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«Las fiestas ya no tienen el glamour de antes»
Conversaciones al sol ·
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Conversaciones al sol ·
Amigos y compañeros desde hace 57 años, vienen a Santander siempre que pueden a disfrutar de la Feria de Santiago y de la marmitaAntonio Romero Monge y Rafael Ruiz Perdigones (Sevilla) se hicieron amigos cuando tenían entre 13 y 14 años. Les gustaba tanto cantar que iban ... todas las semanas a la parroquia de su barrio de Dos Hermanas para preguntar al cura cuándo eran los próximos bautizos o bodas. Ellos querían actuar y ganarse unas pesetas. Tras 57 años llevan a sus espaldas cientos de conciertos con su éxito mundial, 'Macarena'. Estos días, Los del Río han disfrutado de la Feria de Santiago y de la gastronomía cántabra. «Esta región tiene algo especial. Su belleza es universal». El reconocimiento, los euros recaudados o haber tenido entre el público o encima del escenario a las personas más poderosas del mundo no les han hecho mella en su manera sencilla de ver la vida. De Santander les gusta hasta la lluvia.
–¿No están hasta el gorro de que les pregunten por 'La Macarena'?
–¡La pregunta es gloriosa! Para nada. Como no se cansa uno de una hija. Le estamos eternamente agradecidos. Y también a la virgen de La Macarena. Gracias a la canción hemos conseguido que, donde nunca entró un tema en lengua hispana, entrara, abriendo las puertas a otros cantantes como Ricky Martin, Alejandro Sanz o Chayanne.
–Han conseguido superar a The Beatles en la lista Bilboard (de las más reputadas internacionalmente). Ellos están en el duodécimo lugar y su 'Macarena' en el octavo. 57 años en las carreteras. ¿No existe el retiro?
–Desde el año 62 estamos en el lío y a finales de agosto, el día 31, actuamos en el recinto ferial de San José del Valle (Cádiz). No pensamos en la jubilación. Manejamos nuestros tiempos. Cuando nos parece o lo necesitamos, desconectamos, como estos días en Santander. Esto es un regalo de la virgen de La Macarena, que nos manda a Santander a pasar unos días con los más grandes amigos que tenemos.
–Conocieron bien la Marbella de las fiestas de Alfonso de Hohenlohe. ¿Se han vuelto a encontrar con ese glamour y esa manera de divertirse? En este caso, ¿el pasado era mejor?
–Para enriquecer el presente hay que acordarse del pasado. Aquello fue etapa maravillosa, los años setenta, con aquella Lola Flores, Khashoggi, la baronesa... ¡Había un glamour tremendo! Eso ya no existe. Después de un día en barco volvías a Puerto Banús, te ponías guapo y te ibas al bar de Menchu, que era muy famoso. Estaba lleno de Porsche, Rolls Royce, Ferrari... Antes había ocho o diez bares que eran los más bonitos de Andalucía. Ahora lo que hay son heladerías o te venden hamburguesas, que están muy bien, pero no tiene nada que ver. En aquella época también disfrutamos de Montecarlo, con el por entonces príncipe Rainiero, y de toda la Costa Azul. Las fiestas de ahora no tienen la fuerza de las de entonces. Y la mayoría eran para recaudar fondos para obras benéficas. Para nosotros era un honor participar en estos eventos.
–¿Cómo va su lucha por conseguir los derechos de autor de todos los vídeos y reproducciones digitales de 'Macarena'?
–Es muy complicado. Hemos tenido diferentes equipos de profesionales intentando recuperar estos derechos de autor sin lograrlo. Ahora tenemos uno nuevo que parece que dicen que lo van a conseguir. Ya veremos. Hay por internet muchísimos vídeos y descargas de nuestra canción cuyos beneficios, por derecho, nos corresponden. Medio mundo se ha enriquecido con 'Macarena'. Las nuevas tecnologías tienen cosas muy buenas, pero otras no tanto. Confiamos en la Warner y en la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Pero mira ahora como está esta última, que quitan y ponen al presidente sin ninguna estabilidad. Los que somos autores y llevamos la música por el mundo precisamos de una solución. Y el Gobierno también se lo tiene que tomar más en serio. El problema es que nadie sabe cómo se puede hacer esto.
–Rosalía, ¿diosa o intrusa?
–Es un encanto. Ni diosa ni intrusa. Lo está haciendo muy bien. Le deseamos el mismo tiempo que llevamos nosotros en este mundo. No sabemos si llegará a soportarlo, con estos 'vaivenes' que tiene la música, pero ojalá.
–Rafael y Antonio, dos de sus respectivos hijos, son ahora managers de Los del Río. ¿No han oído el dicho de no mezclar la familia con los negocios?
–Somos una empresa familiar. Nos llevan la oficina, pero, además, también son artistas. Antonio, su mujer, Carolina, y Rocío (hija de Rafael) tienen un grupo que suena fantástico, 'Machukamba', y además nos hacen de coro en el espectáculo de Los del Río. Arte y negocios están en manos de la familia. Ellos traen sabia fresca porque les apasiona la música. Nosotros se lo hemos inculcado desde pequeños. No hemos dado un paso sin ellos nunca.
–Antonio, he leído que tiene una espinita clavada por no haber sido torero. ¿De ahí que no le cueste recorrer más de ochocientos kilómetros para asistir al coso de Cuatro Camino?
–¡Por supuesto! Yo entrené muchísimo de chaval. Quería ser torero. Mi padre era el chofer de un apoderado y enseñó a conducir a varios de ellos, como Gregorio Sánchez o Juan Antonio Romero. Aquello me llegaba al alma. Pero las cosas se truncaron, porque mi padre falleció muy pronto. Fue entonces cuando conocí a Rafael y ya no nos separamos. Yo trabajaba en una tienda de calzados y Rafael en una heladería. Cuando cerrábamos, nos íbamos a los billares y empezamos a cantar.
–Estuvieron las Navidades pasadas en Santander cantando villancicos en la catedral. Lo recaudado fue para la Asociación para la Organización de la Cabalgata de Reyes. ¿Hay que devolver algo de lo que la vida da?
–Por supuesto. Desde el principio así lo hemos hecho. La primera ambulancia que se pudo comprar en Dos Hermanas fue con conciertos benéficos.
–Cuando vienen a Santander, ¿cuáles son sus platos preferidos?
–¡La marmita, sin duda! Y los calamares, que aquí se empeñan en llamar rabas (risas).
–Me han contado que una vez cantaron la Salve Rociera en una ermita de Liébana y con Carmen Sevilla de testigo. Los del Río tienen momentos memorables en Cantabria.
–Pues sí. No hay cosa igual como los Picos de Europa. Y si vamos acompañados de nuestra maravillosa amiga Carmen, ¿qué más podemos pedir?
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Ana del Castillo
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