El Gobierno cántabro fía a su nueva alianza con el País Vasco la salida a Europa en ferrocarril

Sobre estas líneas podrá ver usted el mapa facilitado la pasada semana a los medios de comunicación por el Ministerio de Transportes que dirige Raquel Sánchez. En él, se aprecia el trazado del Corredor Atlántico previsto para el próximo año. Bajo el epígrafe general se lee «la infraestructura ferroviaria atraviesa once comunidades y las conecta con Portugal y Francia». En amarillo está Cantabria. Es, junto a La Rioja, la única comunidad del Norte de España que ha quedado al margen del Corredor, la gran línea ferroviaria europea para el tráfico de mercancías –y personas– que, junto al Corredor Mediterráneo, vertebra las principales conexiones por ferrocarril de la península con Francia y, por ende, con los países de la UE. La conexión clave para que las mercancías que llegan a nuestros puertos, entre ellos el de Santander, puedan salir a Europa.

Cantabria no está en el Corredor Atlántico... ni se la espera, pese a los últimos ofrecimientos que ha hecho el Ministerio la pasada semana, el mismo día en el que confirmaba una inversión de 16.000 millones de euros en los próximos años para esta infraestructura. La estrategia del Gobierno regional es otra. Pasa por la alianza con el País Vasco; por el tan deseado tren a Bilbao. Y a eso lo ha fiado todo el Ejecutivo presidido por Miguel Ángel Revilla.

Cantabria ya asistió como un mero espectador a la pugna del Mediterráneo con el Noroeste por el tren. Observó desde lejos la lucha de los lobbys empresariales y políticos de ambas zonas estratégicas del país en su demanda a las autoridades nacionales y europeas de fondos para sus corredores y agilidad para sus trenes. Y renunció al frente común que Asturias, Galicia y Castilla y León propusieron para plantar cara a los gobiernos autonómicos del Mediterráneo en sus exigencias de inversiones para su Corredor. La estrategia de asturianos, gallegos y castellanoleoneses ya ha dado sus primeros frutos:el nombramiento de un comisionado que velará por las inversiones en el Norte del país, los 16.000 millones anunciados, y un calendario donde quedarán por escrito los próximos proyectos a ejecutar, con sus fechas y su dinero.

Cantabria ha optado por mirar hacia el otro lado, hacia el País Vasco. Ha apostado por la alianza Revilla-Urkullu para tratar de lograr, primero, que el tren a Bilbao sea una realidad y, segundo, que las mercancías que lleguen al Puerto de Santander salgan vía el País Vasco hacia Europa. El problema de esta estrategia es la opinión de la UE que, de momento, ha rechazado el tren rápido a Bilbao y que lo ha retrasado, como pronto, a 2040. Aún así, el Gobierno regional se mantiene firme en su posición política y confía en que, si Europa dice no a la conexión con Bilbao, el Ejecutivo central diga sí.

Miguel Ángel Revilla acude hoy a la cumbre convocada por Íñigo Urkullu para presionar al Gobierno francés, que ha decidido retrasar la conexión de alta velocidad con España hasta 2042, para que rectifique. A la reunión, prevista en Vitoria, acudirán también el socialista Adrián Barbón y el popular Alfonso Rueda, presidentes de Asturias y Galicia, que sí han dicho sí a esta segunda alianza.

Urkullu también busca presionar al Gobierno de España después de que Pedro Sánchez se comprometiera a mediar con Macron. Los cuatro ejecutivos autonómicos no han escondido la «preocupación» que les generó el nuevo calendario francés que relegaba la conexión de Alta Velocidad al menos hasta 2042. En la reunión, tras analizar las consecuencias socioeconómicas que tendrá ese retraso, los presidentes tienen intención de adoptar una estrategia conjunta para exigir a Madrid que presione para que el país galo cumpla con el calendario acordado.

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