![Cuando las fiestas son un examen](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2023/12/19/90112434-k10C--1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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Por los pasillos de una juguetería van y vienen dos sensaciones contrapuestas. Entre peluches, coches, juegos de mesa y muñecas se mueve la ilusión de los encargos a los Reyes o a Papá Noel y las caras de asombro de los niños -que, más allá ... de los sentimientos religiosos, son lo que da sentido a la Navidad-. Pero, entre niño y niño, entre cajas de juegos y disfraces de superhéroes, flota también la presión de cuadrar la caja, de las ventas. De mantener abiertos los negocios y vigentes los empleos. «Todos nos la jugamos en Navidad», dicen en prácticamente todas las tiendas del centro de Santander. Moda, calzado, regalos, perfumes, alimentación especializada... Patricia Arenal, que trabaja en Juguettos (una de las jugueterías supervivientes en la capital), lo explica como nadie. Porque encaja en las dos sensaciones. «Mis compañeras y yo disfrutamos mucho la Navidad. Es la mejor época. Verles echar la carta a los Reyes en el buzón que tenemos en la entrada... Ver esa ilusión de los niños nos gusta». Dice eso y, en paralelo, que «la Navidad es el 80% de la facturación de todo el año». Ojo, el 80%.
«Vender se venden juguetes todo el año. Y se hacen campañas específicas. Por Carnaval, para comuniones, en primavera o verano, por la vuelta al cole, Halloween...». Pero entre todas esas fechas no suman lo que la Navidad. Sí, las cosas han cambiado. Internet (ellos trabajan cada vez más online), la situación económica o que «los niños empiezan antes con las maquinitas y dejan los juguetes primero». Pero las fiestas siguen siendo el examen.
¿Y este año? Pues han echado de menos, cuenta Arenal, los bonos comerciales (del Ayuntamiento o del Gobierno), que les adelantaban el movimiento unas semanas y les permitían competir con las grandes superficies. «La campaña ha empezado más tarde. Noviembre ha sido flojo y diciembre está empezando a arrancar ahora», expone.
En eso coincide con Mamen Balbás, de Hablando en plata (en la calle Santa Clara). «Después de la pandemia fue bien. La gente tenía el dinero que no se había podido gastar y subieron las ventas. Pero este año, hasta ahora, va peor. Pregúntame cuando pasen las fiestas. De todos modos, siempre pasa que hasta que no dan las vacaciones escolares parece que no se anima...». Tiene experiencia de sobra para el análisis. Más de cuarenta años tras el mostrador. De una tienda (estuvieron en Guevara) o de un puesto en un mercado (este año están en el de la Plaza de Pombo, como estuvieron en la Alameda o la Porticada). Venden regalos. Especializados en objetos de plata, pero regalos en general.
«Para nosotros -explica Balbás-, la Navidad supone, más o menos, la mitad del año. Si falla la Navidad fallan muchas cosas». Tanto que ella bromea con lo de 'disfrutar' de estas fechas. «Yo hace mucho que no las disfruto. Encima, mi cumpleaños es el día 15 de diciembre y me toca trabajar a tope. Así que nada».
Cuenta eso y resume con una frase muy ilustrativa cómo han cambiado las cosas en el sector: «Antes compraba la gente, ahora hay que vendérselo».
Juguetes, regalos o moda. «Decir que me juego el año... No tanto. Afortunadamente tengo una clientela fiel. Pero la época de Reyes, evidentemente, es la de los días más fuertes. Y ayuda porque la gente compra sí o sí. Es más una obligación que un capricho. La Navidad puede marcar la diferencia entre una temporada normal o buena», analiza Emanuele Spina, de Via Condotti, en Rualasal. El resultado de la campaña condiciona, además, «qué hacer con las rebajas». «Una época de muchas o muchísimas ventas puede cambiar las cosas», refleja. Y también la «política empresarial». «Estas semanas compra menos el que se va a vestir y más el que va a regalar, así que, a la hora de hacer pedidos, pido más accesorios, de regalo... Eso sí condiciona». Como el tiempo. «Si hace malo, la gente se va al centro comercial». Eso se traduce en una caída «del 20-30% en las ventas».
-¿Y cómo va la campaña?
-A mí me va bien. No es bueno quejarse siempre. Empezó floja por el tiempo (en octubre hizo bueno -menos ropa de abrigo-), pero la temporada de Navidad, bien. Además, si eres comerciante tienes que ser optimista.
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