La fiesta del Carmen más íntima

El fervor que en muchos puntos de Cantabria se demuestra hacia la Virgen del Carmen cada 16 de julio no se verá este año. Ante la situación sanitaria por el covid-19 los Ayuntamientos han optado por suprimir las procesiones y verbenas que congregaban a miles de personas, por razones de seguridad. Pero a pesar de las restricciones, sus fieles devotos mantendrán viva la llama con actos más íntimos y se podrá acudir a rezar a la Virgen piadosa, dejar ante ella las promesas y encender la vela.

En Revilla de Camargo ha comenzado la novena, los nueve días previos al día del Carmen en los que se celebran misas en honor a esta virgen. Las misas se celebran con aforo limitado y la oferta se ha ampliado a una misa más de lo habitual. Los horarios son a las 09.00, 12.00 y 20.00 horas. El párroco, Oscar Lavín, explica que «se celebra el Carmen, pero lo haremos asegurando todas las medidas de seguridad necesarias. Se ha contratado seguridad privada para los accesos al santuario y se ha diseñado un plan de evacuación con la Junta de Seguridad del Ayuntamiento».

La Virgen del Carmen es la patrona del valle de Camargo desde hace un siglo, por lo que se trata de «todo un acontecimiento con ríos de gente» que peregrinan al santuario de Nuestra Señora del Carmen en la madrugada del 16 de junio. «Para disuadir esto y no poner en peligro a nadie, este año no habrá verbena, ni puestos, ni nada festivo que otros años se hace en paralelo», aclara el cura.

También se ha suprimido la misa de las 05.00 de la mañana, que acogía la plaza del santuario, que se celebraba al aire libre. Ese día no se celebrará misa en el santuario, pero sus puertas estarán abiertas desde las 08.00 hasta las 20.30 horas para que «todo los que así lo deseen puedan acercarse al santuario a rezar y a encender la vela, como tradicionalmente se hace desde el siglo XVII», señala Lavín.

Son muchos los municipios de Cantabria en los que se vivirá con nostalgia el día del Carmen atípico, sin sacar en procesión a la imagen y bailarla. «Cada año me pido el día libre. Este año no sé cómo lo pasaré porque es una experiencia nueva, pero seguro que se nos saltan las lágrimas en algún momento», señala un devoto de la Virgen marinera y miembro de la Corporación de las fiestas en San Vicente de la Barquera, Fernando García.

Esta fiesta multitudinaria que se vive con tanto sentimiento involucra a mucha gente mayor, que es el perfil de riesgo del covid-19. «La fiesta vincula a las gentes del mar, pero los jóvenes están en la campaña del bonito así que los que acuden a la celebración son los que están jubilados y no queremos ponerles en riesgo», recalca García; «echaremos mucho de menos las planchas de sardinas para todos».

En Santoña se ha suprimido la tradicional comida de los jubilados de la mar. «Es un homenaje que celebramos desde hace 150 años. El Carmen es algo que está en el ADN de todos los pescadores», destaca Miguel Fernández, presidente de la Cofradía de Pescadores y la Virgen del Carmen. Aunque se suspenden los actos festivos, en Santoña se mantendrá la misa de las 12.00 horas en la Iglesia de la Virgen del Puerto, pero con aforo limitado.

Con mucha «tristeza» se vivirá el día del Carmen en el Barrio Pesquero de Santander, pero «es lo más sensato que podemos hacer y también respetuoso con los fallecidos», explica Pilar del Castillo, presidenta de la asociación de vecinos del barrio. «Después de Santiago, la del Carmen es la fiesta más importante en la ciudad, y con tanta gente no se puede garantizar la distancia exigida entre los devotos que participan en la procesión», señala Pilar. Sobre todo piensa en el momento álgido, «cuando se embarca la Virgen, la gente se agolpa hacía ella para cantarla y es un momento masivo».

Este año con mucho pesar, en el Barrio Pesquero no bailarán a su Virgen por todo lo alto, pero sí de una forma más íntima y recogida. Dos costaleras de la Hermandad de mujeres vestirán a la talla «porque es su día». Después, se sacará a la calle la imagen a la plaza frente a la iglesia del Carmen, donde permanecerá un tiempo vallada y custodiada por las costaleras, que harán turnos. «Así, los devotos no la echarán tanto de menos y podrán rezar junto a ella, cantarla y contemplarla», informa la asociación.

En el Barrio Pesquero se colocarán mesas para el tradicional encendido de velas, que ya se hizo por primera vez en la anterior edición. «Las mesas estarán separadas según los protocolos sanitarios», explican los organizadores.

En Suances esta es la fiesta por excelencia, «lo más grande», dicen algunos vecinos que echarán de menos poder bailar a la Virgen delante de la capilla del Carmen y el emotivo momento del homenaje frente a la Isla de los Conejos en honor a los fallecidos en el mar y la coral en el muelle de Hinojedo.