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La cría de foca gris recién destetada recaló el 15 de enero en la playa de Oyambre con una gran herida en el lomo. Varada en las rocas, fue localizada por agentes del medio natural de la Consejería de Medio Ambiente de Cantabria, que le ... dio traslado al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Villaescusa donde ha permanecido dos meses en tratamiento, con antibióticos y cuidados intensivos. Al principio con alimentación por sonda a base de papillas.
El animal ha sanado sus heridas, «probablemente causadas por el impacto de algún plástico u otro resto de basura», ha explicado el equipo de veterinarios, y una vez recuperada, le han dado el alta y este martes la devolvieron a su hábitat natural, soltándola en el mismo punto de la playa donde fue rescatada.
Había poco oleaje, sin mar de fondo, condiciones óptimas para que la foca se introdujera en el mar sin recibir fuertes golpes de ola. «Llegó con 20 kilos y se marcha con 47. Se ha curado su herida y ha cogido la fuerza suficiente para poder sobrevivir por su cuenta en su medio natural», ha explicado la veterinaria Ibone Anza. La foca fue trasladada en una 'pick up' dentro de un cajón de madera. Cuando se abrió, fue asomando, tímidamente, la cabeza. Después, emitió algunos rugidos y olfateó intensamente la brisa marina. Unos pescados que dejaron los supervisores le indicaban el camino hacia la orilla, para atraer su interés hacia el mar.
«Todo es nuevo para ella. Piensa que está muy alterada y asustada y que llegó siendo una cría que todavía debía de estar al lado de su madre», señaló la técnico auxiliar, Carolina Lorenzo.
Poco a poco, en aproximadamente quince minutos y a base de pequeños saltos, la foca fue a acercándose a la orilla. Observaba todo con los ojos muy abiertos hasta que alcanzó el agua y empezó a nadar de manera instintiva. «Ha sido un éxito, vuelve a su hábitat natural que era el objetivo en todo momento», exclamó el equipo de expertos. «Su instinto no le ha fallado, después de dos meses en una piscina y eso es un gran logro. Ahora tendrá que aprender a buscar alimento y a pescar por si misma. La devolvemos con reservas suficientes de comida, por si acaso los primeros días no lo consigue», explicó el equipo que la ha acompañado todos estos días de recuperación.
«¿Le habéis puesto un nombre?», preguntamos. «No, no es recomendable. El tratamiento de recuperación en el centro se desarrolla estrictamente bajo la premisa de no interferir, o que sea lo menos posible, para que no se acostumbre a otro hábitat y no surja el apego, que luego no quiera marcharse o no pueda sobrevivir por si misma».
En base a este criterio de la menor intervención posible, durante las ocho semanas la foca ha estado en un recinto protegido con una malla opaca para que no viera a ninguna persona y nadie interactuara con el ejemplar. La alimentación se ha realizado a través de un tubo por el que le caían pescados. Tres tomas diarias de tres kilos cada una.
El recinto al aire libre, contaba con una piscina con profundidad y rocas de canto rodado, donde le encantaba tumbarse a tomar el sol. Sus cuidadores estiman que estará cerca de un mes en la bahía de Santander hasta continuar su viaje hacia las Landas aprovechando las corrientes.
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