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Hay motivos para ver con optimismo el futuro de la economía española. No cabe duda de que vivimos una situación compleja, no exenta de incertidumbre, y que nuestra naturaleza nos lleva siempre a buscar un escenario mejor, pero es importante saber interpretar el presente, sin perder de vista de dónde venimos, para poder esbozar un futuro certero. De analizar todo ello se ocupó este miércoles el encuentro profesional 'Expectativas económicas 2024', organizado por El Diario Montañés de la mano de CaixaBank.
Para su ponencia central, el evento contó con la participación de Enric Fernández, director de Planificación Estratégica y Estudios y economista jefe de CaixaBank, quien sobrevoló sobre la situación económica actual y desgranó las perspectivas de futuro a escala internacional, nacional y también regional.
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Javier Cotera
Junto a él, estuvieron presentes en el salón del Gran Hotel Sardinero Luis Ángel Agüeros, consejero de Economía, Hacienda y Fondos Europeos del Gobierno de Cantabria; Luis Revenga, presidente de El Diario Montañés; Enrique Conde, presidente de CEOE-Cepyme Cantabria; Felipe Ortiz, presidente de Hoteles de Cantabria; y Roberto Álvarez, CEO de Ampros, siendo estos tres últimos protagonistas de la mesa redonda que cerró el evento, conducido por José Luis Pérez, redactor jefe de El Diario Montañés.
Fernández inició su ponencia evaluando el contexto económico desde el plano más global y dejando la primera reflexión importante de la mañana, el «sorprendente y gran contraste que se ha visto en los últimos trimestres entre la economía de la zona euro y la de EE.UU.». Y es que mientras la americana ha alcanzado un crecimiento anualizado de más del 2%, Europa muestra un resultado «prácticamente de encefalograma plano», una diferencia de comportamiento que el experto atribuyó a la distinta manera en que ha impactado sobre ambas el shock energético y a la aplicación de políticas menos restrictivas en el caso americano.
Lo que sí ha evolucionado de manera similar durante el ejercicio 2023 en ambas zonas es el mercado laboral, mostrando «una notable resiliencia» debida a la percepción por parte de las empresas de que la situación energética es algo transitorio y de que hay una expectativa de crecimiento. «Una buena noticia», advirtió Fernández, porque ante estos escenarios es usual caer en un «círculo vicioso de destrucción de empleo que lo empeora todo y que en este caso no se ha producido, convirtiendo al empleo en un sostén de la demanda interna».
En este contexto internacional, Fernández destacó que «España ha aguantado 2023 mucho mejor de lo que se preveía, con un crecimiento de la economía nacional del 2,5%», en línea con los datos americanos y dos puntos por encima de la zona euro. Respecto a los motivos para ello, el experto situó como pieza clave la recuperación del turismo y los buenos datos del consumo privado, el cual ha respondido «a los descensos de la inflación y a los crecimientos de la renta bruta disponible». Junto con ello, el año pasado hubo también un crecimiento del consumo público, «aunque este factor deja unos deberes pendientes a futuro, ya que mantiene el déficit en niveles elevados».
Como otra de las fortalezas que ha mostrado la economía española en 2023 Fernández apuntó «un empuje de la demografía debido a los flujos de inmigración, con un crecimiento de la población activa próximo a las 600.000 personas».
En el capítulo de las debilidades, el economista de CaixaBank dejó dos grandes ideas sobre la mesa: la primera, los malos datos de productividad que tiene el país -un 15% por debajo de la zona euro- y que «llevan siendo malos y mejorables desde hace más de quince años». Aquí hace falta, enumeró, invertir en formación y políticas activas de empleo, fomentar un mayor tamaño de las empresas y favorecer una calidad institucional y del entorno regulatorio. Y la segunda, la necesidad de atraer más inversión. «España tiene mucho potencial y deberíamos aspirar a recortar distancias con aquellos países de nuestro alrededor con mejores datos».
Con esta situación, Enric Fernández dibujó un futuro en el que «el crecimiento del PIB real puede estar en torno al 1,9%», lo que supone «una cierta desaceleración», motivada porque aún estamos sintiendo el impacto del aumento de tipos de interés, por la debilidad de la zona euro y por una normalización del turismo.
