«El Gobierno se ceba con nosotros, no hay motivos para culpar al sector»

El presidente de los hosteleros se queja de las «incongruencias» del propio Ejecutivo que «hacen dudar hasta a la policía». Como ejemplo, explica que el martes fue junto a cuatro personas más a cenar a una terraza de Torrelavega y «la Policía Local, que vino de buenas maneras, creía que estábamos incumpliendo las normas por culpa del boletín que había sacado Presidencia, pero el de Sanidad nos daba la razón y sí que se pueden estar hasta seis personas reunidas en una terrazas», lamenta. Cuevas critica también la falta de compensaciones económicas: «Si nos quieren cerrar, que lo hagan, pero ¿dónde están nuestras indemnizaciones?». Afirma que la situación entre los asociados «se está desbordando, la gente está muy mal económicamente y muy nerviosa», confiesa. Hasta tal punto que «estamos escuchando barbaridades que quieren hacer y la asociación ya no es capaz de apaciguar a los empresarios», dice.

El presidente de la AEHC pide que «se mida la calidad del aire de los establecimientos, pongan 15 o 20 inspectores para que vean quién cumple mejor, en vez de la tabla rasa que han impuesto». Él está seguro de que una «amplia cantidad de locales de hostelería podrían abrir sin riesgo», pero «analizar la situación en profundidad les da mucho trabajo». Para Cuevas «es vergonzoso» que cuando llaman a Sanidad para resolver dudas sobre la legislación «nos remiten a nosotros mismos».

María José Sáenz de Buruaga, presidenta del PP, mostró su apoyo a los hosteleros tras hacerse públicos los brotes vinculados al sector. «No es casualidadque Sanidad haga públicos los datos de brotes». Lo que para ella es una «burda manipulación que no puede ser más miserable». Anunció que solicitará «inmediatamente», en el Parlamento de Cantabria, «el origen de todos los brotes por sectores».

Pablo Sotorrio, gerente del bar Floridita en Santander, confirma que el suyo es uno de los establecimientos que aparecen en la información de los brotes de hostelería –en la que no se especificaban los nombres de los negocios–. Sotorrio habla de «venganza» ya que fue uno de los hosteleros que acudió a El Astillero a increpar a Miguel Ángel Revilla a la puerta del centro de salud, tras anunciarse las nuevas restricciones al sector hosteleros: «Siempre que hemos hecho algo sonado, como la caravana de noviembre, nos han restringido más», lamenta.

El brote de su bar comienza el sábado 20 de marzo y lo último que sabe Sotorrio de la Consejería fue hace dos semanas. «Ha pasado un mes, ¿por qué lo sacan ahora? Porque fuimos a El Astillero». En su caso sólo dio positivo una empleada después de ser sometidos a tres pruebas PCR. «Con un positivo en toda la plantilla en un año entero, no lo habremos hecho tan mal», resume. «Lo que buscan es convertirnos en los malos», entiende. «Quieren que la gente piense: mira la que le montan a Revilla. Y esa visión es completamente falsa», aclara Sotorrio. «Me he sentido señalado, pero lo mismo que me ha pasado a mí le podía haber pasado a cualquier otro. Lo único que buscan es hacernos daño», concluye.