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José Reñones, acusado de matar a su expareja y a su hija, en uno de sus traslados al juzgado. E. P.
La Fiscalía pide prisión permanente revisable y 25 años más para el acusado del crimen de Liaño

La Fiscalía pide prisión permanente revisable y 25 años más para el acusado del crimen de Liaño

El Ministerio Público coincide en su petición de penas con el resto de acusaciones en este caso

Abel Verano

Santander

Miércoles, 21 de febrero 2024, 11:22

La Fiscalía de Cantabria ha pedido que José Reñones, acusado de matar a su expareja y al bebé de ambos, de 11 meses, en Liaño, sea condenado a prisión permanente revisable y a 25 años más. Esta petición de condenas del Ministerio Público coincide con las solicitadas por las acusaciones en este caso, que ya avanzó El Diario Montañés la semana pasada.

En su escrito provisional de calificación, la fiscal del caso estima que los hechos son constitutivos de un delito continuado de quebrantamiento de condena, por el que pide un año de cárcel, otro de asesinato (alevosía) con el agravante de discriminación por género y de parentesco (el de su expareja Eva Jaular), por el que solicita 25 años de cárcel y diez de libertad vigilada; y otro de asesinato (alevosía y ensañamiento) con agravante de parentesco (el de su hija de once meses) por el que reclama la prisión permanente revisable, privación de la patria potestad durante el periodo de la condena y libertad vigilada durante diez años.

El escrito de acusación de la Fiscalía va en la línea del que ya presentaron la semana pasada las tres acusaciones particulares (tres que representan a los familiares de Eva Jaular) y el Gobierno de Cantabria, que reclaman para el acusado la prisión permanente revisable por el asesinato de su bebé y otros 25 años de cárcel por el también asesinato de su expareja.

Además, aunque con algún pequeño matiz, solicitan penas de entre dos y dos años y medio por otros dos delitos de quebrantamiento de condena, es decir, de la orden de alejamiento y comunicación que Reñones que tenía frente a las dos víctimas.

Respecto a la responsabilidad civil, las acusaciones particulares (una la de la madre y hermana de Eva y las otras dos la de los otros dos hijos de la víctima) reclaman al acusado una indemnización que ronda los 250.000 euros.

Una vez que estén todos los escritos de acusaciones presentados y el de la defensa, el juez que instruye el caso podrá acordar la apertura de juicio oral y remitir el expediente a la Audiencia Provincial para la celebración del juicio.

Conclusiones de los investigadores

En el atestado que pone fin a la investigación policial del doble crimen de Liaño, la Guardia Civil, que concluye que el acusado es el autor de los hechos y señala hasta ocho indicios, realiza una reconstrucción de los hechos en base a todas las diligencias practicadas en el último año y medio.

Según recoge esa cronología, Eva Jaular (la víctima) había decidido finalizar la convivencia con José Reñones (el detenido), reanudada a mediados de noviembre de 2021, pese a que entre ambos existía una orden de alejamiento en vigor como consecuencia de una denuncia previa por malos tratos en el ámbito familiar. Este hecho se lo comunicó Eva a su prima en una conversación de WhatsApp en la que trasmite el profundo temor que le provoca la conducta de Reñones al temer una reacción violenta hacia ella o su hija.

En la tarde del 15 de diciembre de 2021, Eva concierta una cita con un hombre con el que había tenido relaciones anteriormente, con el que acuerda verse en la tarde-noche del día 16 (el día del crimen), aunque el encuentro no llegó a producirse.

A las 14.04 horas de ese día, Eva llama a la Guardia Civil y comunica que su expareja se encontraba en la vivienda de Liaño. Tras acudir la patrulla y no poder acceder al domicilio, solicitaron a Jaular que les proporcionase las llaves de acceso y que abandonase el lugar hasta que realizasen las oportunas gestiones. Cuando accedieron a la vivienda, la patrulla se encontró en su interior a Reñones, que recogió sus pertenencias, entre las que se encontraba su móvil, y abandonó la casa, siendo citado para comparecer al día siguiente, 17 de diciembre, en el cuartel de El Astillero para la instrucción de diligencias por un delito de quebrantamiento de condena. "Esta actuación de la patrulla de la Guardia Civil deja patente que Reñones abandonó el domicilio de Eva sobre las 16.15 horas, cuando ella no estaba en su interior, y que la casa estaba ordenada y sin desperfectos visibles en el mobiliario".

Según la declaración de una testigo, tras abandonar la vivienda, Reñones volvió sobre sus pasos una vez que la Guardia Civil se marchó de la zona, y sobre las 16.30 horas del día 16 vio de nuevo al investigado regresando hacia el domicilio -saludándolo al pasar- e introducirse en el garaje de la vivienda. Pasados unos veinte minutos (serían las 16.50 horas), esta testigo escuchó como el detenido estaba partiendo leña en el citado garaje. "Este último detalle se confirmaría con el hallazgo de un hacha y las astillas de uno de los palés que se encontraron en el patio", según los investigadores.

Otra testigo afirma que observó a Reñones andando por la carretera principal en dirección a la localidad de Liaño para, posteriormente, volver sobre sus pasos en dirección a San Salvador, donde posiblemente se "volvió a introducir en su domicilio". Este extremo se ratifica con el estudio de ubicación del terminal del investigado, que lo ubica en la zona de la vivienda en dos tramos horarios, entre las 16.17 y las 17.28 h. Posteriormente, tras un periodo de inactividad, le vuelve a situar en la vivienda a las 18.32 horas.

