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Lo que ahora queda a la vista es un hueco de unos setenta centímetros. La parte superior del arco de entrada, con un escudo en lo alto, en la clave. Lleva inscrito el año de 1892 y unas iniciales superpuestas que cualquiera identificaría como STV - ... todo santanderino lo entiende-, pero que en realidad se corresponden con Tranvía de Vapor del Sardinero (TVS). Porque el túnel que quiere volver a abrirse ahora se inauguró en su día para los tranvías. De Tetuán a El Sardinero. Una revolución en la época para la ciudad. Tras años sepultado, por la boca del Grupo Las Canteras, la que está entre Tetuán y Barrio Camino, ya accedieron los bomberos y los operarios -y un equipo de este periódico- en junio de 2017, cuando trabajaban para saber si era posible iniciar los trabajos que ahora están en marcha. Reapertura. La abrieron, comprobaron el estado del interior, achicaron agua y barro, y llegaron hasta donde se podía. El segundo gran paso de esta obra era recuperar la otra boca. Y ya está a la vista.
La imagen de esa pequeña apertura puede contemplarse ahora mismo en el fondo de un enorme agujero que parece un cráter. En 1986, dado que había riesgo por el abandono de la infraestructura, no sólo taparon la entrada. Rellenaron lo que era una vaguada y el callejón, próximo a Joaquín Costa, se convirtió en un espacio verde mucho más elevado que años antes entre bloques de viviendas (en el callejero figura, precisamente, como calle Acceso al Túnel de Tetuán). Por eso ahora han tenido que excavar utilizando maquinaria pesada para localizar la boca. Y han calculado bien, porque queda casi en el centro del enorme espacio (el diámetro de la cavidad artificial en la que llevan trabajando semanas es de casi once metros), con algo más de terreno por delante de la boca, perfecto para ir colocando el material que toca seguir retirando.
Eso hacía ayer por la tarde una pala. Como curiosidad, el operario que manejaba la máquina se encontró en el acceso con unos grandes bloques de madera. «Una empalizada que colocaron en la entrada antes del relleno». Tierra, barro y esos trozos de madera, que ahora toca retirar con más cuidado. Aún toca seguir cavando. Lo que se ve del acceso es la parte superior. Una pequeña parte de todo el arco de entrada que otras generaciones de santanderinos conocieron bien. Hasta alcanzar la rasante -la base real de esa entrada- y descubrir toda la apertura quedarán como cinco metros más.
Tacho, uno de los oficiales, fue el primero en asomarse el pasado jueves por el hueco, en el que colocaron un foco para poder ver algo del interior. ¿Y qué vio? «Las tierras entran en un tramo de unos cuatro metros y, como ocurría también en el otro lado, está lleno de agua, con una altura que será aproximadamente de 1,20 metros», explica Eloy Gutiérrez, el director de obra. Están contentos con lo poco que han podido ver hasta ahora. «Está en muy buen estado el revestimiento. Teníamos la incertidumbre de saber cómo estaría, porque no habíamos podido llegar a este punto desde el otro lado -se toparon con un derrumbe que impedía avanzar más-, pero está muy bien», describe.
«Estamos -adelanta- tratando de poder acondicionarlo para preparar las labores de excavación que tenemos que hacer ahora y la adecuación de unos cincuenta metros de boca».
Es un paso decisivo. Sobre todo, por su carácter simbólico. Luz al final del túnel. Pero queda mucho. «Lo siguiente es continuar trabajando aquí. Hay que rebajar cinco metros y medio la rasante para llegar a descubrir totalmente la boca. Luego se continuará en todo este entorno, con la colocación de pilotes y la losa para riostrar el sostenimiento, y luego excavar la salida del túnel hasta enlazar con Joaquín Costa». Es la explicación técnica que ofrece el concejal César Díaz de los trabajos que supondrán conectar la boca -ahora a una altura muy inferior que la del resto del terreno- con la desembocadura de la calle en Joaquín Costa. Pilotes a lo largo del camino y una losa encima para sostener el terreno y, después, como en una mina, retirar todo el material que queda debajo para crear una especie de falso túnel.
«Eso llevará unos meses, con lo que ya estaremos en el año que viene. Además, en paralelo, vamos a arrancar próximamente los trabajos en la boca de Tetuán, lo que sería poner en marcha un segundo tajo». Un segundo punto de obra al que se sumarían, ya dentro del túnel, «las inyecciones para consolidarlo estructuralmente». Todo, con la idea de que peatones y ciclistas, puedan cruzar «el próximo verano».
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