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Fue el último día de enero. La Fiscalía General del Estado trasladó a los 17 fiscales superiores de toda España que, en un plazo de diez días, le pasaran todos los procedimientos penales en tramitación referidos a abusos a menores que estuvieran vinculados con instituciones ... religiosas. En los últimos días se ha conocido cómo iban llegando respuestas al departamento que dirige Dolores Delgado. Sin embargo, El Diario Montañés ha podido confirmar que en Cantabria no se está tramitando ningún caso en estos momentos. Lo certifica Ángel González, teniente fiscal (la segunda autoridad en la Fiscalía de la comunidad autónoma). No tramitan ninguno y tampoco tienen constancia de casos en los últimos años. Casos que, evidentemente, tienen una «repercusión» importante.
Es lógico deducir, entonces, que no habrá envío de documentación desde Cantabria para el informe que prepara la Fiscalía General del Estado, un intento de radiografiar la situación en toda España. Desde allí pedían casos «incoados tanto en sede judicial como fiscal», según recogió el diario El País. El Gobierno, a través de la Secretaría de Estado de Comunicación, indicó que esta actuación se enmarca «en la autonomía y las competencias» de la Fiscalía General del Estado. Eso, y que no son incompatibles con las medidas que estudia el propio Ejecutivo, que promueve una investigación liderada por el Defensor del Pueblo.
Que no haya casos en tramitación en Cantabria no significa que, a lo largo del pasado siglo, no hayan tenido lugar episodios de abusos. Precisamente El País entregó un informe de 385 páginas al papa Francisco y a la Conferencia Episcopal Española (CEE) a principios de diciembre de 2021. El Pontífice ha insistido desde entonces en que la Iglesia debe mostrar «una firme voluntad de esclarecimiento de los casos de abusos». El periódico publicó hace días el listado de casos que, según expresan, las autoridades eclesiásticas estarían «ya investigando». Nueve de ellos se sitúan en Cantabria, casi todos en las décadas de los 50 y los 60.
Según señala el informe, los seis episodios en esas décadas estarían vinculados al Colegio Salesiano de Santander (uno en 1958 y tres más en los años 60 –sin especificar fecha–) y al Colegio San Agustín, también en la capital (uno fechado entre 1956 y 1961 y otro entre 1959 y 1961). Junto a estos se recogen otros tres. Uno entre 1970 y 1973 en la «filial número tres de Santa Lucía, dependiente del Instituto José María de Pereda en Santander»; otro en 1977 en el Colegio San Agustín y, el más reciente, entre 1980 y 1988 y presuntamente asociado al Grupo Scout Alba Lis (que aparece unido al Colegio Salesiano).
En cinco de las nueve historias se ofrecen las iniciales de los acusados, en dos las de su mote («El L.» y «El F.») y en otras dos se señala que el supuesto autor de los hechos está «sin identificar». Según la publicación, al margen de estas reseñas, el informe «contiene los datos fundamentales de cada uno» de los casos «y una síntesis de los hechos denunciados».
A esto hay que sumar unos hechos que ya ha recogido en el pasado este periódico. Así, como señalaba El Diario Montañés en marzo de 2021, la congregación de los Legionarios de Cristo publicó en esas fechas el 'Informe anual 2020. Verdad, justicia y sanación'. Ahí se reconocía que seis sacerdotes de esta asociación religiosa, entre ellos el fundador, Marcial Maciel, cometieron abusos sexuales contra una veintena de menores en España, entre 1941 y la actualidad, y se señalaba al seminario menor de Ontaneda (Corvera de Toranzo), cerrado desde hace años, como uno de los lugares donde tuvieron lugar. «Somos conscientes del daño causado y, a la vez, nos es difícil imaginar el dolor inmenso que sufre cada una de las personas afectadas. Por ello, renovamos nuestro compromiso y disponibilidad plena para cada uno de ellos. Nos disponemos a la escucha atenta de sus necesidades y de todo cuanto podamos hacer para reparar el daño causado», indicaba en una carta por entonces el director territorial de los Legionarios de Cristo en España, Javier Cereceda.
En particular, se refería a «quienes han sufrido abuso en el noviciado de Salamanca o en alguno de los dos seminarios menores en España, especialmente en el de Ontaneda (Cantabria)». «Sufrimos con su dolor y deseamos su sanación».
«Nuestro error de juventud fue callar la verdad». Eso señalaba un exalumno del seminario allá por 2006. Con motivo de la publicación de ese informe, un equipo de este periódico se trasladó a Ontaneda. Allí, a los vecinos no les había cogido por sorpresa el asunto. Pero, ante el edificio cerrado ya hace años, lo que más repetían era su desazón porque el nombre del pueblo quedara vinculado a aquellos episodios.
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