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Los bancos se han precintado para controlar el aforo, que se reduce a un tercio Celedonio Martínez
Los fieles vuelven a las iglesias

Los fieles vuelven a las iglesias

La diócesis reduce el aforo de los templos a un tercio, fija zonas de entrada y salida, establece obligatorio el uso de mascarilla y dispensa gel hidroalcohólico

Martes, 12 de mayo 2020, 07:14

«Siento que me habían quitado un derecho fundamental», explicaba Luisa, una feligresa, a la entrada de la misa de las 11.30 de ayer, en el Cristo de la catedral. «Si puedo ir al supermercado, ¿por qué no a misa?». Y es que ayer, a las puertas de las iglesias, los fieles expresaban su alegría por volver, se saludaban entre ellos respetando la distancia, comentaban que tenía «muchas ganas de volver a la casa del Señor» y que se les había hecho «muy largo este tiempo sin recibir la comunión».

Quienes ayer volvieron a pisar sus parroquias se encontraron con un nuevo protocolo para adaptar las celebraciones de los actos religiosos a las medidas de seguridad sanitaria que exige la situación de riesgo por el Covid-19. En primer lugar, es obligatorio el uso de la mascarilla para entrar al templo; además, se ha delimitado la zona de acceso y la de salida para evitar el contacto entre las personas.

En la entrada, junto a un cartel informativo recordando las medidas que hay que cumplir en el interior, también se ha dispuesto un dispensador de gel hidroalcohólico con el que desinfectarse las manos y se solicita expresamente «evitar tocar lo menos posible».

Celedonio Martínez
Imagen secundaria 1 - Los fieles vuelven a las iglesias
Imagen secundaria 2 - Los fieles vuelven a las iglesias

Respecto al aforo, la capacidad se ha limitado a un tercio en cada iglesia. En el caso del Santísimo Cristo, por ejemplo, se ha establecido en 40 feligreses. Ayer, en la misa de media mañana, había en torno a 25 personas. Para controlar el aforo se han precintado con cintas filas enteras de bancos y se ha marcado cada asiento para que se respete la distancia de dos metros entre personas.

El párroco, al inicio de la celebración, se refirió a las nuevas normas y recordó evitar entrar en la sacristía, e informó de que la colecta se realizará a la salida de misa, en la puerta, para evitar pasar de unos a otros el cepillo, como se hacía habitualmente. Tampoco se celebra ya el gesto de darse la paz entre los fieles.

En este primer día de reapertura de los templos, en el del Cristo se formaron colas para confesar. «Es lo más reseñable de hoy», destacó el sacristán. «Vamos más despacio porque desinfectamos el interior del confesionario cada vez que se utiliza, antes de que pase el siguiente».

Velar a los fallecidos ya es posible, pero en grupos de diez personas

En la funeraria La Montañesa, se celebró ayer el primer velatorio a un fallecido diagnosticado con Covid-19 en la capital, un acto de despedida que se desarrolló extremando al máximo las medidas de seguridad sanitarias para evitar el contacto directo con el cadáver, foco de propagación del virus. También se celebró ayer, en esta misma funeraria, un velatorio por un fallecido por otras causas, el primero tras un mes y medio de puertas cerradas, en cumplimiento con el estado de alarma.

«Los velatorios de fallecidos por coronavirus se realizarán con la caja del cadáver cerrada y el cuerpo envuelto en un saco estanco. Con ello queremos minimizar los riesgos de contagio», explicaba ayer el gerente de esta funeraria, Joaquín Cavero.

«No podemos olvidar que, aunque se vaya perdiendo el miedo, el contagio sigue siendo un peligro real, por lo que tomar esta decisión ha sido algo muy estudiado», señaló Cavero. Desde ayer todas las funerarias de Cantabria, en fase 1 de la 'desescalada', han reanudado su actividad habitual introduciendo, eso sí, limitaciones en el aforo, que se ha reducido a diez personas máximo por familia. Entre las medidas de seguridad está el uso obligatorio de la mascarilla, el espacio a las salas adjudicadas sin ocupar pasillos y la celebración es más breves.

La dramática soledad en la que se han marchado muchos de los fallecidos por coronavirus ha sido algo que ha marcado esta crisis sanitaria, que todavía resulta desconocida para la comunidad científica.

De ahí que el Gobierno central prohibiese la celebración de velatorios así como de los funerales con cuerpo presente.

Las funerarias habían cerrado el 31 de marzo, aunque ya desde mediados de mes «acudía mucha menos gente a velar porque el miedo estaba presente», destacan desde la funerarias.

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