El fin de las fiestas vaciará el aeropuerto con una oleada de cancelaciones de rutas

La Navidad ha supuesto recuperar un pequeño porcentaje de actividad en la terminal cántabra. Algo de movimiento y de caja -algunos billetes estuvieron por las nubes- para las compañías aéreas. De hecho, esta semana aún están previstas las operaciones de retorno para los que vinieron a pasar unos días con la familia. Barcelona, Sevilla, Bruselas, Londres, Málaga... Por salidas, casi (no tantas) como una semana normal. Así será hasta este domingo, día 10. A partir de esa fecha, el aeropuerto quedará otra vez como un solar y sufrirá las consecuencias de una empinada cuesta de enero.

Será hasta tal punto que sólo quedarán disponibles los once vuelos semanales a Madrid y el de los lunes a Tenerife Norte de la compañía Binter. La capital, eso sí, mantendrá esa programación que no permite, en la práctica, ir y volver en el día (lunes, jueves, viernes y domingos hay dos salidas diarias, pero no salen las cuentas para permanecer en la ciudad un tiempo mínimo suficiente para cualquier gestión laboral). El avión de Air Nostrum, que ahora opera la ruta, no 'duerme' en el Seve. Y tampoco lo hará el de Iberia, que, en principio, retomará la conexión desde el 28 de marzo y que pondrá esa doble salida los siete días de la semana (en los mismos horarios que ahora). Sin que haga noche (y salga a primera hora) es difícil que exista margen para que sea útil de cara al viaje profesional.

Todo lo demás, cancelado. Y en esto llama la atención especialmente que Cantabria quedará desconectada por vía aérea de Barcelona, la segunda ruta más importante históricamente. Y ojo porque esa desconexión puede alargarse más allá de enero. Vueling, por ejemplo, ya no tiene billetes a la venta en esta ruta hasta el 4 de marzo. O sea, que en febrero tampoco opera. Ryanair, por su parte, sí que tiene a la venta asientos de sus tres viajes semanales a la Ciudad Condal a partir del 1 de febrero, aunque la aerolínea irlandesa suele comunicar las cancelaciones con un margen más ajustado de quince días de antelación y nadie descarta que se prolongue la ausencia de operaciones. En este contexto todo cambia constantemente.

Esas mismas dudas se mantienen con sus conexiones a Bruselas o Londres (a día de hoy está previsto su regreso a las pantallas de la terminal para el 5 de febrero), a Málaga (2 de febrero) o a Valencia (también el 5). Que podría prolongarse por más tiempo la cancelación con un anuncio en estas próximas semanas.

12salidas semanales habrá en el Seve del 10 al 31 de enero. Once de Madrid y una a Tenerife.

Para completar el panorama del resto de compañías, Sevilla (Volotea) tiene previsto regresar el 11 de febrero y Gran Canaria (Binter) ya no volverá hasta el 4 de marzo. Queda el caso de Bucarest, de Wizz Air. La empresa decidió que ni siquiera volaría en Navidad tras ir retrasando de semana en semana el inicio de las operaciones ya desde hace meses. Mantuvieron la incógnita respecto a las fiestas, pero finalmente eliminaron de su programación cualquier vuelo hasta el 30 de marzo. O sea, hasta el final mismo de la temporada de invierno.

El cambio de temporada será determinante para saber si se recupera algo de actividad o no. Si la normalidad regresa al aeropuerto (otra vez esa idea de baremo respecto a la situación general). Será en esas fechas. Finales de marzo y principios de abril. Es arriesgado hacer conjeturas en este momento a tres meses vista, pero sí hay movimientos significativos. Siguiendo con Wizz Air, por ejemplo, sí que ofrece en su página de internet billetes para volar a Katowice (Polonia) a partir del 18 de junio. Sin embargo, ahora mismo no están disponibles los pasajes para viajar a Budapest en esos meses. Es decir, que a día de hoy no está disponible la ruta.

Hay, con todo, una buena noticia. Según recogía en las redes sociales la Asociación de Amigos de Parayas, Ryanair ha publicado varias ofertas de empleo de cara a los meses de verano en el aeropuerto cántabro. Eso supondría que la empresa funciona con la previsión de trabajar a buen ritmo en ese periodo y con la idea de mantener programación en el Seve Ballesteros.

Más allá de lo significativo del tránsito de pasajeros -síntoma de recuperación social y económica-, la ausencia de actividad supone un desgarro económico para un buen puñado de negocios y de empleos que dependen directamente del aeropuerto. No sólo (que también) para los trabajadores de las compañías. Los dos establecimientos de hostelería en su interior (cerrados), las tiendas (muy mermadas), las oficinas de alquiler de coches, los aparcamientos (el de Aena y los cercanos) o los taxistas. Todos se han visto afectados.