En este lapso temporal, entre las 16.00 y las 17.00 horas del 16 de diciembre, tras facilitar una llave de su vivienda a los agentes, Eva se traslada a Santander a recoger a su hija. Durante el trayecto intenta contactar con dos personas, no obteniendo en primera instancia respuesta de ninguno de ellos. También contacta con el amigo con el que había quedado para contarle que había llamado a la Benemérita, que se llevaba a su expareja, y que la cita que habían concertado se mantenía.

Sobre las 17.00 horas de ese día, según el informe de ubicación de los dispositivos y la manifestación de una testigo, Eva regresa a su domicilio junto a su hija y cuando acceden a él se encuentran en su interior a Reñones. La autopsia establece la data de la muerte de ambas entre las 17.00 y las 21.00 horas. Por lo tanto, los agentes estiman que la agresión que provoca el posterior fallecimiento de madre e hija se produce en un periodo temporal aproximado comprendido entre las 17.08 y las 17.44 horas, en un momento cercano a su llegada al domicilio. "Reñones agredió a ambas utilizando un arma blanca, golpeando a Eva y estrangulando al bebé".

Para poder llegar a este conclusión y acotar el tramo temporal, se contrapone el estudio de ubicación del terminal móvil de Eva Jaular con la manifestación de un testigo, que en su declaración afirma que sobre las 17.30 horas, cuando se encontraba en el barrio de la víctima escuchó a una mujer gritar "¡Socorro, socorro, mi hija!" y que ese grito provenía de alguna casa de la misma barriada, a unos 100 o 150 metros. "Eva intentó defenderse e hizo todo lo posible para proteger la vida de su hija, llegando a gritar pidiendo ayuda. El hecho de tener que defender al bebé y la diferencia física con el agresor, así como la violencia con la que este las acometía usando una arma blanca, creando una situación desproporcionada, hizo que la resultara imposible lograr la huida del lugar".

Momento del ataque

El hecho de que las dos víctimas llevasen la ropa de abrigo con la que iban vestidas y la forma en la que la madre portaba el bolso con los enseres del bebé (colgado al hombro) ratifica la hipótesis de que Eva y su bebé pudieron ser atacados en el momento de acceder a la vivienda o bien momentos antes de abandonarla, "de ahí el hallazgo de evidencias dispersas junto a la puerta de acceso al patio".

Los agentes comprobaron que la víctima no contestaba a las llamadas que recibió de la Guardia Civil de El Astillero ni a las de uno de sus contactos, ni a los mensajes de WhatsApp que recibe a partir de las 17.44 horas, lo que permite inferir que, "como consecuencia de la agresión quedó en una situación que la incapacitó para hacer uso de su teléfono". Sobre esta circunstancia, los investigadores señalan que al estudiar las conversaciones que Eva mantiene con el chico de su cita antes y después al tramo horario donde se produjo la agresión, han detectado que la víctima "pasa de emplear audios a mensajes escritos cortantes, donde se aprecia un llamativo cambio de tono, que también se da en la conversación con otro de sus contactos".

Resulta llamativo para los agentes que en esos mensajes escritos le comunique a su amigo, "de forma repentina", su intención de no pasar la noche en su domicilio, lo que supone un cambio radical con lo que le había transmitido poco antes en un audio donde incluso le pregunta si no le importaba que estuviese la niña. Además, Eva no avisó de este cambio de planes a ninguno de sus familiares cercanos, como hacía siempre que llevaba a la niña para que se hiciesen cargo de su cuidado.

La misma circunstancia se observa en la conversación con otro de los contactos de Eva, que la llama a las 17.44 horas del mismo día sin obtener respuesta. En ambas conversaciones, se aprecia el empleo de una forma diferente de redactar los mensajes, en especial en un detalle al escribir la palabra ‘que’. Eva no la escribía completa, empleaba ‘q’, a diferencia de Reñones, que suele escribirla completa. Con todo esto, los agentes deducen que fue el detenido quien redactó esos mensajes, evitando contestar a las llamadas de teléfono para no incriminarse en los hechos e intentar ocultar lo que había ocurrido.

Por otro lado, los investigadores señalan que los daños que existen en la vivienda se producen después de que Reñones abandonase la casa, a instancias de la Guardia Civil, provocados especialmente en el mobiliario y enseres relacionados con el bebé. Llama particularmente la atención la cuna destrozada a hachazos tal y como se observó en la inspección ocular del escenario del crimen.

Además, los agentes sostienen que, tras cometerse los hechos, se ocultan los cuerpos en el patio de la vivienda, tapados con diversos enseres, de forma que dificulte que sean encontrados con facilidad, siendo necesario manipular el escenario del crimen y el lugar de ocultación para poder localizarlos. También concluyen que, tras el crimen, el autor permaneció en la vivienda durante un "periodo de tiempo prolongado".

En la mañana del 17 de diciembre, sabiendo que a partir de esa hora la ausencia de las víctimas podría llamar la atención de sus familiares, tras limpiar el móvil de Eva, el detenido lo arrojó cerca del lugar donde ocultó los cadáveres, y, a continuación, sobre las 08.27 horas abandonó la vivienda dirección al supermercado Eroski, donde adquirió algunos productos, para después dirigirse al acuartelamiento de El Astillero, donde había sido citado esa mañana. En ese momento es cuando se produce su detención formal y se desencadenan todas las actuaciones conocidas, localizándose los cuerpos sin vida de Eva y su hija en el patio de su vivienda.

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