El Gobierno se enreda con el pasaporte covid

No sólo resulta difícil entender lo que pasó en aquel momento, tampoco es fácil enumerar con cierta lógica los acontecimientos de aquellas dos semanas en las que, como también ocurrió en otros territorios -el País Vasco es el ejemplo más evidente y el que más negativas ha acumulado en este tiempo-, los tribunales asestaron sonoros varapalos a la Consejería de Sanidad.

El 27 de julio, Cantabria anunció el cierre total de la hostelería en todos los municipios con riesgo alto o muy alto. Ante la contestación social y la desautorización pública del presidente Revilla, la Consejería reculó y optó por seguir el ejemplo de otras comunidades y activar el semáforo covid. Aquí, no de forma general en toda Cantabria, sólo en las localidades con más riesgo de contagio a tenor del semáforo covid. Se anunció el día 29 de julio, comenzó a funcionar el 30 y sólo estuvo vigente desde las dos hasta las ocho de la tarde. ¿Por qué? El TSJC aceptó las medidas cautelares que pedía la Asociación de Hostelería a la resolución anterior -la del cierre de la hostelería con independencia del pasaporte-, pero no se pronunció sobre la necesidad de mostrar el 'papel' antes de entrar en bares y restaurantes.

El resultado fue incertidumbre absoluta: la mayoría de negocios se negaban a pedirlo, pero Sanidad afirmaba que el pasaporte no había perdido vigencia. Un sindiós. La respuesta de la Consejería de Sanidad fue amenazar con sanciones a todo aquellos locales que no reclamaran el certificado. Pero a los dos días el TSJC volvió a pronunciarse y ya lo que desactivó fue el semáforo covid. Como este sistema de niveles de riesgo era también el que establecía en qué municipios era necesario usar el pasaporte, ambas figuras decayeron.

Y así se llegó a la sexta ola pandémica y al mes de noviembre. Mientras otras comunidades autónomas pedían autorización previa a sus tribunales, Cantabria, en boca del director de Salud Pública, Reinhard Wallmann, descartaba el pasaporte al entender que «no es lo suficiente efectivo a la hora de cortar las cadenas de transmisión» y puede dar incluso «sensación de falsa de seguridad» que relaje las precauciones. Decía que «de momento», pero su postura era clara.

Este pasado lunes, tanto Wallmann como Rodríguez ya no lo descartaban, y el martes viraban totalmente para confirmarlo. Todo después de saber que, aunque los jueces vascos no habían permitido al lehendakari activar el pasaporte, el Supremo sí había aceptado el recurso y dado el visto bueno. Es decir, que en el caso de los jueces cántabros tuvieran un pronunciamiento similar, Sanidad tendría el respaldo de un órgano de mayor rango. Si no hay cambios, Cantabria pedirá el viernes autorización para que el pasaporte sea por tercera vez una realidad.