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Las 141 estaciones de servicio de Cantabria, incluyendo los postes marítimos, alertan de que están «seriamente perjudicadas» por las restricciones a la movilidad entre municipios y comunidades impuestas en la últimas semanas dado el nivel de alerta existente por contagios de covid. El sector informa ... de que ha registrado una caída en la venta de litros de gasolina de entre un 50% y un 60% en las estaciones situadas en autovías, carreteras y zonas urbanas, mientras que las ubicadas en áreas rurales se han mantenido, según los datos facilitados a este periódico por la Asociación Cántabra de Estaciones de Servicio.
El presidente de este organismo a nivel regional –y presidente de la Confederación Española de Estaciones de Servicio–, Jorge de Benito, reivindica «más ayudas» de la administración para un sector que, por ser considerado imprescindible, está obligado a permanecer abierto, «lo que impide acceder a ayudas».
«Ante el toque de queda, a muchos compañeros no les quedará mas remedio que reincorporar gente a los ERTE», informa Benito. «No hay que olvidar que en el anterior estado de alarma se nos obligó a más del 60% de las estaciones a permanecer abiertas sin tener apenas ingresos, con lo cual venimos de una situación económica ya de por sí muy delicada», incide.
«Los fines de semana se notan mucho las restricciones a la movilidad, ha bajado demasiado el número de clientes», comenta Jorge Cobo, encargado de la gasolinera situada al final de la calle Castilla, en Santander. «En estas últimas semanas se nota que la gente se mueve menos por el miedo al contagio», añade Carlos Alonso, gerente de otra gasolinera cántabra.
Además, el cierre del interior de los locales de hostelería también afecta al sector de un modo directo, ya que más del 25% de las gasolineras de Cantabria tiene negocio de hostelería incluido. «La Retama, Adelma, Termino, El Mirador, Unquera…. Aunque por ley podemos seguir abiertos, la falta de movilidad actual nos reduce notablemente los ingresos y muchos de estos negocios que dan servicio a las comunicaciones se está planteando cerrar durante este nuevo estado de alarma», añade el portavoz de la asociación.
La primera reivindicación de este sector en la región es que «la administración no nos discrimine por estar abiertos y nos habilite para poder solicitar ayudas que se dan a otros colectivos cuya actividad permanece cerrada». Según Benito, el Gobierno regional considera que, «por estar abiertos ganamos dinero y la realidad es muy distinta: por estar abiertos y dar servicio a la movilidad estamos perdiendo dinero, no podemos cerrar y tampoco tenemos derecho a ciertas ayudas». El sector solicita acciones concretas como la reducción o exoneración de IBI, del IAE y otras tasas e impuestos municipales como agua y basura.
Con las medidas epidemiológicas, los trayectos a pie son los más frecuentes y las colas de vehículos al inicio del fin de semana y antes de un puente ya no se producen. «Si hablamos de días de la semana y tramos horarios, los sábados y los domingos las ventas de gasolina son casi como las que vivimos durante el primer estado de alarma, y lo mismo ocurre a diario a partir de las siete de la tarde», indica el gerente de una gasolinera de Santander.
Por otro lado, aunque se mantiene abierto el tráfico de camiones, estos tienen mucha autonomía, con depósitos de 1.500 litros, y generalmente cargan en sus centros bases. «Trabajamos un producto prácticamente financiero, nuestro margen es mínimo y vivimos de un volumen de ventas mínimo. Cualquier situación que altere esta circunstancia nos desequilibra. La diferencia de un céntimo determina el beneficio», explica Benito.
En la estación de servicio de Nueva Montaña, situada junto al centro comercial El Corte Inglés, los trabajadores señalan que la situación es «preocupante». «Esto es una cadena. El cierre de la hostelería repercute negativamente en los demás negocios, así como cada empleo que se destruye», destaca Juan Ramón Rodríguez, administrativo. Aunque la caída de las ventas depende de la ubicación. En la gasolinera urbana junto a Valdecilla, en Santander, indican que se mantienen parecido. «Lo que sí notamos fue un bajón en los días de vacaciones escolares».
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