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Daniel Lavín, durante la entrevista, en el restaurante El Carmen, de Prezanes. : Daniel Pedriza
«La gente no está preparada para la jubilación»
Daniel Lavín - Escritor

«La gente no está preparada para la jubilación»

Este abogado jubilado disfruta de su tiempo como escritor y está convencido de que hay que tener aficiones antes de dejar de trabajar

Mariana Cores

Santander

Miércoles, 10 de julio 2019, 07:26

Daniel Lavín (Santander, 1949) es un abogado jubilado que desde hace cinco años se dedica a una pasión a la que antes no podía dedicarle todo el tiempo que quería: la escritura. Nunca temió la jubilación porque está convencido de que si durante lo años productivos uno cultiva aficiones, cuando llega la época de retiro «esas aficiones afloran y te llenan. Pero no pretendas con 65 años ser un gran jugador de golf si antes, en toda tu vida, no has tocado un palo de golf». El haber sido uno de los quince finalistas del XI Concurso de Relatos Escritos por Personas Mayores, organizado por 'la Caixa' conjuntamente con Radio Nacional de España -se presentaron más de 600 personas-, le ha animado a seguir esa senda. Su siguiente reto: el Concurso Internacional Max Aub.

-¿Qué le llevó a lanzarse a escribir este microrelato? ¿Siempre ha llevado un escritor dentro?

-Siempre me ha interesado escribir y tenía necesidad de hacerlo. Hace cinco años, a raíz de jubilarme, me lancé. Tengo unos diez relatos escritos, una novela, dos obras de teatro y algo de poesía. Toco todos los palos. Pero como aficionado. Tampoco soy un gran lector. Esto mío por la escritura es un gran misterio. Lo que sí hice fue ir a un taller de creación literaria en la UIMP, muy duro intelectualmente, hace dos años. Aprendí mucho. Lo de participar en el concurso de microrelatos de 'la Caixa' fue de casualidad. Un vecino fue quien lo descubrió. Envié mi microrelato 'Olfato' sin ninguna esperanza. Y cuando me llamaron en mayo desde Zaragoza para decirme que era finalista, me quedé muy sorprendido.

«Los jubilados debemos hacer cosas creativas, es parte de la felicidad»

-¿En qué se inspiró?

-El microrelato surgió del taller de Literatura de la UIMP. Uno de los ejercicios que me pusieron fue que describiera a qué olía una pistola. Inocente de mi, pedí la pistola. ¡Pero no había! Todo debía de salir de mi imaginario.

-¿Me lo cuenta?

-Esto fue lo que escribí: La pistola olía a desagrado antes y a pólvora después; el gatillo olía a tragedia, la culata a deseo, y el cañón a víctima inocente. Apoyada sobre la mesa huele a tranquilidad y a espera, hasta que despierte y vuelva el deseo, la víctima y la tragedia.

-Ha declarado que hay casos jurídicos que parecen novelas...

-Con esto quiero decir que para mí, hay escritores que no crean arte. Por ejemplo, los que tocan la novela negra, muchos se basan de casos jurídicos, de los juzgados. Eso es un filón, pero no sale de ellos. Es solo cuestión de tener tiempo y de recopilar datos. Para mí, la literatura como arte debe ser ficción. Debe tener emoción, belleza, riesgo y compromiso. Hoy falta mucho de estos dos últimos componentes. Cuando se lee, se echa en falta. No hay respuesta a la realidad social. Por ejemplo, el amor o la felicidad. Creo que tenemos una imagen muy viciada de ambos. Sería bueno escribir más sobre ello.

-Unos de los objetivos de este certamen es impulsar la participación y el papel activo de las personas mayores. Hay mucho que aportar aún después de la jubilación, imagino.

-Todo depende de la vida que se haya tenido antes de la jubilación. Si ha sido monótona y aburrida, cuando dejas de trabajar, será igual. Por lo contrario, si tu vida ha sido intensa, con aficiones y estudio, después de la jubilación, tendrás mucho que aportar. De todas formas, lo importante es hacer algo creativo. La creatividad es un componente importante para llegar a la felicidad.

-Es curioso cómo cuando se está en plena etapa laboral, la mayoría piensa en su jubilación y cuando llega esta, uno se ve joven para dejar de trabajar. ¿Cómo lo llevó usted?

-Lo que está claro es que durante la jubilación no se puede hacer nada que no se haya hecho antes. No puedes dedicarte al deporte, si antes no lo has hecho. El problema es que la sociedad no está prepara, en muchos casos, para esta etapa y por ello se aferra a seguir trabajando. Yo tenía la ilusión por la escritura. Si no hubiera caído en el vacío de la jubilación.

-¿Ha cambiado la imagen de la sociedad sobre las personas mayores o siente que no es justo el lugar que ocupan, con la sabiduría que acumulan?

-El problema es que la sociedad prepara a los jubilados para realizar actos pasivos, culturales: ir al teatro, al cine, conciertos de música clásica, juegos de mesa... Pero preparan poco para hacer algo creativo. De esta manera, se recurriría más a nosotros. Nos verían de otra manera. Sería más interesante que se invirtiera en talleres de pintura, escritura, música. Igual no interesa, porque entonces pensamos más y damos problemas (risas).

-Una de las iniciativas puestas en marcha por la Universidad Permanente (Unate) es solicitar a la RAE el cambio de la definición de vejez, por estar cargada de menosprecio y prejuicios.

-El concepto tradicional de vejez hay que superarlo con hechos. No vale solo cambiar el significado de la RAE. Y creo que así se está haciendo. Yo participo, junto con muchas otras personas, en el programa Senior de la Universidad de Cantabria. También tenemos el ejemplo de la Universidad Permanente. Son actividades muy interesantes. Por todo ello, está demostrado que la persona ha cambiado, por lo que hay que cambiar la definición.

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