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San Valentín ·
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Cuatro parejas reflexionan sobre lo que significa una vida en común y las distintas maneras de celebrar el Día de los EnamoradosElvira y Eduardo, 56 años de relación
Elvira Etxezarreta (82 años) y Eduardo Ruiz (84) llegan de la mano a esta entrevista. Y se van de la misma manera. Agarrados. Así llevan 56 años. Elvira es de Santander y Eduardo, de Valencia, pero ambos viajaron a Alemania cuando eran jóvenes en busca ... de trabajo. Y fue precisamente allí donde se conocieron. «Al año y medio ya queríamos casarnos», explica Elvira sonriente. Dicho y hecho. Viajaron a la capital cántabra de vacaciones y celebraron su boda en la parroquia de los Padres Pasionistas, en la calle Nicolás Salmerón. Hasta hoy. No se han vuelto a separar. Aunque no es oro todo lo que reluce y Elvira explica «que en estos 56 años de casados ha habido de todo, altos y bajos». Y añade: «Lo importante es que aquí seguimos, todo lo que tenemos lo hemos trabajado juntos». La vida no siempre les ha sonreído, aunque aseguran que «siempre» se han tenido el uno al otro. Después de la boda volvieron a Alemania y allí vivieron hasta jubilarse. Ahora residen en Santander, pero siguen muy unidos al país germano, donde siguen su hija y sus dos nietas. Ellos han celebrado «toda la vida» San Valentín. Elvira reconoce que su marido siempre ha sido más detallista que ella. «Me regalaba bombones siempre». «¡Y flores, y colonia!», exclama Eduardo. Con los años han dejado de hacerlo aunque «ya que estamos...». Elvira no se corta y le espeta a su marido: «Oye Eduardo, este año... unas flores». Preguntados por un consejo para los jóvenes sobre el amor, ambos lo tienen claro: «Con salud, todo lo demás se supera».
Óscar y Jesús, nueve años de relación
Óscar Vayas (33 años) y Jesús Manso (39) llevan juntos nueve años. Y el suyo es un amor a prueba de bombas. Se conocieron de una forma «muy poco romántica», a través de una aplicación de internet. Y conectaron desde el principio. Pero a los pocos meses a Óscar le concedieron una beca para trabajar en Colombia durante un año. «Esa era la prueba de fuego», reconoce Jesús entre risas. Y la superaron. La distancia entre Santander y Bogotá no fue un obstáculo para continuar con su relación, ya que «cada vez que tenía vacaciones me escapaba a verle», cuenta Jesús. Cruzó el Atlántico cuatro veces por amor. Hasta que, finalmente, la distancia se acortó y sus caminos volvieron a juntarse en Cantabria. Eran tantas las ganas de estar juntos que, sin pensárselo dos veces, se independizaron. Hasta hoy. Una pandemia y una boda truncada después, aquí siguen, «al pie del cañón». Se casaron el pasado 16 de octubre en el Palacio de La Magdalena, aunque la fecha inicial de su enlace era el 28 de marzo de 2020. El covid pospuso el momento de darse el «sí quiero» y finalmente fue 2021 el año en el que se vistieron de novios. A pesar de que su relación parece sacada de una película, lo cierto es que «pasan» de San Valentín. «Nosotros preferimos celebrar el día a día, que es lo importante». Tal es el pasotismo por esta fecha que, Óscar, preguntado hace años en un juego de mesa por la fecha del día de los enamorados, no supo responder. Desde entonces, el «vacile» de todos sus amigos le ha obligado a recordarlo «a la fuerza».
Gianella y Nacho, cinco años de relación
Lo que nunca se imaginó Gianella Acuña (20 años) es que conocería «al amor de su vida» en la parada de autobús de su instituto. Allí se encontraba Nacho Pérez (21), esperando para irse a casa, cuando «me preguntó por la hora una chica que hasta ese momento no había visto nunca». Estudiaban en el mismo centro y no lo sabían. «El destino nos juntó», comenta Nacho. Para Gianella «fue muy repentino, muy bonito, no me lo esperaba». «Menos mal que le hablé», bromea.
Los dos echan la vista atrás y, a pesar de su juventud, no pueden creer «todo lo que han vivido y compartido» en cinco años de relación. Se han convertido «en compañeros de vida» y no se imaginan un futuro separados.
A pesar de que al principio sí celebraban el Día de los Enamorados, pasados los años no son muy partidarios de festejar el amor solo en San Valentín. Y aunque suene a tópico, creen que es algo que «se debería demostrar todos los días». Por ejemplo, la semana pasada viajaron a París por su quinto aniversario. «Ha sido mucho más especial que un regalo el 14 de febrero». Coinciden en que lo que sí les gusta conmemorar son «los logros que consiguen», porque «al final una relación se basa en eso».
Sobre el significado del amor, sus respuestas son diversas, pero todas llegan a un punto en común: evolución y compromiso. «Que mi pareja sepa que todos los días puede contar conmigo».
Y es que, «aunque parezca que estamos chapados a la antigua, para nosotros el amor verdadero sigue existiendo».
Montana y Cristina, cuatro años de relación
No será la primera vez que escuchan eso de que «tu pareja es tu mejor amigo». De hecho, es la frase que define la relación entre Montana Salas (22 años) y Cristina González (24). Ellas se conocieron en un momento crucial en la vida de los adolescentes, el cambio del colegio al instituto. Tenían 12 años y se hicieron amigas.
Pero tendrían que pasar seis años para que comenzasen a sentir «algo raro» la una por la otra. Al principio no sabían qué les ocurría y no exteriorizaban sus sentimientos. Hasta que un día Montana se lo contó todo a un amigo común de ambas. «Lo necesitaba». Él, como si de La Celestina se tratase, las engañó y organizó una cita a ciegas.
«Al principio teníamos mucho miedo» porque ninguna había estado con mujeres antes. «A mí no me gustaban las chicas, simplemente me enamoré de ella», explica Montana.
El comienzo de su noviazgo fue «extraño» porque decidieron no decírselo a nadie: «Nos daba vergüenza y hacíamos como si no estuviésemos juntas».
Con el tiempo fueron normalizándolo y «realmente nunca nos hemos sentado a contarle a nadie que estamos juntas, se ha dado por hecho». Montana considera que la relación que mantiene con Cristina no es diferente por ser la primera chica, sino «porque antes nunca me había enamorado». Y es que cuando están juntas se sienten como «en casa». Sin importar el lugar en el que se encuentren.
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