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El Gobierno regional ha logrado alcanzar un acuerdo con el Ministerio de Transición Ecológica que pone fin al conflicto del agua. Cantabria ha obtenido de la Administración central la autorización especial que le permitirá utilizar el pantano del Ebro para garantizar el suministro a Santander ... y a todo el arco de la bahía, especialmente durante el verano.
En virtud de esta resolución, fruto de las negociaciones que ha venido realizando el consejero de Obras Públicas, José Luis Gochicoa, Cantabria podrá captar del pantano, todos los años, hasta 26 hectómetros cúbicos. El acuerdo, sin embargo, obliga a la comunidad autónoma a devolver la cantidad obtenida. ¿Cómo? Mediante aportaciones durante el invierno desde puntos altos de los ríos Besaya e Hirvienza (Aguayo), aunque el documento establece que puede haber un desfase de hasta 12 hectómetros cúbicos. La autorización tiene una vigencia de cuatro años, momento en el que deberá revisarse el cumplimiento de todas las condiciones para su posterior renovación por el mismo periodo de tiempo. Entre estas condiciones figura la comprobación de que el caudal aportado por Cantabria y las captaciones del pantano del Ebro están equilibradas, siempre con la salvedad del desfase de hasta 12 metros cúbicos.
Tal y como establece el Plan Hidrológico Nacional, el documento habla de «almacenamientos» de agua en el pantano del Ebro durante el invierno para su retorno en verano, aunque desde el Gobierno regional aseguran que bastará con trasvasar una pequeña cantidad para disponer ya de la autorización para recurrir al agua del embalse. Es más, en los próximos días, el Ejecutivo cántabro tiene previsto realizar una pequeña aportación de forma simbólica, lo que supondrá el estreno de la autorización del Ministerio.
Además, desde Obras Públicas se asegura que existe un compromiso verbal por parte del secretario de Estado de que la región no tendrá que devolver 5 hectómetros cúbicos, una de las principales reivindicaciones de José Luis Gochicoa durante las negociaciones, y que pretende que quede reflejada de manera concreta y por escrito durante la redacción de los nuevos planes hidrológicos.
«Es una noticia buena», valoró ayer el propio Gochicoa a preguntas de este periódico. «Santander y el arco de la bahía van a tener la seguridad del abastecimiento del agua durante todo el año y no van a estar con las incertidumbres que se generaban todos los veranos de si teníamos que buscar agua de aquí o de allí», dijo. «Pero también tenemos una satisfacción contenida -añadió- por las condiciones de la autorización especial. Es cierto que se soluciona un problema histórico cada vez que el Pas se queda sin agua en sus zonas altas, pero también nos obliga a una serie de devoluciones, que no las vemos muy problemáticas porque al ser zonas altas del Besaya y del Hirvienza no generarán un excesivo gasto energético», explicó el titular de Obras Públicas. Para Gochicoa será determinante «vigilar que se cumpla» el compromiso verbal del secretario de Estado para no tener que devolver 5 hectómetros cúbicos, más o menos la cantidad de agua que todos los años necesita captar la región del pantano para garantizar el abastecimiento.
El acuerdo viene a solucionar un conflicto que data desde 2015, cuando los tribunales, tras un recurso de la asociación ecologista Arca, tumbaron la autorización de la que disfrutaba Cantabria para captar agua del pantano del Ebro. Ni bajo el Gobierno de Mariano Rajoy ni bajo la primera etapa de Pedro Sánchez pudo Cantabria resolverlo pese a sus constantes demandas.
Todo empezó cuando en 2001 el Plan Hidrológico Nacional declaró de interés general el abastecimiento de agua a Cantabria, la única región que no cuenta con un embalse regulador que guarde el agua del invierno para el verano. Para suplir este déficit, en 2008 se aprobó el proyecto del bitrasvase del Ebro. Además, los cántabros obtuvieron el derecho a captar 26 hectómetros cúbicos para dotar de agua a la región en los periodos de sequía.
El compromiso establecía que Cantabria debía devolver ese agua, lo que suponía un elevado gasto energético debido al bombeo. La fórmula elegida consistía en que cada cuatro años se hacía un cálculo del agua que desbordaba el pantano. Si superaba esos 26 hectómetros, Cantabria no tenía que devolver nada. El hecho cierto es que la región nunca ha tenido que retornar agua al Ebro porque al pantano le sobra con creces.
Pero todo cambió cuando en este escenario apareció Arca. El colectivo ecologista, temeroso de que esa concesión de agua supusiera el crecimiento desordenado de edificaciones en la región, recurrió ante los tribunales el proyecto y la autorización especial de captación de agua del Ebro. Cuando en 2015 la Audiencia Nacional estimó la demanda y anuló el proyecto por un defecto en la tramitación ambiental realizada por el Ministerio (omitió el trámite de información pública), todo el plan de abastecimiento de agua quedó patas arriba. A partir de ese momento, el derecho de los cántabros a recibir los 26 hectómetros cúbicos perdió también su vigencia.
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