Pese a ello, lo que se espera es una evolución y que «la economía española vaya de menos a más durante 2024». Algo que vendrá impulsado por el descenso de la inflación -que las previsiones sitúan en un 3%-, lo que se traducirá en «mayor poder adquisitivo para las familias y que el Banco Central Europeo se atreva a bajar los tipos de interés -se espera que al 3% e incluso al 2% en 2025-». También se prevé una mejora de la zona euro y, con ella, una mayor demanda externa, así como una mayor tracción de las inversiones asociadas a los fondos europeos.
En Cantabria, tenemos una competitividad 2,3% puntos por debajo de la media nacional. Es un dato negativo pero lo que nos preocupa a los empresarios es el hecho de que esa competitividad, respecto a las comunidades autónomas de nuestro alrededor, se encuentra muy por debajo de lo que debiera estar. En los últimos 40 años, nuestro PIB ha pasado de estar situado en el sexto puesto de todas las provincias de España, a colocarse en el 24. La realidad es que hemos perdido competitividad y nos tenemos que igualar a los países de Europa para poder funcionar. Para poder crear un buen clima empresarial y tener unas buenas perspectivas de futuro, creemos en la unidad de acción con el Gobierno. Hay que tener una unidad de acción total. Todos esos pros que tenemos en Cantabria, como puede ser el Puerto de Santander u otras instituciones, tenemos que explotarlos en la misma dirección, tener claramente definida cuál es nuestra estrategia. Esa unidad de acción entre todos es clave».
«Para Cantabria este 2023 ha sido el año de los grandes titulares. El número de visitantes del Centro Botín ha crecido más de un 10%. 166.000 personas procedentes de 122 países. 1.242.000 pasajeros han llegado a Cantabria a través del aeropuerto de Seve Ballesteros, lo que supone un nuevo récord. Y la joya de la corona, Cabárceno, con 670.000 visitantes. Aquí hay un dato a favor por el que tenemos que luchar. Estos visitantes no han venido mayoritariamente en temporada alta sino que se han ido diluyendo a lo largo de todo el ejercicio. Y esto es lo que buscamos. La desestacionalización el mayor reto que tenemos por delante. Aunque otra gran asignatura que tenemos pendiente es el déficit de mano de obra, no sólo en el sector hotelero-hostelero, sino en muchos sectores económicos. Tenemos que trabajar en este sentido porque esto, lejos de mejorar, si no ponemos solución, se va a resentir y no podemos permitirnos bajar la calidad de los servicios».
«Existe otra forma de hacer economía. Ampros es una entidad asociativa en economía social que lleva cerca de 60 años trabajando para las personas de Cantabria y generando economía en Cantabria. Es una entidad que genera 500 puestos de trabajo, por lo que, desde el punto de vista del empleo, aporta también mucho al territorio y es, además, una entidad sin ánimo de lucro. La nuestra es otra forma de hacer economía. Una fórmula social que genera proyectos económicos y otras estrategias que también aportan economía a nuestra sociedad. Nosotros generamos ese ámbito de oportunidad, atendiendo a las personas. Porque nuestro ámbito fundamental es poner en el centro a las personas, desde todo los puntos de vista, desde el trabajador a la propia misión de la organización, en nuestro caso, personas con discapacidad intelectual y familias. Se trata de una economía social que está teniendo, además, un desarrollo muy importante a nivel internacional».
Tras su intervención, Enric Fernández entabló conversación con el moderador del encuentro, José Luis Pérez, quien quiso saber qué lugar ocupa Cantabria en este contexto nacional. Así, Fernández apuntó como primera fortaleza su buena posición en el Informe PISA, algo que destaca sobre el conjunto nacional. En segundo lugar citó los datos de empleo, «con una tasa de paro del 7,5%, muy por debajo del promedio de la zona euro». Y finalmente ensalzó el enorme potencial del sector turístico. En el otro lado de la balanza, el director de Planificación Estratégica y Estudios de CaixaBank analizó algunas de las debilidades o retos que Cantabria tiene ante sí. Entre ellas, habló de la industria manufacturera, «con un gran peso en la región y que en el corto plazo la ha penalizado, ya que es un sector que ha sufrido mucho, también a escala nacional y europea». Tras ver como la producción de acero, hierro o insumos para otras industrias han bajado su demanda, el reto está en «la descarbonización y adaptación al mercado eléctrico de automoción». Para terminar, comentó también el menor dinamismo demográfico que muestra la comunidad en comparación con el conjunto del país, lo que «debe ser tenido en cuenta al comparar el PIB».
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