
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«Es un éxito sin precedentes». Objetivamente, los datos obtenidos por el Partido Regionalista de Cantabria en las elecciones generales del pasado domingo dan la ... razón a Miguel Ángel Revilla. Crece hasta la tercera posición por encima de un Vox en ascenso en todo el país y logra siete puntos más de porcentaje de voto que hace sólo medio año. Ningún otro partido escala en esa proporción en la comunidad autónoma. Lo que ocurre es que, de la misma forma que como dice el refrán, 'no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita', también el peso de los escaños es relativo. Y el que revalida José María Mazón tiene ahora menos recorrido. Cuantitativamente es igual, pero cualitativamente vale menos.
Menos evidente que la de su jefe de filas es la reflexión del parlamentario electo, que durante la noche electoral decía que la voz del partido tendrá mucha fuerza en Madrid y que podía ser «decisivo». Las variaciones –pequeñas en unos casos y más grandes en otros– en cada uno de los bloques y el juego de pactos para conseguir una investidura hacen que ese diputado del PRC aporte una menor capacidad negociadora. Si los resultados que salieron de las urnas el 28 de abril hacían que el sentido del voto de Mazón fuera fundamental en determinados escenarios de alianzas para llevar a Pedro Sánchez a La Moncloa, ahora ese único escaño no desbloquearía la situación en caso de que otros quisieran bloquearla.
El punto de partida hace seis meses era el siguiente. Con las fuerzas de la derecha sin ninguna opción de sumar mayoría absoluta y con las dificultades que entrañaba una coalición entre PSOE y Ciudadanos, el PRC tenía la llave para un Ejecutivo de izquierdas sin necesidad de los independentistas de Esquerra y la formación de Puigdemont. Si socialistas y podemitas sumaban a Compromís (1), PNV (6), Coalición Canaria (2), además de Mazón, tenían 175 votos. Es decir, que con una única abstención les valdría para sacar adelante la investidura y los principales proyectos de legislatura.
Seis meses después, esa combinación ya no es posible y el apoyo –o, por lo menos, que no se opongan– de los separatistas o los abertzales de Bildu sí es fundamental en el caso de que PP y Cs pronuncien un 'no'. Ninguno de los sudokus da capacidad de veto a los que tienen un escaño. El único resquicio es un pacto PSOE-Unidas Podemos-PNV-Más País, al que se una Cs por su precariedad actual: sumaría también 175 y necesitaría que se mojara alguien entre Coalición Canaria, BNG, Teruel Existe y PRC. Uno, pero no todos.
Eso no implica que el PSOE no quiera unir a su causa a los regionalistas por razones estratégicas. Porque en unas conversaciones que se prevén muy difíciles, por algún sitio tienen que empezar. Y previsiblemente el de Revilla no será el partido que ponga más trabas en el camino hacia la gobernabilidad. Primero, porque el PRC ya dijo que se sentaría con el ganador. Segundo, porque ése fue el único pacto al que se llegó durante la intentona anterior y Mazón se convirtió 'de facto' en el diputado 124 (el PSOE tenía 123) de Sánchez. Y tercero, porque los socialistas saben de sobra cuáles son sus condiciones: el famoso «papeluco» con los compromisos del Ministerio de Fomento en materia de infraestructuras para Cantabria. Si Ábalos ya lo firmó una vez, parece lógico que pueda ser ratificado.
Los regionalistas (tanto Mazón como Revilla) han lanzado mensajes en las últimas horas respecto a las encuestas. En tono crítico. Siempre, dicen, les dan peores resultados que los que finalmente obtienen. Y es cierto que el sondeo a pie de urna que dio a conocer TVE al cierre de los colegios ponía en duda que lograran representación. Entre cero y uno. «Cero credibilidad», decía el exconsejero.
Sin embargo, ninguno de sus dirigentes ha valorado su propia encuesta, la que ellos se encargaron de publicitar y que en otras ocasiones sí que ha dado en el clavo. Esta vez les otorgaba dos diputados en el Congreso y les colocaba, además, como segunda fuerza política en la región en estas generales. Ni lo uno ni lo otro. Ese trabajo calculaba que recibirían un 24,1% de los apoyos. Al final, obtuvieron un diputado, se situaron como tercera fuerza y su porcentaje, que creció considerablemente, fue del 21,1%.
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