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Cantabria sacó su músculo más generoso y lo demostró ayer con un gran ejercicio de altruismo a lo largo y ancho de la región. Concretamente, la solidaridad inundó más de 175 grandes tiendas y supermercados donde los cántabros depositaron miles de bolsas de alimentos con ... el objetivo de ayudar a los más necesitados. Este ejercicio de generosidad se enmarcó dentro de la Gran Recogida, la campaña anual que organiza el Banco de Alimentos para llenar sus almacenes de víveres y repartirlos entre personas desfavorecidas.
Para llevar a cabo esta iniciativa, la organización ha contado con la ayuda desinteresada de 1.400 voluntarios repartidos por numerosos establecimientos de la región. Ataviados con un chaleco identificativo azul, los voluntarios se encargaban de explicar la dinámica a los usuarios de los supermercados. Una tarea sencilla porque «la gente es solidaria y ya nos conoce de otros años», explicó el presidente del Banco de Alimentos en la región, Francisco del Pozo.
250 toneladas se recogieron en 2018 Este año, con más voluntarios y más establecimientos adheridos, se puede superar esta cifra.
Vicente Fernández, voluntario en el Hipercor de El Corte Inglés, explicó que ellos se encargan de ofrecer bolsas a la entrada de las tiendas para que los clientes las llenen con los productos que consideren. «La campaña tiene buena pinta. Pensábamos que iba a ser más floja y la cosa ha arrancado bien. Se nota que la gente tiene ganas de ayudar», relató. Su compañera de turno, Marisa Martínez, ya es la quinta vez que participa con la organización. «Es muy gratificante saber que utilizo mi tiempo libre para ayudar a los demás», destacó. Y es que esta campaña hace una «gran labor» a la hora de ayudar a la gente necesitada porque «el Banco de Alimentos sirve a otras muchas organizaciones que apoyan a la gente más desfavorecida». «Ahora estamos viviendo unos tiempos donde hay mucha más gente necesitada», concluyó.
Emilio Gutiérrez, Solidario
Los alimentos no perecederos, como las legumbres cocidas, la pasta, las conservas y el aceite, son los más demandados por la organización por su amplio margen de caducidad, ya que, en muchos de los casos, permiten su conservación hasta la Gran Recogida del próximo año. Esa 'cesta básica' incluye también los lácteos, los productos de desayuno (galletas o cacao soluble) o los alimentos típicos de las fechas navideñas, como turrones o mazapanes. Asimismo, el Banco de Alimentos hizo hincapié en la escasez de productos de higiene personal o productos para bebés que sufren algunas familias, como pañales, potitos o detergentes.
Atendiendo a estas indicaciones, Emilio Gutiérrez entregó ayer una bolsa con alubias, pasta, aceite, azúcar y algún producto de higiene personal en uno de los contenedores de Hipercor. «Creo que es una buena acción y deberíamos estar más inculcados en ello porque, al final, todos estamos en el mismo barco y nunca sabes a quién le puede tocar». En este sentido, entiende que la campaña debería realizarse «más de una vez al año» porque «si no nos ayudamos entre nosotros, nadie lo va a hacer».
Marisa Martínez, Voluntaria
La gran presencia de voluntarios -que superó a los 1.300 inscritos del año pasado- destacó por su heterogeneidad ya que participaron desde jóvenes estudiantes hasta jubilados, pasando por un grupo de personas con discapacidad del grupo Ampros que colaboró en el BM del Paseo de Canalejas. Este hecho se pudo comprobar ayer por la mañana en el Carrefour de Valle Real. En el mismo turno, la joven Sheila Castillo y José María Sobrino, de mediana edad, coordinaron el depósito de víveres del establecimiento. Ambos se mostraron «encantados» de ayudar y de poner su granito de arena para «apoyar a los que más lo necesitan».
Esta campaña, que se desarrolla a nivel nacional, recaudó el año pasado en Cantabria 250 toneladas de comida, que fue una cantidad récord en la comunidad. Este 2019, Del Pozo asegura que «la gente se está volcando» y espera igualar la cifra «y, si es posible, superarla», indicó. No es una idea descabellada dado que han aumentado el número de voluntarios y el de establecimientos adheridos a la campaña. No obstante, como reitera el presidente, «hasta que no llegue todo al almacén de Tanos, no sabremos cuánto se ha recaudado».
Una vez ordenados todos los productos, el Banco de Alimentos los reparte entre las más de 150 instituciones que colaboran con la entidad (comedores, parroquias, colegios y servicios sociales) para después entregárselos a cerca de 20.000 personas necesitadas y en riesgo de exclusión.
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