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Quince alumnos de 2º de Bachillerato aguardaban este martes sentados en el salón de actos de la Fundación Botín. Eran el grupo de la asignatura Economía de la Empresa, del IES Villajunco, y acudían a la última mesa de los 'Diálogos sobre el Futuro ... del Trabajo' cuyo elocuente título parecía ir más enfocado a ellos que a los tres ponentes que la protagonizaron: '¿Cuáles serán los trabajos del futuro?'. En un debate moderado por la periodista de El Diario Montañés, Pilar González, el futuro que les espera a los jóvenes obligó a los ponentes a hablar del presente: «No sé cuáles serán los trabajos del futuro, pero sí sé que actualmente ni la universidad ni la FP están preparados para asumir ese futuro que nos viene», dijo Mariano Carmona, secretario general de UGT en Cantabria. Lo que nos viene es una digitalización y un entorno laboral en el que lo tecnológico suplirá y modificará muchas tareas. «Ahora mismo, en la formación universitaria sólo pensamos en lo técnico, en la transmisión de conocimientos, en absorber y memorizar, pero las competencias que necesitamos van a cambiar», dijo Carmen Pagés Serra, responsable de Análisis y Prospección del Mercado laboral en la Universitat Oberta de Catalunya. A su juicio, claro que habrá máquinas, claro que lo tecnológico modificará el modo en que trabajamos (-«como ya ha hecho la pandemia con el teletrabajo»-), el reto está en «extraer el valor de lo tecnológico y quedarnos nosotros con la parte entretenida y que difícilmente puede hacer una máquina como, por ejemplo, resolver problemas, la creatividad, la empatía, y esas competencias hoy en día se subestiman en las universidades donde se busca dar todo el temario».
¿Se puede hablar entonces de un cambio de paradigma? «Combinar formación y trabajo debería ser constante, pero no se está haciendo», dijo el sindicalista. Y con él coincidió Albert Cañigueral, director general de Datos Abiertos, Transparencia y Colaboración en la Generalitat de Catalunya, quien aventuró no solo un nuevo entorno laboral, sino también un ecosistema distinto, en el que las relaciones contractuales «monolíticas» van a dar paso a la flexibilidad.
«El trabajo ya no va a ser para toda la vida, esa vieja parábola en la que me formo durante 20 años, trabajo 45 y después me jubilo es una expectativa que ya no se está cumpliendo». Al contrario, «tocará trabajar en varios sectores, en vez de un empleo tendremos empleos», y en ese sentido, dijo, «es importante que la educación y la formación no terminen cuando acabe nuestra carrera, y sobre todo, que la cobertura de seguridad que se tiene sea la misma para un contrato de larga duración que para otro tipo de empleo».
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