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A eso de las diez y media, el ruido era potente en el solar pegado a Puertochico en el que se levantará el futuro Museo de Prehistoria y Arqueología, aunque por las rendijas del enorme vallado que rodea la explanada no se viera demasiada actividad. ... Para saber lo que estaban haciendo fue necesario coger altura. Desde uno de los edificios, una panorámica completa. Una máquina perforando (la que provoca el ruido), otra parada (una pala para recoger y mover material), dos furgonetas y dos operarios tomando mediciones. O sea, que en mayor o menor medida, la actividad sigue. Y, pocos minutos después, eso mismo confirmaba la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga (PP), a preguntas de los periodistas en una visita a San Vicente de la Barquera. Que «a la paralización de la obra» que se solicitó por parte de Dragados –el origen de todo está en los problemas «de cimentación» y la presidenta confirmó con su respuesta la petición–, «la respuesta de la Administración ha sido decir que no procede». Dijo eso y confirmó lo que ya se había adelantado semanas atrás. Que seguir con la obra del Mupac y terminarla supondrá «un sobrecoste relevante».
Para saber cuánto exactamente y cómo se van a solucionar los problemas habrá que esperar. Pero no mucho, según explicó Buruaga. «Estoy esperando un análisis detallado de la situación y espero que llegue esta semana. De las posibles soluciones, que es lo verdaderamente importante». Lo previsto es que en ese margen la presidenta explique qué van a hacer, con el objetivo de solucionar «todos los problemas de raíz y en una única decisión para que el Mupac pueda seguir adelante sin ser una fuente constante de problemas y llevarlo a buen puerto cuanto antes». Justo de esto, según explicó, se están ocupando en estos momentos los técnicos, dado que se trata de una solución, precisamente, «de carácter técnico» y un paso previo antes de «pasar a tomar una decisión en el ámbito político».
«En cuanto tenga todos los pormenores lo trasladaré y espero hacerlo –reiteró– esta misma semana». El Gobierno de Cantabria, concluyó la líder de los populares, está haciendo «todo lo posible» para que «no se produzca ni ahora ni en el futuro» una paralización de los trabajos.
¿Y qué están haciendo exactamente en la obra? La tarea estaba centrada ayer a la altura del esquinazo del solar vallado entre las calles San Vicente de la Barquera y San Martín (para hacerse una idea, frente al muro del jardín de Los Escolapios). Allí es donde picaba –con estruendo– la máquina. La imagen era la de un martillo percutiendo sobre la roca entre grandes piedras y junto a un charco de dimensiones considerables.
A unos metros de distancia (en la esquina, en este caso, más próxima a Puertochico, la que está cerca de la farmacia), dos operarios hacían mediciones con una máquina sobre un trípode. Y allí al lado tenían aparcadas las dos furgonetas. Por resumir la escena, las dos máquinas, los dos vehículos, los operarios, el vallado y seis módulos (casetas de obra), más allá del material de obra apilado en la zona cerrada de la subida a Canalejas, a un lado del solar en el que se trabaja.
«Hace un par de semanas sí que pararon unos días y la verdad es que lo agradecimos mucho», explicaba a El Diario un vecino con vistas sobre el solar –lo de agradecerlo, claro, por el ruido, porque suena fuerte–. La zona parece estos días un campo de batalla, porque la tarea coincide con la de las rampas mecánicas de Canalejas y la de los bajos del Mercado de Puertochico. Su sensación era, además, que la máquina que está tratando de excavar en la roca (la que hace ruido) «se ha averiado en alguna ocasión». «Vinieron unos técnicos a arreglarlo». Más allá de tratarse de una apreciación personal de un testigo, el relato sí que podría encajar con las dificultades que ha expresado la empresa adjudicataria de los trabajos.
Buruaga «Vamos a ver si solucionamos todos los problemas de raíz en una única decisión»
Plazos La presidenta adelantó que tiene previsto dar todos los detalles de la obra esta misma semana
Ayer, sobre el terreno Una máquina trabajando, otra parada y dos operarios tomando mediciones, la imagen
Tira y afloja PP y PSOE, Gobierno y oposición, polemizan sobre la responsabilidad de paros o sobrecostes
Para contrastarlo y conocer el estado real de las actuaciones, este periódico contactó ayer con Dragados. Para saber hasta qué punto se sigue trabajando (si en mayor o menor medida de lo previsto), si efectivamente se ha parado en algún momento o si se ha avanzado en la solicitud de modificación del contrato que se hizo por parte de la compañía. También si en este tiempo se puede hablar de modificación de los plazos previstos (si se mantienen los iniciales) y de las necesidades para ejecutar la obra. Al cierre de esta edición, desde Dragados no habían respondido. De todo eso se supone que informará el Gobierno.
Porque el asunto se ha enrevesado. Más allá de alguna discrepancia en cuanto a criterios de actuación entre la empresa constructora y la dirección de obra (que corresponde a los arquitectos autores del proyecto), la polémica viene, sobre todo, por el lado político. El Mupac fue la 'niña bonita' de la gestión del lado socialista del bipartito, algo de lo que siempre ha presumido el exvicepresidente Pablo Zuloaga, que aseguró que, si la obra se paraba, la responsabilidad sería «del nuevo Gobierno». Dijo, de hecho, a Buruaga que dejase «de mentir». Porque la actual presidenta dijo en el Parlamento que Dragados había pedido paralizar las obras al encontrarse problemas y acusó al anterior Ejecutivo –y, en concreto, a Zuloaga– de haberse «callado».
Según la documentación a la que tuvo acceso El Diario, la empresa solicitó la suspensión del contrato para proceder a realizar un modificado de obra el 29 de junio –Buruaga tomó posesión el 3 de julio–. Una semana después, la Sociedad Regional de Cultura (provisionalmente aún con el socialista Jorge Gutiérrez a la cabeza y que es el ente público que encargó el contrato), aceptó iniciar el expediente para negociar esa modificación. El burofax con esa petición se envió el 30 de junio y llegó el 3 de julio. Lo que decía Dragados es que existe una «imposibilidad técnica de ejecutar la solución constructiva» inicial para la contención de las tierras.
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