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Gaspar Anabitarte aguarda unos segundos antes de responder por la nueva orden ministerial que prohibirá la caza del lobo en Cantabria -y en el resto de España- a partir del 25 de septiembre. Y cuando lo hace, el secretario general de UGAM-COAG cita a ... Félix Rodríguez de la Fuente: «El naturalista decía que el lobo debe existir donde pueda y donde deba». Y ese 'donde deba' es lo que le sirve al portavoz de los ganaderos y agricultores cántabros para mostrar su rechazo a la orden que el Ministerio de Transición Ecológica está ultimando, según la cual, el lobo pasará a formar parte del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre). ¿Qué supone esto? Que no se le podrá cazar ni matar en todo el territorio español.
El borrador del documento salió el miércoles a exposición pública para hacer alegaciones durante 20 días y en pocas semanas entrará en vigor con su publicación en el BOE. Pero los ganaderos y el mundo rural amenazan con movilizaciones: «El mundo rural va a salir a la calle para protestar contra lo que es un atropello por parte del Ministerio y la ministra, Teresa Ribera», dice Raúl Guillarón, secretario general de Asaja (Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores).
Desde UGAM-COAG advierten de que «si el plan del Ministerio se aprueba en las actuales condiciones, estamos condenados a que los lobos se expandan sin ninguna contención». Por eso, Anabitarte propone cambios: «Hay partido que jugar y hay margen de maniobra para desarrollar el plan de gestión, pero necesitamos saber cómo se va a gestionar esta especie para limitar los daños de las personas que vivimos en el campo», dice.
Gaspar Anabitarte, UGAM-COAG
Raúl Guillarón, Asaja
La convivencia entre el lobo y la ganadería tiene en la cornisa cantábrica su principal foco ya que aquí se concentra el 95% de la especie. «Más de 2.500 ejemplares», matiza Guillarón: «Es una especie que se reproduce muy rápido y su expansión es exponencial. No tienen ningún depredador natural y el único control lo ejerce la caza. Si esta se prohíbe, ese descontrol va a generar problemas tremendos en la actividad ganadera porque ahora ya se registran más de mil siniestros al año en Cantabria», argumenta. A su juicio, esta orden sólo responde a criterios políticos: «Con los planes de gestión implantados se estaba dando una convivencia entre el lobo y la actividad ganadera, pero esto da un vuelco radical», sentencia.
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Del otro lado del debate está el argumentario de los ecologistas. «Este cambio es lo que demanda una sociedad del siglo XXI, y entendiendo los problemas que tiene el sector, hay que pasar de perseguir al lobo a buscar la protección del ganado y ponerle más difícil los ataques», dice el coordinador de la asociación WWF, Luis Suárez.
Floren Enríquez, Ecologistas en Acción
Luis Suárez, WWF España
«Los ecologistas nos felicitamos por la decisión política del Ministerio de dar fin legalmente a la caza del lobo en todo el Estado», valora por su parte Floren Enríquez, de Ecologistas en Acción. «Es una especie protegida por la legislación en la Unión Europea, pero queremos que también los tribunales lo definan y resuelvan las denuncias por la caza y matanzas que hemos presentado desde 2016», expone. «El lobo es una especie protegida en Europa y tanto Cantabria como otras comunidades autónomas no han cumplido la legislación europea». Por eso Enríquez pide «arbitrar medidas» para hacer posible la convivencia de la actividad ganadera y la existencia del lobo «como pieza fundamental» del ecosistema: «Ahora, tendrán que ponerse las pilas y poner medidas con ayudas y mejoras al cuidado del ganado para que sean capaces de convivir el lobo y la actividad ganadera».
De convivencia habla también Suárez (WWF), para quien el éxito de la gestión pasa por «reducir daños y trabajar en la coexistencia». ¿Es posible? «Sí, lo creo firmemente. La situación actual no reduce los daños y no funciona, de hecho hay zonas donde provoca muchos problemas. Si trabajamos de manera coordinada y empujando todos, estoy convencido de que vamos a avanzar, hay experiencias que dicen que se puede reducir los daños hasta un 100% con medidas eficaces como acompañar el ganado con mastines, cierres fijos como naves, cercas móviles, así como contratar más pastores de apoyo, algo que en España aún no se trabaja».
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