde que salió por primera vez en televisión aquel marzo de 2020. 19 meses después, el director del Centro de Coordinación de Alertas Sanitarias se puso una vez más ante los micrófonos para responder y pronosticar, mientras sus colegas sacaban sus móviles para dar fe de que la Medicina Preventiva ha salido por fin a escena.
«Mira, ahí está», le dice Carmen Naveiras, enfermera de vacunas en Palma de Mallorca, a una compañera, mientras una nube de periodistas se coloca alrededor de Fernando Simón. Quiere una foto de él «para su hija» y al final logra sacarse un selfie con su «ídolo», aunque apenas se le vea entre una docena de micrófonos apuntándole a la cara. Canutazo. Declaraciones. Y una vez más, la voz rasgada, la de la anécdota de la almendra, la que explicaba la idoneidad de medidas impopulares como el toque de queda o el cierre de la hostelería, abogó en Santander por una desescalada «progresiva y suave», apoyado por datos que aventuran que, en una semana, la incidencia podría bajar de los 50 casos por cada 100.000 habitantes, y, como explicaría más tarde en su intervención, porque es el momento de hablar de normalidad, ante el porcentaje «suficiente» de vacunación de la población española: «Tenemos que normalizar ya el coronavirus, pero poco a poco, no sería sensato pasar de cero a cien en 24 horas».
Adentro, en la Argenta, Naveiras está sentada en primera fila. Y cuando los cargos institucionales dan luz verde al Congreso, con discursos engarzados en la visibilidad de un servicio que ha sido estratégico en la lucha contra la pandemia, la enfermera saca el teléfono para hacer varias fotos a Simón cuando llega el turno de su intervención. No es la única, y en el patio de butacas se encienden las pantallas intermitentes. De pie, bajo una luz cenital y detrás de un –para él, ya clásico– atril, Fernando Simón tomó la palabra ante sus colegas sanitarios, a los que animó a «empoderarse para mostrar la importancia de lo que hacen y adquirir el reconocimiento necesario».
Su intervención se titulaba '...Y en 2020 llegó la pandemia'. «¿Y qué hay tras esos puntos suspensivos?», se cuestionó Simón señalando el fondo del escenario, donde se podía leer la frase. Está la historia de la humanidad, con las pandemias y crisis sanitarias vividas –desde el cólera hasta la gripe, el zika o el ébola– como argumento para convocar la importancia del conocimiento de la enfermedad como medida de prevención: «Esta pandemia nos ha enseñado que hay mecanismos de prevención de la enfermedad que se basan en el conocimiento de la población de cómo evitarlo», de ahí el esfuerzo que se ha hecho de comunicar para «promocionar la salud y prevenir la enfermedad, pero queda mucho trabajo por hacer», dijo Simón: «Si alguien se pone enfermo hay que curarlo, pero el objetivo es que no haya enfermos, y eso se hace con Medicina Preventiva».
La pandemia, reconoció el epidemiólogo, cogió al mundo con las manos vacías de respuestas. «Llevamos al menos 12 años haciendo un promedio de entre 10 y 15 ejercicios de simulación cada año, ya sea regionales, nacionales, internacionales o globales para aprender cómo actuar en escenarios previsibles o más probables», dijo. «También hemos hecho simulacros para situaciones muy extrañas, incluso para la llegada de bacterias desde el espacio exterior; las opciones que analizamos son muchas, pero no llegamos a hacer un simulacro de la magnitud que hubiera requerido una situación como esta, y mucho menos a nadie se le pasó por la cabeza que sucediera a la velocidad a la que lo hemos vivido», admitió Simón.
¿Y ahora? «Es momento de empezar a recapacitar y valorar con calma lo ocurrido», dijo mientras a su espalda explicaba con gráficos los contagios en las distintas olas; la incidencia en nuestro país y en otros –«al contrario de lo que se percibía, España no se ha comportado peor que otros países»– o la incidencia desde que está la vacuna. «Tenéis que aprovechar el momento, la visibilidad que os ha dado la pandemia, para poner en valor el trabajo de los profesionales y mantener el nivel de respuesta que sus especialistas han dado para superar la pandemia», dijo Simón, que al terminar su intervención, como si siguiera en su sala de prensa, rompió el protocolo habitual de los congresos y se prestó a una ronda de preguntas.
«¿Habrá más olas?», le cuestionó una colega desde el patio de butacas: «Es probable que haya varias olas más de coronavirus, pero serán probablemente más pequeñas que las anteriores por el menor nivel de transmisión actual», respondió. Y mientras varios asistentes daban a grabar con sus móviles, aventuró que «ahora la probabilidad de que un infectado se encuentre con más de un susceptible es baja dado que la gran parte de la población está vacunada, salvo el grupo de menores de 12 años».
La defensa de la especialidad de Medicina Preventiva y Salud Pública hecha por Fernando Simón es la clave de bóveda que sostiene este Congreso, en cuya inauguración oficial participó el consejero de Sanidad del Gobierno cántabro, Miguel Rodríguez; el director general de Salud Pública, Reinhard Wallmann; la gerente de la empresa municipal de Turismo de Santander, Edurne Vidal; Rafael Oti, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene; y Henar Rebollo, jefa de servicio de Preventiva de Valdecilla y presidenta del Congreso, el primero de gran envergadura de la era covid. «Somos un valor en alza y es el momento de afianzar lo aprendido, porque el sistema de salud nos necesita», dijo en un discurso que refrendaba minutos después el consejero: «La sostenibilidad del sistema sanitario se basa, en buena medida y cada vez más, en la prevención, y el refuerzo de los sistemas de vigilancia epidemiológica es un deber que hay que afrontar».
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