![Los gestos que hemos recuperado](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202106/28/media/cortadas/GESTOS23-kBFB-U140853843002UnE-1248x770@Diario%20Montanes.jpg)
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De forma paulatina, la población ha normalizado situaciones que hace poco más de un año y medio habrían sido difíciles de creer. La distancia se impuso en una sociedad que no necesita excusas para juntarse con amigos y familia. Mientras, la mascarilla escondió ... gestos y expresiones que a veces sustituían a las palabras: una sonrisa, una carcajada, una mueca o verle la cara a ese cantante que pone banda sonora en la calle. Situaciones que la nueva normativa que permite no llevar el protector en los exteriores ha traído de vuelta.
En mitad de la acera, durante el paseo por la Alameda de Oviedo, en Santander, David Rivas puede hablar tranquilamente con su pareja, sin esa barrera a la comunicación que a veces incluso complica enterarse de la conversación. Puede sonreírle y hacerse entender más allá de los ojos. «Es una sensación diferente», dice, que «hemos echado de menos». Aunque tenga que taparse la cara de nuevo en cuanto la calle se llene y seguir con el mismo «cuidado» que hasta ahora.
Quizá lo de toparse con gente con mascarilla está ya tan interiorizado en la sociedad que casi sin querer se han olvidado algunas imágenes que antes era más habitual observar en el día a día. Por ejemplo, ver a alguien retocándose el maquillaje o pintándose los labios. Jenifer Sainz por fin puede salir sin preocuparse por dejar la mascarilla marcada. «Antes te manchabas entera y no era práctico», resume. También hay un gesto que se repetirá cada día más: el de bajarse y volver a colocarse la mascarilla de forma constante o sacarla del bolsillo. Rafael Menéndez la lleva en el cuello y se la baja sobre todo porque «llevo las gafas y se empañan», reconoce. Pero vuelve a colocársela en cuanto la calle se nutre de gente.
Por ejemplo ya es posible intuir quién lleva auriculares con música o porque está hablando por teléfono. Vuelven a leerse los labios y tiene sentido hacer una mueca a los más pequeños. Un momento que, sentada en un banco de la calle Burgos, Ana Prieto comparte con su hija. Además han aparecido rostros nuevos como el de Ángel Cárdenas, ese artista callejero que hasta este sábado cantaba con mascarilla y que ahora, como mantiene la distancia, ya enseña la cara.
Con la mascarilla, a veces maquillarse era poco práctico. Jenifer Sainz no sólo agradece poder prepararse sin mancharse, además, aprovecha el paseo para retocarse el pintalabios. Una escena casi olvidada.
Ángel Cárdenas, artista callejero, cantaba con la cara tapada hasta que cambió la norma. Ahora, como mantiene la distancia, coloca su altavoz en Jesús de Monasterio y, micrófono en ma-no, muestra su rostro mientras canta.
En la calle vuelven a verse también padres y madres que juegan con sus hijos, les hacen muecas, sacan la lengua o comparten carcajadas. A cara descubierta. Ana Prieto se ríe con su hija mientras pasea por la calle Burgos de Santander.
Ir con la cara descubierta también permite leer los labios y recuperar la imagen de alguien hablando por teléfono o con auriculares como Juan Portillo, que aprovecha el paseo por la capital cántabra para charlar con un familiar.
Sin la barrera comunicativa que supone ir con la cara tapada por la calle, David Rivas, mientras da una vuelta por la Alameda, en el centro de Santander, vuelve a compartir sonrisas con su pareja que ya no se quedan en los ojos.
Igual que la sociedad ha recuperado gestos, también estrena otros que se empiezan a repetir a menudo como sacar la mascarilla del bolsillo o el que hace Rafael Menéndez de subir y bajársela según la distancia que pueda mantener mientras camina.
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Ana del Castillo
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