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Una vecina de Ampuero compra el pan con la mascarilla del Gobierno.

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Una vecina de Ampuero compra el pan con la mascarilla del Gobierno. Abel Verano

El Gobierno defiende la eficacia de sus mascarillas ante el aluvión de críticas

El análisis del material, hecho «conforme a las reglas de Sanidad», concluye que «su protección es el 83%, el triple que las de tela»

Daniel Martínez

Santander

Lunes, 13 de abril 2020, 14:55

El Gobierno de Cantabria comenzó en la tarde del sábado a distribuir por todos los hogares de la comunidad autónoma 1,2 millones de unidades de mascarillas para uso masivo de la población. Un elemento de protección que, como ya había adelantado al ejecutivo, no estaba pensado para su uso profesional, sino como una barrera durante el tiempo que la persona esté en la calle para ir a la compra u otras actividades que permite el estado de alarma. Desde entonces, las imágenes y los vídeos sobre las mascarillas no han dejado de circular por las redes sociales, casi siempre acompañadas de comentarios burlones sobre su poca consistencia teórica y poniendo en duda su efectividad.

En el Gobierno regional están sorprendidos por esta respuesta y se han apresurado a defender la utilidad de estos antifaces desechables de un solo uso para contener el coronavirus. Según la evaluación técnica a la que han sido sometidas, su eficacia de filtración -la capacidad para cumplir su función principal- es del 83,4%, frente al 95% que alcanza una mascarillas quirúrgica tipo. En el Ejecutivo reconocen que lo ideal sería distribuir a toda la población este segundo tipo de mascarillas, pero no es posible. Lo sería difícilmente desde el punto de vista económico, pero sobre todo por la situación actual de un mercado completamente saturado. No hay stock suficiente teniendo en cuenta que ambas son de un único uso, tanto las mascarillas que ha empezado a distribuir el Ejecutivo como las quirúrgicas.

«Es un producto de 10 céntimos que protege pese a su apariencia sencilla»

redpapel, suministrador

«Se trata de dar respuesta a un problema de abastecimiento. Lo ideal es que todo el mundo tenga una mascarilla quirúrgica, pero no hay capacidad de producción», apuntan desde Redpapel, la empresa proveedora, que tiene sede en Camargo. «Es fantástico que la gente pueda tener en sus manos un producto de 10 céntimos con el que salga protegido», apuntan sus responsables, que recuerdan que su eficacia el tres veces superior al de las de tela que se pueden elaborar en casa. Desde Redpapel explican que esto es posible gracias al proceso de fabricación. Pese a su apariencia sencilla, apuntan que su composición, de viscosa hidroendredada emula un tejido, pero lo supera en su eficacia.

Se trata de una variedad que no figura dentro de la lista de mascarillas que evalúa la Unión Europea, ya que se ha hecho de manera específica para la crisis actual. Su grado de protección es menor al de las homologadas, pero tiene la virtud de que se pueden fabricar hasta 500.000 al día, lo que satisfaría las necesidades de Cantabria. No está homologada, pero sí atiende a las recomendaciones de urgencia que han elaborado de manera conjunta en España cuatro ministerios. Atiende así a las especificidades que exige Asociación Española de Normalización, el organismo competente.

Trabajo, no tan optimista

Aunque desde el Gobierno defienden que este elemento sirve tanto para evitar que una persona sana adquiera el coronavirus como para que el ya enfermo lo propague, la guía que ha elaborado el Ministerio de Trabajo es menos optimista. Para las mascarillas sanitarias, grupo en el que se pueden encuadrar las que se distribuyen ya (y lo seguirán haciendo esta semana en la comunidad autónoma), afirma que «no están diseñadas para proteger ante ningún riesgo», mientras que sí tienen propiedades para frenar la propagación de una persona enferma a una sana.

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